La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca está llena de particularidades, no solo en lo político, sino también en lo familiar.
Después de inaugurarse como el presidente número 45 de su país, Trump compartió con su familia un servicio religioso el fin de semana siguiente, y de ahí en adelante se quedó un poco solitario en Washington.
Recordemos que su familia no solo incluye a su esposa Melania y a Barron, el hijo de 10 años de ambos; también están los hijos de su primer matrimonio con Ivana Trump –Donald Jr., Ivanka y Eric– y la hija de su segundo matrimonio con Marla Maples –Tiffany–.
Después del triunfo electoral de su padre, Donald Jr. y Eric quedaron a cargo de la Organización Trump, por lo que no podrán vivir con él en la Casa Blanca, sino en Nueva York.
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Ivanka, por su parte, sí se pasó a vivir a la Casa Blanca con los tres hijos que tiene con su esposo Jared Kushner, quien fue nombrado consejero superior de su suegro.
Mientras la actual esposa de Trump, Melania, se mantiene en Nueva York en el penthouse del Trump Tower –hasta que su hijo Barron termine el año escolar, a mediados de año–, Ivanka asumirá un rol de cuasi Primera Dama en la Casa Blanca.
Tiffany, de 23 años, sí está viviendo en la Casa Blanca. Esta última, la menos conocida de sus hijos, es una ferviente usaria de la red social Instagram y ya ha publicado un par de imágenes en la Casa Blanca.
Sin embargo, por el momento, el resto de la familia permanecerá distanciada, especialmente la pareja presidencial, que procura visitarse los fines de semana. Separados por más de 300 kilómetros, los Trump han compartido pocos momentos en el último mes.
Revistas como Us Weekly han dicho que Melania no sale mucho de su penthouse en Nueva York, y que envía a Barron a la escuela con el Servicio Secreto, mientras que el presidente dijo en una entrevista televisiva que no se siente solo porque con su esposa lejos puede “puede trabajar más”.