En la icónica y legendaria foto de Abbed Road, George Martin debió vestirse de etiqueta y cruzar la calle con estilo. Fue, para muchos, el quinto Beatle y así lo recordará la historia.
A sus 90 años, en un marzo que se tornó despiadado, partió sin previo aviso el genio que metió mano, cabeza y corazón para elevar a la banda inglesa a unos niveles musicales estratósfericos.
Martin, con ideas revolucionarias, frescas y hasta algo inocentes para la época, moldeó el seductor e inigualable sonido de los Beatles, ganándose así el aplauso de un planeta enamorado.
Gracias a él, entre otras cosas, los continentes se prendieron por siempre de un Yesterday fino y orquestado, así como de un Penny Lane de trompeta saltarina.
Fue así de bello. Los focos nunca estuvieron sobre su frente, pero la gloria gestada en Liverpool también fue de Martin.
El productor musical, nacido en 1926 en Londres, fue quien encausó a una banda sobrada de personalidad pero algo tosca en sus orígenes. Martin, en otras palabras, materializó los sueños de unos portentosos talentos, borrachos de empíricas y arrebatadas manías.
“Era el mejor. Siempre lo admiré. Era el adulto de la habitación. Nosotros los niños malos”, dijo Paul McCartney al diario El País, recordando al arreglista.
Los chicos malos porque solo querían tocar– a como soplaba el viento y al calor de sus pasiones–, y el adulto Martin porque siempre surgía como la voz de la razón. Él tenía uno o varios antídotos para suavizar o hacer más rico el menú musical de los Beatles.
¿Qué tal un cuarteto de cuerdas para aderezar Yesterday ?
Metió su magia en piezas como Penny Lane , Eleanor Rigb y y en Strawberry Fields Forever. Los ejemplos sobran.
Hizo lo mismo “un millón de veces”, expresó McCartney, convencido de que sin el Sir Martin nada hubiera sido igual.
Con su traje entero de corte clásico, personalidad calmada y pensamiento analítico, George Martin será recordado por muchos como el productor musical más importante de la historia.
Su profunda e indeleble huella, sobre el lomo de la banda británica más influyente de todos los tiempos, así lo proclama.