Marielos vive en Guadalupe y tiene una hija en quinto año de colegio. Desde hace unos cinco años, empezó a lidiar con lo que implica ser mamá de una adolescente, y los demonios del alcohol y las drogas la atormentan cada vez que le toca llevar a su hija a una fiesta.
Para esta mamá y para cientos de padres nerviosos, un envase con una pequeña muestra de orina es suficiente para obtener respuesta a la inquietud que los atormenta: ¿consume drogas mi hijo(a)?, ¿cuándo las consume?, ¿ de qué tipo?
En Costa Rica, cada vez es más fácil acceder a pruebas para la detección de este tipo de sustancias en el organismo. El examen toxicológico que se hace con una muestra de orina en un laboratorio clínico es el mecanismo más tradicional, pero ahora, las farmacias también ofrecen pruebas caseras de detección de drogas.
Pese a lo certeros que resultan dichos exámenes, algunos expertos nacionales no ven con buenos ojos este tipo de abordaje, pues opinan que no es conveniente saltarse los recursos de comunicación y diálogo entre padres e hijos cuando se intenta poner fin a la incertidumbre.
En el laboratorio
El examen toxicológico se hace en diversos laboratorios clínicos del país y solamente se requiere una muestra de sangre o de orina. Según el doctor Tony Araya, microbiólogo del laboratorio Corpolab, generalmente se realiza en orina pues las drogas pasan rápidamente al hígado y, en ocasiones, se hace difícil detectar las sustancias en la sangre cuando han pasado uno o varios días desde su consumo.
Los plazos para tomar la muestra cambian entre un tipo de droga y otra ( ver cuadro ) , pero la recomendación general es no esperar más de cuatro días después del supuesto consumo para hacer el examen.
Según Araya, en la actualidad es posible identificar casi cualquier tipo de estupefaciente por medio de una prueba de laboratorio. Los precios oscilan entre ¢8.000 y ¢14.000, todo dependerá de cuán completo sea el análisis.
Pero, además, el examen brinda información más detallada, porque permite conocer la cantidad de droga que hay en el organismo. “Si una persona consume con alguna regularidad una sustancia ilegal, los niveles en el cuerpo serán mucho mayores que si el consumo es esporádico” asegura Araya.
Ante la consulta de si es conveniente llevar la muestra desde la casa o tomarla directamente en el centro médico, Araya recomienda lo segundo y añade que, de ese modo, los resultados son más confiables porque no hay posibilidad de recibir una muestra alterada. Y es que las muestras alteradas siempre representan un riesgo de falsos negativos.
Examen casero
En cuestión de siete minutos y sin salir de la casa, una línea podría indicarle si su hijo dio ‘positivo’ o ‘negativo’ en el resultado de marihuana, cocaína o éxtasis en el organismo.
Las pruebas caseras de detección de drogas se han comercializado en el país desde el 2006, pero actualmente solo la marca comercial Actúa se distribuye en farmacias.
Gabriel Filloy, presidente de Prumisa, empresa que fabrica las pruebas de autodiagnóstico de la citada marca, afirma que la realización de este examen no es tan común en el país, razón por la cual su compañía solo distribuye en farmacias unas mil unidades al año.
“Hemos identificado que nuestro principal segmento de mercado no es el público en general”, explica Filloy, “en nuestro caso, nos hemos dedicado más a posicionar el examen en empresas privadas que se la aplican a sus empleados”.
La caja azul de la prueba de autodiagnóstico contiene un recipiente sellado donde se recolecta orina. El vaso trae un termómetro para que sea posible verificar que la muestra de orina esté dentro del rango normal de temperatura y también advierte si la prueba ha sido alterada con cualquier otro líquido.
Una vez obtenida la muestra, se deposita la orina en un extremo del dispositivo y, tras una espera de siete minutos, se puede leer el resultado –positivo o negativo– para marihuana, cocaína o éxtasis. Según Sergio Filloy, director del Departamento de Investigación y Desarrollo de Prumisa, la prueba solamente permite diagnosticar la presencia de esas tres drogas, pues se busca no encarecer el precio del examen, cuyo costo es de ¢4.900.
Precisión
Evidentemente, los niveles de precisión son mayores en los análisis realizados en un laboratorio clínico. Sin embargo, pruebas caseras como Actúa son capaces de detectar el consumo de drogas con una precisión mayor al 97%.
Ambos exámenes (la prueba casera y el examen de laboratorio) utilizan puntos de corte para dar un resultado. Según explica el doctor Araya, el punto de corte es la concentración de droga mínima a partir de la cual la prueba daría un resultado positivo.
Sergio Filloy asegura que esto hace que la prueba no pueda salir positiva si un adolescente solo se expuso a humo de marihuana, por ejemplo. “Los niveles de corte para que la prueba salga positiva en marihuana o hachís son de 50 ng/ml (nanogramos por mililitro). Si alguien se ve expuesto al THC de la marihuana en cantidades menores –THC es delta-9-tetrahidrocannabinol, la principal sustancia activa de esta droga–, el examen no lo registra”, asegura.
El grado de precisión de la prueba depende igualmente del mecanismo para recolectar la muestra de la persona analizada. Por ejemplo, según Sergio Filloy, si un joven sabe de antemano que se le va a hacer este examen, podría entregar orina de otra persona, “lavar” su orina tomándose más de tres litros de agua o contaminando la muestra con agua u otro tipo de líquidos.
“Realizar las pruebas de manera sorpresiva garantiza un mejor resultado”, sostiene Filloy, “y hacer las pruebas en duplicado también ayuda a salir de dudas”.
¿Punto final?
Marielos ha llegado a la conclusión de que esa tremenda incertidumbre se le acabará si le hace a su hija una prueba para la detección de drogas.
En su caso, piensa decirle que necesita una muestra de orina para hacerle “los exámenes médicos de rutina” y luego llevará la muestra a un laboratorio.
Sin embargo, muchos profesionales costarricenses subrayan lo inconveniente que puede ser esta vía para salir de dudas con los hijos adolescentes.
Ana Margarita Odio, psicóloga del Instituto sobre Alcoholismo y Fármacodependencia (IAFA) en el país, opina que este tipo de pruebas, lejos de ayudar, pueden convertirse en una nueva barrera de comunicación entre padres e hijos.
“Aplicar un examen de este tipo puede confirmar una sospecha, pero nunca puede ser usado como sustituto del diálogo para determinar si un adolescente está lidiando con una situación de consumo de drogas”.
Instituciones como el IAFA promueven el uso de estas herramientas solo cuando se cuenta con el consentimiento informado del (o la) joven y siempre que estas pruebas se apliquen en el marco de un seguimiento a tratamientos de desintoxicación de drogas.
Para Odio, la clave está en convertirse en padres capaces de leer las señales que arroja un hijo o hija que está en problemas. No se trata tanto de convertirse en papás o mamás que solamente reciben el “positivo” o “negativo” en el informe impreso del laboratorio clínico.