En una tarde-noche de contrastes, miles de jóvenes se dejaron seducir por la música latina.
Los ritmos electrónicos y alternativos, y los pegajosos reggaetón, vallenato y hasta cumbia, tomaron ayer, durante ocho horas consecutivas, el Centro de Eventos Pedregal, en Belén.
Ahí se realizó el Picnic Festival, actividad que en su segunda edición logró convocar a un público que no solo estaba sediento de buena música y baile, sino también de arte y cultura.
En esencia, Picnic es más que música: la actividad –producida por la promotora Jogo– incluyó un sector gastronómico y otro dedicado al estilo y la moda.
El evento congregó únicamente a mayores de 18 años, quienes comenzaron a arribar al recinto desde las 3 p. m. y se mantuvieron fieles hasta después de las 10 p. m., cuando esperaban ansiosos la llegada del colombiano Carlos Vives.
Como cualquier actividad de índole maratónica, la cantidad de público aumentó conforme avanzaron las horas. Al finalizar la noche, la organización precisó que asistieron 7.000 personas. Todas le dieron vía libre a la fiesta.
Primeras horas. El DJ costarricense Fede Fernández fue el primero de los ocho artistas musicales que salieron a escena.
Sus mezclas electrónicas las acompañó una amenaza de lluvia que estuvo latente hasta entrada la noche. Después, la garúa que se quiso convertir en aguacero se disipó entrado el anochecer.
La música que programó Fernández no solo compitió con el clima, sino también con el juego debut de la Sele en la Copa América, que aglutinó a los presentes frente a una gran pantalla que se instaló en uno de los toldos. Fue el único momento en el que el festival tomó aires deportivos.
Finalizado el encuentro contra Paraguay, el área de parqueo del Pedregal se comenzó a llenar y los costarricenses de Entrelíneas se robaron los primeros gritos y aplausos del público interpretando covers y temas originales.
Tras los nacionales llegó el turno del DJ Vega, quien puso a sonar, entre otros, los éxitos del momento. De ahí que temas como Party Animal, del jamaiquino Charly Black, o Duele el corazón , de Enrique Iglesias con Wisin, lograran protagonismo en la gala.
Con la llegada de la noche, era el turno de los nacionales de Cocofunka y de los DJ Jürgen Dorsam y Tocuma, los abrebocas al primer invitado internacional del festival: Mike Bahía.
El originario de Cali, Colombia, salió a las 8:05 p. m., 20 minutos después de la hora prevista. Para ese entonces el ambiente entre el público era efervescente. El primer tema que interpretó fue una versión acústica de Buscando te encontré con el que se topó con un gran coro en el público.
Luego vino Le hace falta un beso, y a juzgar por la reacción del público sin duda fue el tema más esperado de la noche. Continuó con Tarde para luego dedicarse a interpretar covers y, minutos después, la versión original de Buscando te encontré.
Por unos minutos el escenario fue cedido de nuevo al grupo de DJ Jalamelule, que sirvió de telonero del plato fuerte de la noche: el colombiano Carlos Vives.
Déjame entrar fue el tema con el que Vives abrió su concierto que desde el inicio provocó ovaciones del público costarricense y colombiano, mayoría de la actividad.
El colombiano supo cómo ponerle fin a una fiesta que tenía varias horas de estar encendida. Con Ahi llego yo reunió al público en una sola voz. También lo hizo con Carito y La gota fría.
Bailar contigo, Quiero casarme contigo y Fruta fresca hicieron estragos sobre la gran pista de baile en que se convirtió Pedregal, logrando llevar al público al clímax.
La presentación de Vives se extendió hasta pasadas las 11:30 p. m.
El segundo año de Picnic mostró grandes señales de mejoría y es, hasta ahora, uno de los proyectos más cercanos a la definición de un festival local.