Ha pasado un extenso mes y medio desde que Miley Cyrus acaparó todo tipo de medio de comunicación existente con su presentación en los Video Music Awards (VMA).
Mes y medio en el que su nombre ha aparecido en todos esos medios, todos los días, con titulares nuevos como pan caliente sobre asuntos tan oblicuos como superficiales, como la oferta que le hicieron para dirigir una película porno o su comentario (casi chiste) de que los mayores de 40 años no tienen sexo.
Entre tanta noticia de tuits ‘polémicos’ y comentarios a los que les arrebataron el contexto, el nuevo disco de Cyrus, Bangerz, salió a la venta esta semana, generando opiniones diversas y apuntando a que ocasionará buenas ventas. Es que la artista ya antes había vendido sus cuantos millones de discos, y los dos sencillos que ha lanzado de Bangerz ya llegaron al tope de Billboard en meses pasados.
Acontecer. Desde el 3 de junio –el día en el que se lanzó el sencillo We Can’t Stop–, el fenómeno de la renovada Miley Cyrus ha venido en aumento. La canción, que contiene referencias a cocaína, sexo y fiesta, fue condimentada con un video que incluyó eso y algo más. Hoy, el clip tiene más de 230 millones de visitas en YouTube, y todavía hay personas comentando lo inquietante que les parece.
El fenómeno iba en sublevación y tuvo un vuelo nítido y controlado, hasta que llegó el día de los VMA. Twerking, peluches atrevidos y Cyrus presentándose como un “adulto bebé gigante”, en sus propias palabras, dieron paso a una oleada de comentarios alimentados por el contenido sexual del espectáculo, e incluso con acusaciones de racismo y machismo en la secuencia.
El video para Wrecking Ball (en el que aparece desnuda), rumores de embarazo, declaraciones de su gusto por la marihuana, la portada en la Rolling Stone y apariciones en los principales medios del mundo, entre otros hechos, casi que opacaron por completo a Bangerz.
El disco incluye colaboraciones de Nelly, Big Sean y Britney Spears (la ídolo por excelencia de Cyrus) y tuvo productores como will.i.am y Pharrell Williams. Es el primer disco de la cantante que no tiene sonido pop suave convencional, con algunas guitarras y estilos bailables.
Ahora, lo suyo es el hip hop y las esferas semi electrónicas y dance, una movida natural estando esas texturas y tendencias muy presentes en la cultura occidental.
Hasta el momento, el disco cuenta con una puntuación de 66 en Metacritic, un sitio que saca un promedio basado en críticas de diversos medios. Esa puntuación está catalogada como “críticas generalmente favorables”, ya que ha obtenido veredictos positivos en medios como Los Angeles Times y Entertainment Weekly, y otros regulares en The Guardian y SPIN.
Desafiante. Hace tres años, Cyrus le dijo a Access Hollywood: “Estoy orgullosa de mi personaje, han sido cinco años con Hannah Montana y creo que he ayudado a inspirar a muchas jóvenes, pero ahora intento crear mi propia imagen y desarrollar mi personalidad, aunque el personaje sigue muy presente en mí”.
Mucho ha cambiado en tres años, pero en el documental The Movement, transmitido por MTV, Miley alega que su corazón sigue en el mismo lugar que siempre.
La cinta captura momentos recientes que le han traído a Miley Cyrus una reacción inmediata y detonante. “Me gusta empujar los límites”, dice en el documental.
La polémica la alimenta. Su padre es Billy Ray Cyrus, su madrina es Dolly Parton y su madre es su mánager; ha vivido rodeada de la fama y la celebridad prácticamente toda su vida. Ella sabe lo que está haciendo, y en sus términos lo está logrando; todo esto es una maniobra orquestada, o un “desorden estratégico”, como lo dijo a MTV.
Su madre y mánager, Tish Cyrus, le dice a las cámaras: “Miley creció en el mundo de los famosos, y creo que por eso sabe distinguir entre qué es real y qué es show”.
El el filme, tras su presentación en los VMA, Miley lo soltó: “Nos hemos estado riendo de todas las noticias porque todos estaban tan serios. Es grandioso, porque todavía estoy riéndome, mientras ustedes están agotados. Yo estoy relajada, planeando mi próxima movida. Ya me olvidé de la presentación en los VMA, eso está en el pasado”.
Las percepciones del público en general son variadas. El columnista Bobby Owsinsk, de la revista Forbes, llamó a Miley Cyrus “brillante” por su reinvención estética e ideológica, mientras que la cantante Sinéad O'Connor le escribió cartas en un tono maternal, advirtiéndola de los daños que podría causarle su nueva génesis.
Esto generó todo un debate sobre la femineidad en el que también se involucraron Amanda Palmer y, nuevamente, todos los medios. Cyrus, nuevamente, se rió de la situación, porque desde su punto de vista, no le debe nada a nadie.
“Hay algo acerca de ver las personas crecer. Las personas contraen una conexión, se sienten como si realmente te conocieran y tuvieran derecho (sobre tus decisiones)”, revela acerca de la imagen de Hannah Montana que intenta arrancarse día tras día.
“Cada vez que hago algo, quiero recordar que esto es lo que me separa de todos los demás. No hay otra vida para mí que el entretenimiento. Yo nací para ser lo que soy ahora. Todo el mundo quiere ser un poco lo mismo, y yo quiero ser la que va en contra de eso”, manifiesta cerca del final del documental.
Su autoconsciencia es evidente a lo largo del video, en el que también aparece realmente despreocupada por la polémica y el debate que se ha disparado alrededor suyo.
“Vivo en EE. UU., la tierra de la libertad, y si no te puedes expresar, no eres muy libre”, afirma en la recta final de The Movement.