Dichosamente, el amor siempre ha sido caprichoso. Indefinido, también; impredecible, siempre. Sin embargo, cuando se apodera de una persona, sólidamente embarga todo. En Una furtiva lagrima , el aria más famosa de la ópera El elixir de amor , Nemorino canta sobre su amada: “¡Un solo instante el pálpito de su corazón deseo sentir! ¡Mis suspiros confundir con los suyos!”. Ningún otro sentimiento humano es tan exigente, por suerte para el arte.
El elixir de amor, una de las obras más populares de su género , celebrará funciones de mañana, domingo 26 de julio, al viernes 7 de agosto. Gaetano Donizetti estrenó esta ópera cómica en 1832, en Milán; desde entonces, ha sido apreciada por la belleza de su música y el encanto de sus amores bucólicos. Será el tradicional montaje del año de la Compañía Lírica Nacional, con artistas de la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Sinfónico Nacional.
El italiano Marzio Conti , director invitado para la producción, celebra esta elección, pues ha grabado muchas veces a Donizetti (autor de óperas como Lucia di Lammermoor y Don Pasquale ). De esta obra, con libreto de Felice Romani, aprecia “la brillantez, la cantabilità , su ímpetu y sus momentos de calma”.
La estadounidense Mary Birn-baum será la directora escénica, encargada de un montaje apegado a la tradición. “Quería asegurarme de que me acercase con un ojo moderno y fresco. Me gustaría pensar que se siente ‘del 2015’, en cierto modo”, comenta.
Cuento de amor. Nemorino (interpretado por el estadounidense William Davenport y el tico Ono Mora que se turnarán en las funciones) es un ingenuo chico de aldea, algo tímido y prendado de Adina, la hacendada (la cubana María Aleida Rodríguez y la costarricense Ivette Ortiz). Por supuesto, ella lo rechaza.
No obstante, aparecerá en escena Dulcamara (Stefano de Peppo y Gabriel Morera), quien viaja de pueblo en pueblo dando soluciones a cualquier problema –vendiéndolas, claro–. En este caso, por supuesto, tiene a mano una poción de amor, justo como la del cuento de Tristán e Isolda. Es ideal para Nemorino.
Con esta pócima, o simple agua y vino, Nemorino espera vencer al Sargento Belcore (José Arturo Chacón y William Hernández), presumido y apuesto competidor por los amores de la grácil Adina. Los aldeanos, como la animada Giannetta (Keren Padilla y Yanel Sánchez), viven con estos confundidos personajes una historia narrada con música brillante y dulce.
Para los cantantes de la Compañía Lírica Nacional, este montaje será una prueba de resistencia. “Es un reto que haya dos elencos y comprender el equilibrio entre los dos elencos, y llevar a las personas que tienen menos experiencia, en una ópera tan difícil, a un nivel apto para el Teatro Nacional”, detalla el maestro Conti.
En un ensayo el lunes, Ono Mora probó una y otra vez distintos acercamientos vocales a una escena exigente, compartida con José Arturo Chacón y miembros del coro. En ella, marcha, hace ejercicios, se agita y, al final, debe dar lo mejor de su voz. “Lo más enriquecedor de este papel, para mí, ha sido el aprendizaje, tanto musical como escénico”, confiesa el tenor.
“Nemorino es un personaje muy pizpireto, atrevido e inquieto; es muy tímido, cosa que yo no soy, e ingenuo. Uno debe aprender a transmitir esa ingenuidad a través del gesto y el movimiento escénico”, cuenta Mora.
Para facilitar tanta actividad, el diseñador Milo Junco explica que ha procurado trabajar en una escenografía que permita la fluidez del tránsito de tantos personajes y, a la vez, que luzca bella y adecuada para su época.
Este desplazamiento inquieto se une a la exigencia del bel canto, demandante en su técnica vocal. La soprano costarricense Ivette Ortiz, quien estudia en Tucson, Arizona, confiesa que es un desafío. “Ser cantante a estos niveles es como ser atleta: uno va entrenando y entrenando para un maratón (como este). Aquí en Costa Rica, es una bendición tener una ópera, pero es difícil convertirse en cantante de ópera cantando solo una al año”, opina.
No obstante, confía en que sus estudios y trabajos en montajes como Hansel y Gretel , en Estados Unidos, llene las expectativas de un rol atareado como es Adina.
La directora escénica disfruta estas cualidades de la protagonista. “Amo Elixir porque es sobre una mujer fuerte. Ella está en control y lo sabe”, asegura Birnbaum, que dirige una ópera en Costa Rica por primera vez. “Desde el inicio, Adina dice: ‘Soy caprichosa. No puedo decidirme’. Es algo muy real decir: soy un desastre, no te amo en este momento. Para mí, es la mejor representación de amor en escena”, agrega esta directora.
Humor. Este juego se anima con personajes clásicos de la llamada ópera bufa como el que corresponde a Dulcamara. “Es un personaje típico de la ópera bufa italiana, que llega desde finales del siglo XVIII y principios del XIX”, explica Di Peppo.
Oportunista y manipulador, Dulcamara destaca por una actitud fuerte y amplias oportunidades para brillar. “Tiene una personalidad muy fuerte porque llega de pueblo en pueblo para engañar a los campesinos , a la gente simple y humilde, vendiendo este líquido bueno para todas las cosas. Se vuelve el elixir de amor cuando Nemorino le pide que le venda uno, como en la historia de Tristán e Isolda”, continúa el bajo.
Como otros personajes de la ópera, Dulcamara requiere de dicción clara y rápida, con algo de comedia. “Por mi físico y mi forma de actuar, tiendo a darle algo de cinismo; es muy pícaro, debe tener mucha chispa. Es un hombre que ha tenido que luchar para tener algo de comer todos los días”, expresa Di Peppo.
Donizetti tomó un acercamiento muy romántico a un tema que había tenido abundantes tratamientos trágicos –por ello, incluyó tres duetos de gran peso vocal entre la soprano y el tenor–. Mary Birnbaum considera que, en el fondo, se trata de transacciones: en cada escena, ocurre un intercambio, ya sea de dinero, secretos, sueños o esperanzas.
Entre ese carácter bufonesco y la solemnidad, los personajes ofrecen un vivaz intercambio de pasiones. “Se le han dado dos interpretaciones a Dulcamara: hay barítonos que lo tratan de un lado más cómico, y otros, más solemne. Creo que la música se encarga de definirlo. El personaje es arrogante, dice que no hay mujer que se resista a la vista de un sargento”, dice el costarricense José Arturo Chacón.
Si el amor confunde al espíritu, abre nuevas vías para la música, para nuestra suerte.
Las funciones serán del domingo 26 de julio al viernes 7 de agosto. Las entradas para El elixir de amor se pueden adquirir en la boletería del Teatro Nacional y en su boletería digital: www.teatronacional.go.cr . Los precios de acuerdo a la localidad son: galería lateral, ¢2.000; galería central, ¢6.000; galería, primera fila, ¢8.000; palcos en general, ¢17.000; luneta, ¢24.000; butaca, ¢30.000.