El 18 de enero de 2011 y el 26 de mayo de 2015 están enmarcados en la historia del fútbol costarricense y no precisamente por gestas deportivas. Dos acontecimientos enlodaron el campo de juego.
En la primera fecha, Minor Vargas fue detenido en Nueva York, Estados Unidos, y en la segunda Eduardo Li acabó apresado en Suiza.
Ambos personajes tienen en común que al momento de sus detenciones ocupaban cargos relevantes en el fútbol nacional. Las secuelas de sus actos aún se perciben.
“Todo el mundo debe poner las barbas en remojo”, dijo Li, pocas horas después de que la justicia estadounidense le pusiera las esposas a Vargas, en un aeropuerto neoyorquino, sin imaginar que, cuatro años, cuatro meses y siete días después, el también estaría en la mira de las autoridades de EE. UU.
Sus casos son muy distintos. A Vargas se le detuvo por un fraude en el mercado de seguros de vida por $670 millones y después fue sentenciado a 60 años de cárcel al ser encontrado encontrado culpable de siete delitos de fraude y tres de lavado de dinero por una corte del condado de Richmond, Virginia.
La noticia de su arresto golpeó directamente a dos clubes de Primera División, Brujas FC y Barrio México.
En el equipo hechicero hubo una desbandada de futbolistas y empleados, mientras que el segundo club fue desafiliado en pleno torneo.
“Fue un impacto gigantesco porque las ramificaciones de las inversiones de Minor Vargas apuntaban a Primera y Segunda División y ya había hecho un intento por hacerse del control de la Fedefútbol. Claramente estaba a poco tiempo de convertirse en la figura más importante del fútbol y del deporte nacional”, recordó Gustavo Jiménez, reportero de La Nación que lideró una amplia investigación que destapó las anomalías de Vargas.
Seis años después, las secuelas aún están vigentes, un grupo de exjugadores que le habían cedido sus ahorros a Minor Vargas aún no ha recuperado sus inversión.
“Seguimos esperando y aunque no perdemos la fe, ha sido un proceso difícil porque confiamos en él parte de nuestro patrimonio”, expresó el arquero Carlos Díaz.
Escándalo mundial
En mayo de 2015, dos días antes de ser oficializado como vicepresidente de FIFA, comenzó la pesadilla para Eduardo Li, para entonces presidente de la Federación Costarricense de Fútbol.
La Justicia de EE. UU. incluyó a Li en el llamado FIFA Gate, un megacaso de corrupción del que se declaró culpable de los cargos de crimen organizado, fraude electrónico y conspiración en fraude electrónico. Además, el exjerarca confesó que se apropió de $90.000 (¢50,4 millones) que la FIFA le envió a la Federación para apoyar la organización del Mundial Femenino 2014, en nuestro país y recibir sobornos millonarios.
Tras estar encarcelado en Suiza y EE. UU., y ahora libre bajo fianza en Miami, Li espera fecha de sentencia.