Redacción
A orillas de los ríos de Babilonia, los judíos se sentaron y lloraron. Pensaban en Sión, de donde Nabucodonosor los había expulsado, como tantos otros pueblos oprimidos en su hogar. Contra la violencia, solo quedan la esperanza y la dignidad; su himno es la ópera Nabucco .
La primera gran ópera de Giuseppe Verdi (1813-1901) llegará este jueves al Teatro Nacional como el estreno de temporada de la Compañía Lírica Nacional.
El italiano Elio Orciuolo dirige a un elenco internacional en este montaje, que estará en escena por siete funciones.
La Compañía Lírica Nacional une fuerzas, una vez más, con la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Sinfónico Nacional para revivir este relato de 1841.
Libertades. Nabucco nació en un momento oscuro para Verdi. Al fracaso de su obra anterior se sumaba el pesar por las muertes consecutivas de su esposa y sus hijos. No quería escribir más música.
En medio de esta depresión, el director de La Scala, en Milán, le mostró un nuevo libreto de Temistocle Solera inspirado en la historia bíblica de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
La obra narra la conquista y expulsión de los judíos de Jerusalén por parte del rey de Babilonia (Nabucco en la ópera). El Sumo Sacerdote Zaccaria anuncia a los hebreos que no teman, pues tiene en su poder a la hija de Nabucco, Fenena (enamorada del judío Ismaele).
En medio de la crisis, Abigaille, supuesta hija mayor de Nabucco y examante de Ismaele. El furioso Nabucco manda destruir el Templo de Jerusalén y expulsar a los hebreos de su tierra. Tras intrigas y venganzas en la familia real, así como la locura de Nabucco y atentados contra las princesas, el rey retoma el trono y adopta la fe judía.
“Todos los italianos nos hemos visto siempre en esta ópera”, detalló Orciuolo. La obra resonó entonces con los italianos que, a mediados del siglo XVIII, vivían bajo la dominación austriaca; el canto judío se hizo propio, un segundo himno no oficial.
A la cercanía sentimental se une el conocimiento de la obra, pues Orciuolo se especializa en Verdi: “Es el autor de mi vida, al que he dedicado todos mis estudios”.
“Desde el punto de vista técnico, Nabucco representa la salida de la ópera belcantística. Por la primera vez, vemos al verdadero Verdi y esa estrecha relación entre la palabra y la música”, explica el director.
Vivo. Con una inversión de más de ¢100 millones y más de 130 artistas en escena, será el primer montaje de Nabucco en Costa Rica. Tres cantantes invitados protagonizan la ópera: la estadounidense Elizabeth Blancke-Biggs (soprano, como Abigaille), el italiano Carlo Colombara (bajo, Zaccaria) y el mexicano Carlos Almaguer (barítono, Nabucco).
Completan el elenco los costarricenses Giselle Santamaría (soprano, Abigaille), Glenda Juárez ( mezzosoprano , Fenena ), David Astorga (tenor, Ismaele), Gabriel Morera (bajo, Zaccaria), Sofía Corrales (soprano, Anna) y Ono Mora (tenor, Abdallo).
Es una obra exigente para sus intérpretes. “En Verdi, dos notas pueden significar un universo”, señala Orciuolo. Cada papel conlleva un desafío: “El papel de Zaccaria es uno de los más difíciles para la voz de bajo, porque hay que tener notas agudas, notas bajas y un canto totalmente verdiano”, dice Colombara, especializado en Verdi.
Almaguer, por su parte, ha cantado el papel de Nabucco por muchos años, y conoce bien a Orciuolo. “Ha sido fantástico, una cosa muy bonita, porque es la primera vez que trabajo en Centroamérica. El coro es fantástico”, comenta.
“Los papeles de las partes secundarias no son de menor relevancia. La gran presencia y protagonismo del coro fue también una revolución en su momento. El coro es protagonista en esta ópera. Seguir en la interpretación dando este sentido de coherencia en una ópera que ha sido escrita de una manera formidable por la síntesis del libreto y por la eficacia dramática de la música”, considera el director musical.
El protagonismo del coro lo evidencia la inmensa popularidad de Va, pensiero, sull’alli dorate (Ve, pensamiento, sobre alas doradas), el lamento que entonan a orillas del río y que se convirtió en canto de amor por la libertad.
La solemne belleza del Templo de Jerusalén y los lujos de la corte babilónica se evocan en la escenografía, de Fernando Castro.
“Es una puesta en escena muy fluida y atractiva que muchos verá por primera vez”, dice la mezzosoprano Glenda Juárez.
En medio del complejo montaje, el mexicano José Medina celebra al personal técnico. “Estamos muy contentos por cómo está engranándose esta ópera tan intensa, bonita y llena de sorpresas”, dice.
Así como la escenografía se llena de escritos, símbolos y referencias a Asiria y la cultura hebrea, el vestuario de Ana María Barrionuevo y los tocados confeccionados por Haydeé Coseani y Manuel Mamilo Sancho también refieren a la era.
Nabucco será la primera ópera de la Compañía Lírica Nacional transmitida por streaming en el sitio del Centro Nacional de Música , www.cnm.go.cr/.
En televisión, se verá en canal 13, el domingo a la 1 p. m., en el espacio Arte trece , y en canal 15 (UCR), el 24 de agosto a las 3 p. m.
“La ópera te deja analizando lo que pasa en el mundo hoy”, dice la directora de la Lírica, Patricia Conde. Si Verdi aún nos quiere decir algo, asistamos a escucharlo.