Dios, agotado de pintar el cielo, tomó un descanso y puso los pinceles en al agua de un río, tiñéndolo de color turquesa. Así, cuenta la leyenda, nació la sétima maravilla natural de Costa Rica : río Celeste.
Aunque hay estudios que revelan los aspectos científicos del fenómeno, lo cierto es que en río Celeste cualquier turista se siente en el cielo. El paisaje es una obra de arte. Hasta el oficinista más estresado cede ante la sensación de paz y tranquilidad.
Se trata de un cielo que huele a azufre, pues se ubica en las faldas del volcán Tenorio, en el parque nacional que lleva el nombre del coloso.
Río Celeste, sus cataratas y Los Teñideros son los principales atractivos del destino; pero, dentro del parque, hay más tesoros: aguas termales, vistas panorámicas, senderos naturales, avistamiento de fauna…
El Parque Nacional Volcán Tenorio es el área silvestre protegida más rica en biodiversidad del Área de Conservación Arenal Tempisque. Allí se realizan actividades socioambientales, turísticas y de conservación. Se localiza entre los cantones de Guatuso y Upala, de Alajuela; y Cañas, Bagaces y Tilarán, de Guanacaste.
Orquídeas y felinos
Este paraíso cuenta con un sendero de 3,5 kilómetros que le permite al turista ponerse en contacto con la naturaleza. La caminata demanda cierta condición física, por lo que a los aventureros se les sugiere administrar sus energías e ir equipados con una botella de agua y zapatos cómodos.
El visitante puede invertir entre cuatro y cinco horas (tomando en cuenta las paradas estratégicas para sacar fotos y admirar los paisajes) haciendo el recorrido.
La flora es la propia de un bosque nuboso y un bosque pluvial. Sobresale una alta diversidad de palmas, heliconias, helechos, bromelias y orquídeas.
Los árboles más característicos son el aguacatillo, el zapote, el pilón y el jícaro danto, el cual es una especie endémica de la cordillera de Guanacaste, y se caracteriza por tener las flores y frutos adheridos al tronco.
Esa fruta es el componente principal de la dieta de la danta, uno de los animales que habita en el área protegida. De hecho, el Parque Nacional Volcán Tenorio es considerado el segundo lugar donde hay más probabilidades de avistar a este mamífero, después de Corcovado.
También, con un poco de suerte, se pueden ver saínos, monos, guatusas, tolomucos y pavas; y, con un poco de mala suerte, serpientes matabuey, terciopelo, bécquer, lora y coral.
Hay otros animales que son mucho más difíciles de divisar, pero que son los que dominan el bosque, como el león breñero, el manigordo, el puma, e, incluso, el felino más grande del continente americano: el jaguar.
Fenómeno óptico
Volviendo a la maravilla de río Celeste, hay dos puntos clave en la excursión que dejan a cualquiera con la boca abierta.
El primero de ellos es la catarata, en donde los chorros, que se estrellan con furia contra el agua color turquesa, generan un espectáculo que parece sacado de una novela de realismo mágico.
La catarata solo se puede admirar desde fuera, ya que está prohibido que los turistas se bañen en ella, o en cualquier otro escenario natural del área de conservación. Esto se debe a precauciones técnicas, legales y administrativas.
Tal medida procura prevenir la presencia de contaminantes en el río, así como proteger a las personas de corrientes peligrosas, así como de las piedras resbaladizas que podrían propiciar caídas y golpes.
El segundo punto se llama Los Teñideros. Ahí, el río adopta su tono turquesa.
Ese color es producto de una percepción del ojo humano , debida a la dispersión de la luz solar.
Un grupo de científicos de la Universidad Nacional descubrió que un tipo de compuesto mineral (una sustancia blanca que recubre las rocas del fondo del río) de aluminio, silicio y oxígeno es el responsable de reflejar los tonos celestes de la luz que llega al río.
Río Celeste debe sus aguas al Quebrada Agria y al Buena Vista. De los tres se tomaron muestras de agua y en todos se encontró el compuesto mencionado. Sin embargo, las partículas de este son más grandes en río Celeste, por lo que solo ahí se produce el efecto óptico.
¿Cómo llegar?
Desde San José se puede llegar al Parque Nacional Volcán Tenorio por la carretera principal a San Carlos, hasta llegar a Upala. Luego hay que tomar el camino a Bijagua y seguir el trayecto por unos 48 kilómetros hasta la entrada del parque.
El viaje puede tardar entre cuatro y cinco horas. Se recomienda llegar en un carro de doble tracción, pues la calle es de lastre en el último tramo y está en mal estado.