Curubanda se enamoró, pero lo hizo del hombre equivocado; para empeorar las cosas, de por sí graves, ella quedó embarazada.
El enamorado pagó el “atrevimiento” con ser arrojado al volcán por Curubandé, cacique y padre de Curubanda. Despechada, la mujer lanzó a su hijo al mismo volcán.
Curubanda pasaría el resto de sus días cerca de aquel macizo en el que quedaron sus dos amores.
Ahí forjó una leyenda de curandera y “el rincón de la vieja” fue la manera de dar la dirección de aquella mujer
Hoy el volcán está activo y forma parte del Área de Conservación Guanacaste, un lugar que le fue arrebatado al destino de ser potrero: hoy es un bosque regenerado.
Cuando el equipo de La Nación visitó el Parque Nacional Rincón de la Vieja, la sugerencia vino de una: guardar silencio para apreciar el sonido del susurro del bosque y dejarse ir... Con suerte, dijeron, se podría escuchar a la vieja Curubanda.
De alguna manera, el lugar le aguza a uno los sentidos; sin embargo, es el del oído el que más se despierta.
Así, la recomendación era válida, máxime si uno viene del fragor de la ciudad, con todos los sonidos urbanos tatuados en los tímpanos.
Tal vez Curubanda no se oirá; sin embargo, la experiencia del silencio es de otro nivel –como se dice ahora–, vale la pena y solo toma unos minutos, los que usted quiera, porque el visitar el Rincón de la Vieja es una experiencia para vivirla con los sentidos en play.
El parque Nacional Rincón de la Vieja fue creado por la ley número 5.398, del 23 de octubre de 1973.
Con una extensión de 32 kilómetros cuadrados, el parque cuenta con nueve cráteres; uno de ellos está activo y es el que le da el nombre al volcán y al área.
Ahí se topan dos tipos de bosque: el bosque seco con el lluvioso nuboso. Tan pegados, que “chocan” el uno con el otro.
Se notará más cuando se habilite un nuevo sendero para los visitantes.
En el presente, para andar este sitio existen cinco senderos; sin embargo, el más representativo y popular es el llamado Las Pailas, con tres kilómetros de largo.
Se lleva unas dos horas recorrerlo.
Para el trayecto, recuerde llevar zapatos cerrados y adecuados, ya que estos pueden sucumbir en la travesía. Tampoco olvide cargar agua.
El sendero que lleva a la cima está actualmente cerrado por razones de seguridad, debido a que el volcán se encuentra activo.
Sin embargo, en la eventualidad de una reapertura y se decida por ascender el macizo no se llame a engaño por estar en Guanacaste.
La advertencia viene a cuento porque las temperaturas en ese tramo pueden rondar los 5 grados celsius y el viento no es cosa de juego.
En otras palabras, debe abrigarse para que no terminar tiritando.
Volcánico
El parque tiene 50 hectáreas de actividad volcánica: un recuerdo de que el Rincón de la Vieja es el dueño del parque.
Por ejemplo, la temperatura de la laguna fumarólica –una de las vistas más notables del recorrido por Las Pailas– oscila entre 75 y 106 grados celsius y su nivel de acidez es similar a la del ácido de batería.
Ahí, el agua de lluvia se filtra y llega a una cámara de calor, que no está muy profunda, luego esta sale en forma de vapor o en forma de agua por las fisuras de las piedras. El aroma a azufre es inconfundible.
Por más increíble que le parezca, hay vida en esa laguna: organismos hipertermodófilos, capaces de sobrevivir en esas temperaturas.
Igual sucede en Las Pailas de Barro, el sitio al cual el sendero debe su nombre, que siempre están en ebullición.
En esos lodos, se encuentra una bacteria verde, la Euglena Pailancensis , descubierta apenas en el 2008, la única capaz de sobrevivir en ese sitio y cuyo nombre se lo debe a las pailas.
Según el guardaparque Christian Zúñiga, las investigaciones que se realizan con este organismo, para entender su forma de adaptarse a esos ambientes extremos, servirán en la industria farmacéutica y alimentaria.
40 años atrás...
Hace cuatro décadas, esto era otra cosa; pastizales, para ser exactos, que no dejaban espacio para nada más.
El panorama es otro por estos días: uno no puede creer que el parque haya sido tierra arrasada por la ganadería extensiva y lo “agradecido” que es el bosque en su proceso de regeneración.
Un detalle: es de los pocos bosques que quedan entre los 800 y los 1.300 metros sobre el nivel del mar.
Rincón de la Vieja forma parte de la línea divisoria entre el Pacífico y el Atlántico. De acá salen 32 ríos; de ahí, la importancia del parque. En Las Pailas, existen dos cataratas: La Cangreja y Escondida.
El día de la visita del equipo de este diario, hubo una sorpresa: apareció una morpho blanca, una variedad muy rara de divisar..., y elusiva: a cómo se dejó ver, desapareció en el bosque. Tal mariposa es una de las cuatro morpho del parque.
Casi 300 tipos de aves (pavón, pájaro bobo, jilguero de montaña y el tucancillo) y diversos mamíferos (saíno, guatuza, perezoso de dos dedos y los monos congo, carablanca y colorado) y árboles (cedro amargo, indio desnudo) son parte del paisaje del Parque Nacional Rincón de la Vieja, el vecindario de Curubanda, la curandera, que se fue a recluir en esos parajes por un amor trágico.