Uno dice que Justo Orozco fue arrestado por llevarse a una mujer a un motel para una entrevista de trabajo. El otro pregunta: ¿Cómo que a una entrevista de trabajo? ¿Pero esa mujer es bruta? Así funciona el teléfono chocho.
Les aclaro a los dos que no fue así, que lo detuvieron porque la víctima dice que, después de una entrevista de trabajo, se la llevó obligada a un motel y la atacó sexualmente. La respuesta de ellos: Igual está raro, ¿de verdad se la habrá llevado obligada?
Así se culpabiliza a la víctima.
Hace unos meses, en California, se condenó a 18 años de prisión a un hombre por crear un sitio web al que cualquiera podía subir anónimamente fotografías pornográficas, en su mayoría de mujeres exparejas de quien las subía.
Así funciona el revenge porn (o pornografía por venganza).
Hace un tiempo, en una empresa para la que trabajé, circuló un video sexual del que una empleada muy nueva era la protagonista. El rumor era que ella lo había compartido con uno o varios empleados y estos le hicieron difusión, un compañero de departamento me confirmó que incluso hubo reunión de supervisores para proyectar el famoso video y "estudiar qué tan grave era la situación".
Esto, al igual que todos los ejemplos anteriores, es violencia sexual. Culpabilizar a la víctima por la agresión que sufrió es violencia sexual. Un amigo mío lo explicó, palabras más o palabras menos, de la siguiente forma: una persona puede ir voluntariamente a un lugar con el propósito de tener relaciones sexuales, puede estar desnuda y a segundos de la penetración, que si cambia de opinión por la razón que sea, tiene derecho a que se le respete. Ser una persona indecisa no es un crimen, violar y abusar sexualmente, sí.
Detrás de esa foto o video que recibimos, existe una persona. Un ser humano manifestando su sexualidad de la manera que prefiere y confiando en quien indiscutiblemente traicionó su confianza y quien está cometiendo un acto de violencia sexual al hacer de dominio público lo que nunca tuvo intención de serlo. Cualquiera que contribuya a la difusión del material es parte de este acto de violencia sexual y quien lo ve es agresor. En este tema no hay grises, o somos parte de la agresión o la detenemos.
¿Por qué nos cuesta tanto ponernos en el lugar de los demás? Sólo tenemos o pedimos compasión cuando se trata de nosotros mismos o de un ser querido y cuando vivimos o vemos el dolor causado más de cerca. En ese caso es muy fácil identificar a los agresores: son los otros, esos que actúan, juzgan y comparten, esos, los cabrones.
Pero al ver las fotos o el video, al difundirlos, al cuestionar la inocencia de la víctima, los cabrones somos nosotros.