El grupo nacional 424 se prepara para un espectáculo sin precedentes en su carrera y en la de muchos músicos de su generación. El jueves 16 de febrero se presentarán en un Teatro Melico Salazar casi lleno, en donde unas 900 personas cantarán sus canciones.
El año pasado visitaron este recinto por primera vez para ser teloneros de Natalia Lafourcade y como parte del espectáculo Costa Rica en Concierto, de la Orquesta Filarmónica. Pero esta vez, el público no pagó por un festival o un artista extranjero; vienen a verlos solamente a ellos.
En sste concierto harán un repaso por las distintas etapas de su carera y será la presentación del álbum Siempre Mar , publicado en agosto del 2016 (aún quedan boletos disponibles en www.publitickets.com).
Presentar un álbum en el Melico no es una hazaña común. En 1997 El Parque, Índigo y Gandhi lo hicieron, pero en años más recientes, solamente el grupo de rock progresivo Time's Forgotten lo hizo (2009 y 2012).
Tras ocho años de carrera, el cuarteto tiene la experiencia y el repertorio suficiente y el público como para presentar su álbum en el Melico Salazar.
Escalones. “En México aprendimos que las bandas de allá se esperan hasta siete meses para que la presentación del disco, y eso tiene todo el sentido: la gente ya se sabe las canciones y ambas partes disfrutan más”, explicó en una entrevista el cantante Felipe Pérez.
La mención al país norteamericano no es gratuita: en México han tenido los momentos más importantes de su carrera hasta ahora.
Han hecho giras, teloneado recintos repletos, tocado en el Vive Latino (festival más grande de rock latinoamericano) y fueron invitados por el departamento cultural de la Ciudad de México a tocar en el Zócalo frente a 7.000 personas.
Si uno quisiera atribuir este concierto a un éxito radiofónico, no se podría (apenas ha tenido un solo éxito en la radio local) y no se suelen dar presentaciones masivas en los festivales de veranos del país.
Entonces, ¿por qué se presentarán en un Melico Salazar casi lleno? La respuesta es larga, como los ocho años de carrera, pero la afirmación más segura es que nacieron para hacerlo.
Orden y progreso. “No hemos sido la banda que toca muy a menudo, ni la banda más popular, tener suficiente público para un concierto así ha costado tiempo”, resume Pérez el camino que han transitado.
Actualmente la banda la componen Pérez en voz principal, guitarra y teclados; Eduardo Guayo Mena en guitarra, Leonardo Valverde en bajo y sintetizador y Juan Carlos Pardo en batería.
Formar el grupo fue iniciativa de Mena y Pardo. Desde el primer ensayo (un 24 de abril del 2009), el cuarteto (que entonces incluía al bajista Felipe Oller) quiso destacarse por lo musical y por su trabajo.
“Puede que suene feo decir que es trabajo”, explica Leonardo Valverde, “pero a todos nos gusta trabajar por este grupo y lo vemos como una empresa que queremos sacar adelante, no lo tratamos como un pasatiempo”, agregó.
La carta de presentación del grupo y de ese primer EP fue No quiero hablar. La canción fue un éxito en radios y también ganó popularidad al ser parte de la banda sonora de la serie Niñas mal, de MTV Latino.
El videoclip de la canción también formó parte de la programación de MTV y asombró por mantener una unidad visual entre las fotos de grupo y el arte de sus discos.
Esto fue señal de que, aparte de querer hacer música, el grupo tenía un interés comercial. En ese entonces, demostrar este interés era mala señal, significaba que podían ser “unos vendidos”. Para ellos, profesionalizar su banda no anulaba el valor musical.
“Creo que siempre existió la noción de que 424 era pipi o rajones, por lo que sea que haya pasado, pero uno no debería justificar ser apasionado por algo, menos cuando es algo que a uno le gusta tanto”, explica Pérez.
Además de sus intenciones por llevar su música a otras latitudes, el sencillo --cuando el grupo había empezado componiendo en inglés-- fue otro cuestionamiento para su integridad.
Para rematar, desde el inicio trabajan con un mánager, Roberto Montero, algo no tan común entre los grupos nacionales y más escaso todavía en bandas debutantes. Pero así debía ser.
“Si no trabajáramos tan bien y tan ordenado, yo no estaría en este grupo”, comentó Pardo. Pérez y Valverde coincidieron con su visión.
Momento clave. Cuatro años después de haber sembrado la semilla en México con No quiero hablar, en el 2013, 424 organizó un ambicioso primer viaje a ese país.
“En vez de que ese primer viaje fuera una ida de tres días, fuimos a quedarnos todos juntos en un cuarto de hostel que medía tres metros por tres metros”, recordó Juan Carlos Pardo con una gran sonrisa.
“Hicimos varias sesiones en video y prensa aprovechando que allá hay un montón de medios, hicimos conciertos y vimos un montón de buenos conciertos; a partir de ahí empezamos a ensayar pensando en espectáculos, no conciertos”, agregó el baterista.
La experiencia de tocar en México diez conciertos en cuestión de un mes –más que todos los que tocaron en el 2012– hizo que regresaran con otros ánimos.
Tras la gira, su primera presentación fue con la mexicana Carla Morrison, en la Antigua Aduana y el grupo era otro: Felipe Pérez dominaba mejor al público, los músicos improvisaban en vivo y cantaban a una sola voz temas como En la mañana (del disco Oro, 2012).
En casa. México fue un destino muy importante durante la promoción de Oro, pero ahora, en la era de Siempre mar, 424 quiere acercarse más al público tico para ofrecer los shows que siempre quisieron, pero que hasta ahora tienen el músculo de concretar.
En mayo del 2011, por ejemplo, 424 hizo un show en el Auditorio Nacional con escenografía y vestuario especial para grabar un video, pero el concierto no se llenó y el video nunca fue publicado. Con el Melico se sacarán el clavo.
“Este concierto será la primera vez que todo se presta para hacer un show tan grande. Por fin tenemos el material y conocimiento para hacerlo. Será un buen paso para mostrar lo que podemos hacer”, expresó Leonardo Valverde.
Dicen que les da seguridad que, durante los años, han invertido en equipo técnico para escuchar cómo está sonando “sea en un bar o en un teatro”, explica Pérez. Al día del concierto, 424 habrá ensayado unas 20 sesiones de dos horas cada una.
“Creo que va a ser como ir a un restaurante demasiado tuanis, muy fino, en el que hay entrada, plato fuerte, postre, café y aperitivo. Le queremos dar a la gente un poco de todo”, explicó Juan Carlos Pardo.
La apuesta visual que ha caracterizado al grupo los seguirá hasta el teatro. Emilio Aguilar se encargará de la iluminación y el artista Pollux en encargará de las proyecciones. El grupo nacional Colornoise será telonero.
El repertorio de 424 repasará toda su carrera y eso incluirá canciones del primer EP, que han quedado rezagadas. “Va a ser una celebración de la carrera del grupo”, explicó Leonardo Valverde. El show durará unas dos horas.
“No va a ser como tocar en México abriéndole a otro grupo o ir a enfrentarse a un público que no nos conoce en San Luis Potosí (México)”, expresó Felipe Pérez. “Será como tocar en la casa de uno con un montón de gente en comunión”.
Nota del redactor: Se agregaron las presentaciones de Gandhi e Índigo en el Teatro Melico Salazar, grupos que –en distintas fechas– presentaron sus respectivos álbumes en 1997.