De vez en vez, incluso quienes trabajan hundidos en la boñiga levantan los ojos a las estrellas. Pregúnteselo al escarabajo pelotero, o a un grupo de científicos que descubrieron que estos insectos usan el potente cielo estrellado africano para guiarse en la oscuridad y así poder llevar su comida –la caca de grandes mamíferos hecha bolita– a un sitio seguro.
Esta investigación ganó en dos categorías –Biología y Astronomía– en la pasada entrega de los premios Ig Nobel : “investigación que hace a la gente reír, y luego, pensar”. La ceremonia tuvo lugar el 12 de setiembre en el teatro Sanders de la Universidad de Harvard, en Massachusetts, Estados Unidos.
No todos los científicos descubren el bosón de Higgs o aterrizan un carrito a control re moto en Marte; pero hay investigaciones que consiguen la fama gracias a otro tipo de glamour . Aquí es donde entran los Ig Nobel. Durante su 22.ª edición se vieron ratones recién operados que son aficionados a la ópera, borrachos guapos (o que tienen fe de serlo), y un protocolo para tratar la “epidemia de amputaciones de pene” en Tailandia.
La ciencia abre la boca para decir la verdad, pero esta ciencia también la abre para soltar una risotada.
Para cantar y llorar
El nombre del premio, Ig Nobel, es un juego de palabras que toma prestado el título del galardón más prestigioso –el Nobel– para simular la palabra en inglés ignoble (innoble), en referencia a la falta de nobleza que sugieren el tipo de experimentos que premia.
A diferencia de otros reconocimientos concebidos con buen humor –como los Razzies , que “premian” las malas películas–, los Ig Nobel no demeritan las investigaciones seleccionadas; solo exalta su carácter insólito.
“Los premios pretenden celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo, y estimular el interés de la gente por la ciencia, la medicina y la tecnología”, destaca el sitio de la revista de humor científico Anales de la Investigación Improbable , organizadora del certamen.
Inusual, por ejemplo, es descubrir que los pacientes que fueron sometidos a trasplantes del corazón prolongan su supervivencia si son expuestos a música de ópera... siempre y cuando estos pacientes sean ratones. Esta es la investigación de un equipo japonés que descubrió que los roedores que escucharon óperas de Verdi y Mozart sobrevivieron un promedio de 26 días más que otros sujetos de laboratorio.
Otro grupo de investigadores japoneses también fue honrado, en el área de Química, por un descubrimiento del 2002 en el que se identificó la enzima que provoca el llanto al cortar cebollas. El compuesto no está vinculado al sabor ni al olor de la hortaliza por lo que este podría ser el primer paso para crear cebollas modificadas genéticamente y sin las molestias para el cocinero.
Cualquier investigación que haya sido publicada y que haya sido revisada por pares puede concursar por estos premios. El anuncio de la selección se hace confidencialmente con los investigadores, y se les da la opción de declinar el honor en privado. No obstante, la organización dice que casi todos aceptan y también deciden participar en la ceremonia.
Guaro guapo
Hay una percepción generalizada de que, con unas copas encima, el mundo mejora: vemos a los hombres más guapos, a las mujeres más hermosas. Esto es de cultura general. Sin embargo, los ganadores del Ig Nobel en Psicología descubrieron que esta percepción también se da cuando nos vemos al espejo: el borracho se cree más lindo cuando toma.
La investigación “La belleza está en el ojo de quien sostiene la cerveza” también demuestra que solo basta con pensar que uno está tomado para sentirse más atractivo, pues esta percepción también se registró entre quienes tomaron bebidas no-alcohólicas sin saber que eran inofensivas.
Otro grupo de científicos llegó a la conclusión de que ciertas personas podrían ser físicamente capaces de correr sobre la superficie del agua de un estanque; siempre y cuando tanto esas personas como el estanque estuvieran situados en la Luna. A este estudio correspondió el premio en Física, mientras que el premio de Probabilidad se lo llevó una investigación que determinó que, en un grupo de vacas echadas, la que hubiera estado tumbada durante más tiempo es la que más probablemente se pondría en pie de primera. Tal vez a usted le hubiera parecido esta una conclusión hija del sentido común, pero ahora podrá decirlo con fundamento científico.
El premio de Ingeniería en Seguridad fue dado póstumamente al investigador Gustano Pizzo. Él patentó un sistema para lidiar con secuestradores de aviones a principios de los años 70. Su invento reduciría al secuestrador dentro de un paquete y lo lanzaría, encapsulado y con paracaídas, por medio de un sistema similar al que usan los bombarderos para soltar los explosivos. En tierra, la Policía solo esperaría la llegada del “paquete”.
Muchos aplausos
Cada premiación trae consigo un reconocimiento de la Paz para una iniciativa valiosa –desde el punto de vista de los Ig Nobel–. Por ejemplo, en el 2011 el premio se le dio al alcalde de Vilnius, capital de Lituania, por emitir una ordenanza para evitar que carros de lujo se parquearan ilegalmente en la ciudad. Su solución: aplastarlos con un tanque .
No obstante, el de este año fue un antipremio: se “honró” al presidente bielorruso Alexander Lukashenko por prohibir los aplausos en público ; y también a la Policía del Estado de este país, por arrestar bajo este cargo a un hombre con un solo brazo. Seguramente que el anuncio recibió un caluroso aplauso.
Mucho antes de que a Lorena Bobbitt se le ocurriera cortarle el pene a su marido hace 20 años en Estados Unidos, las mujeres tailandesas ya lo tenían como práctica desde la década del 70, al punto de que el fenómeno se convirtió en una epidemia.
Entonces, en 1983, un grupo de cirujanos crearon un protocolo para atender este tipo de emergencias, y por él ganaron el Ig Nobel de Salud Pública. Se determinó que la restitución del miembro cortado podía ser muy exitosa siempre y cuando, tras la amputación, el miembro no hubiera sido masticado por un pato, una mascota que era muy común en las casas tailandesas.
Adelantándose a las críticas, la organización afirma que su propósito no es ridiculizar la ciencia. “Los buenos logros también pueden ser extraños, divertidos y hasta absurdos; y lo mismo ocurre con los malos logros. Mucha de la buena ciencia es atacada por ser absurda. Una gran cantidad de mala ciencia consigue la veneración a pesar de su absurdo”, afirma.
Los ganadores de los Ig Nobel tienen intereses infames. Sí: sus objetos de estudio son innobles. Sin embargo, su ciencia –al igual que la más apreciada– siempre quiere la verdad. Estos investigadores son como los escarabajos: tienen la vista puesta en las estrellas a pesar de trabajar con lo más bajo.