La tarde del 1.° de octubre del 2013, un muchacho en jeans y camiseta se sentó frente a su laptop en la biblioteca pública de San Francisco. Se había conectado a la red de Internet del edificio y estaba a punto de digitar la contraseña que desbloquearía su computadora. Segundos después de presionar la última tecla, una emboscada de agentes del FBI inundó el lugar y lo acorraló contra una de las ventanas.
Los amigos del muchacho lo llamaban Josh Terrey y la policía lo conocía como Dread Pirate Roberts , pero su nombre real era Ross Ulbricht. Tenía 29 años y desde su laptop había construido una de las redes criminales más grandes de los Estados Unidos.
Dread Pirate Roberts era el seudónimo que usaba Ross para administrar una página en Internet llamada Silk Road, una extensión del mundo criminal hospedado en Internet. Allí se conseguía droga de todo tipo, identidades falsas, armas ilegales… Un catálogo de mercadería prohibida que se compraba y se vendía por la libre a través de computadoras esparcidas por el mundo. Todo eso era posible sin que descubriera a nadie porque la página se encontraba en una especie de limbo digital: la llamada Deep web.
El anglicismo significa la “Internet profunda” y técnicamente, es una colección de páginas y de bases de datos en línea a los que no se puede acceder fácilmente.
Buscadores como Google no tienen registro de que estas páginas existen, por lo que hallarlas en el océano de información se vuelve muy difícil.
Hay otra categoría de páginas en la Deep web a las que solamente se puede entrar por medio de un software especial. Toma menos de 5 minutos descargarlo en una computadora común, y permite que la navegación por las aguas profundas de Internet tenga una particular característica: se vuelve totalmente anónima.
Utilizando este software , es muy difícil que lo que se haga en la Deep web pueda verse asociado con una identidad en el mundo real. Así fue como Ross Ulbricht construyó su imperio: en la Internet profunda no hacen falta identidades.
El origen
La Deep web tiene muchas razones válidas para existir. En los países donde no hay libertad de expresión, muchas personas se comunican por medio de foros o blogs en la Internet profunda para realizar denuncias anónimas en contra del gobierno. Además, las agencias de inteligencia también la utilizan para realizar investigaciones encubiertas. De hecho, fue así como se originó: en mayo de 1996, tres científicos del Laboratorio de Investigación Naval, en Estados Unidos, presentaron una investigación en la que proponían un mecanismo para que los usuarios pudieran acceder a Internet sin ser identificados. A la idea la llamaron The Onion Router (El Enrutador Cebolla).
Para el 2003, el proyecto estaba ya en Internet y se podía usar libremente. Cuando salió a la luz, sus creadores lo nombraron TOR, por las iniciales del proyecto original.
En la página web de TOR dice que los creadores del software buscaban proteger a los cibernautas para que no fueran víctimas de los “análisis de tráfico”, dicho en otras palabras, querían resguardar la privacidad de quienes navegaban por la web. Además, el gobierno de Estados Unidos utilizaba a TOR para realizar investigaciones informáticas e intercambiar información de manera más segura.
Irónicamente, el espacio se popularizó entre criminales y la actividad delictiva en la Deep web empezó poco tiempo después de que se inventara TOR. El anonimato de las transacciones fue un aliciente para el mundo de lo ilícito y ahora el FBI y la DEA gastan millones de dólares en desenmarañar las redes de criminales.
Uno de los primeros registros que se tiene de sitios utilizados por delincuentes fue The Farmer’s Market. La página se administraba desde Estados Unidos y se concentraba en el tráfico de droga en aquel país. La DEA se la trajo abajo en el 2012 y desde entonces han comenzado a multiplicarse los sitios en línea de tráfico ilegal.
Por etapas
Roberto Lemaître, quien es abogado e ingeniero en sistemas, dice que se utiliza la analogía del mar para explicar los niveles de la información que se encuentran en Internet.
Tomando este ejemplo, Google puede verse como un barco que pesca páginas en la web y, a pesar de que logra alcanzar una gran cantidad de información, el buscador aún no tiene acceso a todos los sitios que existen.
De eso que alcanza Google hacia abajo, hay un gran número de páginas que, según Lemaître, se han dividido en categorías (ver ilustración abajo).
Los estratos que se encuentran en lo más profundo de Internet son los de más difícil acceso y su contenido es, en su mayoría, ilegal.
A pesar de esto, Adalid Medrano, abogado especialista en derecho infomático, señala que el contenido ilícito se encuentra tanto en la Internet descubierta como en la Deep web. “Existen foros en sitios de Internet comunes y corrientes en los que personas venden mercancía ilegal. No se necesita de la Deep web para delinquir”, afirma.
Costa Rica
En el caso de nuestro país, es difícil detectar si hay delincuentes encubiertos por la Internet profunda.
El Departamento de Delitos Informáticos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) dice que ellos no realizan investigaciones de este tipo, pues en Costa Rica aún no se han detectado casos en la Deep web . Sin embargo, Adalid Medrano opina que es poco probable que en nuestro país alguien vaya a presentar una denuncia al Organismo de Investigación Judicial aduciendo un delito cometido en la Deep web , puesto que poca gente sabe si quiera que la Internet Profunda existe.
Visitar este tipo de páginas desde nuestro país tampoco es ilegal. Medrano participó como asesor en la redacción de los artículos del Código Penal costarricense que se refieren a los delitos informáticos, y él sostiene que nuestra legislación no penaliza este tipo de navegaciones. “La única excepción se da cuando alguien descarga y almacena contenido pornográfico infantil. Eso sí es ilegal”, agrega.
Desde adentro
No son muchas las personas que se atreven a navegar en las páginas que forman la Deep web.
Lemaître explica que solamente el ingresar a algunos de estos sitios pone en riesgo la seguridad de la computadora desde la cual se emprende la expedición.
“Hay que tomar en cuenta que quienes navegan en este tipo de páginas son, en muchos casos, delincuentes informáticos. Es muy peligroso”, advierte.
Una vez adentro, las páginas en la Internet profunda se ven muy parecidas a los sitios web de inicios de los años 90. Sitios con un solo color de fondo, sobrecargados de texto y con letras de tonos chillones. La mayoría de ellos no tienen un diseño gráfico muy desarrollado y concentran toda la información en la página principal del sitio.
El interés de quienes administran este tipo de espacios es ofrecer a los visitantes un producto o un servicio, por lo que en algunos casos se agregan fotografías. En una de las páginas hospedadas en la antigua Silk Road, una persona vendía 1.155 tipos de drogas diferentes; todas ellas estaban acompañadas de imágenes ilustrativas en mala calidad.
En la Deep web existen también numerosos sitios que funcionan como wikis: páginas que pueden ser editadas por cualquier usuario, y en las que se dan instrucciones o definiciones específicas. La forma en que funcionan es similar a la de Wikipedia, pero sin ningún tipo de restricción respecto al contenido.
“Se ha encontrado todo tipo de wikis, desde los que explican cómo acceder a ciertos servicios hasta los que explican con detalle cómo se puede cometer un crimen; una violación, por ejemplo”, explica Medrano.
Los foros son otra categoría de sitios que se pueden encontrar en la Deep web. Son útiles para recibir propuestas anónimas de personas que ofrecen sus servicios para traerse abajo páginas web oficiales o enviar spam . El diario The New York Times denunció en febrero de este año la existencia de redes de sicarios que se promocionan por medio de la Internet profunda.
Los ‘bitcoins’
La Deep web se convirtió en el espacio ideal para el intercambio ilegal cuando los bitcoins aparecieron en la escena.
Julio Córdoba, quien realizó una investigación sobre este tema, explica que se trata de una divisa cibernáutica que funciona como dinero en el mundo digital.
Se dice que la moneda fue inventada en el 2009 por un hombre conocido como Satoshi Nakamoto, a pesar de que existen dudas respecto a que ese sea su verdadero nombre.
Según la revista Times, Nakamoto ha dicho que los bitcoins eran necesarios en un momento histórico en el cual había que desconfiar de las intermediaciones bancarias. Gracias a la existencia de estas monedas digitales, se pueden hacer transacciones de dinero sin tener que dar información a un banco. De esta forma, los intercambios ilegales se completaban en el completo anonimato.
“Yo solo debo tener una billetera digital a la que se le asigna un número. Para depositarme bitcoins , usted solamente necesita conocer cuál es ese número y listo. No necesitamos dar su nombre ni el mío”, explica Julio.
Él añade que existe una red de bitcoins que verifica que la transacción se haya realizado correctamente, pero que no se guarda registro de hacia dónde va o de dónde viene el dinero.
Actualmente, un bitcoin equivale a $443,52. La ciberdivisa se popularizó a inicios del 2013, cuando la crisis financiera la presentó como un mecanismo para resguardar el valor del dinero.
Según Córdoba, hoy existen casas de cambio de bitcoins e incluso, en varias ciudades de Estados Unidos y Europa, se han instalado cajeros para convertir el valor de la ciberdivisa en efectivo.
Probablemente existen cientos de millonarios en el mundo que han construido su fortuna a partir de dinero digital. Ross Ulbricht probablemente sea uno de ellos.
El problema del crimen en la Deep web está en que identificar a los villanos digitales es sumamente difícil... se trata a menudo de muchachos con camiseta y jeans sentados frente a un computador.