
Desconectarse de la rutina laboral, del ajetreo de la ciudad y el bullicio de las presas a la hora pico, son una especie de terapia mental que quienes vivimos en las urbes deberíamos probar mucho más a menudo.
Sin embargo, es probable que para que eso ocurra hay que pensar en sacar varios días de vacaciones y tocarse buena parte de lo ahorrado.
Atención a una opción en que no necesita tocar ni un día de sus valiosas vacaciones (puede experimentarla un sábado o domingo), y que no pide más que ¢26.000 por persona si toma el paquete que incluye el transporte, o bien, ¢19.000, si prefiere manejar hasta el sitio.
En alianza con el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) Revista Dominical le trae la cuarta entrega de los reportajes de turismo temáticos. En esta ocasión hacemos referencia al turismo rural y comunitario, pero tomando como base la experiencia gastronómica.
Palmichal de Acosta es donde nos adentramos, a 42 kilómetros de San José o lo que es igual a unos 40 minutos en automóvil.
Allí se ofrece un tour de un día (de 8 a. m. a 5 p. m.), partiendo, ida y vuelta, desde el Teatro Nacional.
El punto de reunión es frente a la iglesia católica de Palmichal, donde una vez en sus tierras los responsables del recorrido tienen la misión de que usted se olvide del estrés y su estómago se distraiga: ¡con buena comida, evidentemente!
Sergio Ramírez, encargado de Posadas Nacientes Palmichal , lo guiará a conocer a fondo el modo de vida de los campesinos costarricenses.

Esto como parte de los esfuerzos de la Asociación para el Desarrollo Sostenible de San José Rural (ADESSARU) por impulsar la economía en la zona.
La primera de las paradas de este viaje rural es en el Cerco de Don Manuel y Doña Mery. Una casa que en uno de sus costados tiene habilitada una extensa zona techada de comedor, rodeado de un exuberante jardín.
Allí nos prepararán los primeros platillos.
Se nos olvida mencionar que lo ideal es venir con hambre, porque esto apenas es el desayuno.
La casa es propiedad de don Manuel Azofeifa Monge de 81 años, un campesino que supo lo que es movilizarse en carreta desde San José hasta Palmichal. Trabajó en bananeras y en zonas cafetaleras, pero además, es un muy buen rezador, por lo que nuestra primera degustación va acompañada por la guitarra y las canciones folclóricas de don Manuel.
Imagínese algo así como cuando cantaba Lorenzo Lencho Salazar en los micro-espacios que emitía canal 7 hace un tiempo atrás.
La cocinera es doña Merida Monge (doña Meri), a quien algunos molestan porque su nombre es como el del personaje que interpreta el humorista de Pelando el ojo Roque Ramírez.
La Meri original es la responsable de preparar un pinto con arroz amarillo, especies y dos tortillas gruesas de maíz acomodadas al estilo hamburguesa. Todo eso va envuelto en hojas calientes de plátano, recordando la forma en como doña Meri le servía los almuerzos a su esposo cuando se iba a las jornadas de recolección de café.

Después de varias cajuelas recolectadas según cuenta, comerse eso era como hallar agua en el desierto.
El café que usted se beberá es de altura, sembrado y procesado en esos suelos y además chorreado, para mantener la postal típica costarricense. Viene del Beneficio Ecológico Río Jorco.
Luego de eso hay un tour por cosechas frutales de mango, manzana de agua y otros. También puede visitar una lechería, y si se atreve, puede sentarse en un banquito de madera y en vez de ver como se extrae la leche usted puede ordeñar con sus propias manos. Descuide que la vaca no lo va a patear. Conozca el proceso artesanal del queso, como se puede cocinar a base de la boñiga de vaca y un recorrido hasta un mirador, bordeando el río Tabarcia sobre bosque primario y secundario.
“De ahí tenemos el almuerzo. Puede ser entre olla de carne, algún tipo de casado a escoger o también pesca de trucha. Ya propiamente en Nacientes Palmichal tenemos un taller de tortillas con queso, taller de biscocho y de pan casero”, explicó Sergio Ramírez, de mercadeo y ventas del sitio.
“Contamos con restaurante y cocina típica, donde hacemos los talleres, acompañado de una bebida caliente, ya sea café, aguadulce o té de hierba naturales que lo extraemos de un sembradío de plantas medicinales”.
Fabiola Vindas, cocinera e instructora de estos talleres, comentó que su estilo rústico llama la atención tanto a nacionales como a extranjeros, ya que utilizan el horno de leña.
“El taller depende de la habilidad de la persona. La gente puede prepararlo siguiendo nuestra guía, o el que no quiere hacerlo nosotros se lo preparamos y se lo comen al final”, explicó entre risas. También preparan el arrollado de queso con chicasquil (árbol de hojas comestibles y nutritivas como las espinacas).
Si quiere realizar un viaje distinto, basado en despertar los sentidos, principalmente el del gusto, escápese a Palmichal, y disfrute de un tour rural gastronómico.