El nombre de Mary Ann Lamb es una institución en Broadway. Durante medio siglo, ha destilado energía sobre el escenario y ante las cámaras de cine.
La artista se encuentra en Costa Rica y este fin de semana impartirá un taller para bailarines sobre el estilo específico de Bob Fosse, el coreógrafo original del musical Chicago.
El evento se realizará en Warehouse Dance Complex, en Guachipelín, de Escazú, y tiene un costo de $205. La escuela La Colmena aún tiene espacios disponibles.
Viva conversó con Mary Ann Lamb y este es un extracto de la entrevista.
Tiene 57 años ahora. ¿Cuán demandante es llegar a esa edad aún bailando, cantando y actuando?
Nunca te detienes. Debo decir que cuando paro, todo es torturante.
"Me di cuenta de que a una edad más joven, en mis 20, bailar me hacía liberar energía. Si no bailo, me deprimo. Es una parte de mí ahora, una muy retadora".
¿Cuál podría decir que ha sido el momento más satisfactorio en su carrera?
Tengo muchos, pues debo decir que he sido muy afortunada. No todos ocurrieron en grandes espectáculos, pero por supuesto que abrir Chicago (1975) fue enorme.
"Y luego hacer el filme de Chicago, ganar el Óscar (a mejor película del 2002)... Cuando empezamos a rodarla, era una película de bajo presupuesto y los actores tomaron salarios más bajos. Jamás creímos que iba a ganar el Óscar.
"Pero creo que uno de los momentos más especiales en mi vida fue trabajar con Jerome Robbins, el famoso coreógrafo de The West Side Story".
¿Su entrenamiento ha variado a lo largo de los años?
Absolutamente. Cuando era joven, todo era ballet. Pero conforme fui madurando, me moví a danza contemporánea y jazz.
"Pero a mi edad, lo que hago es yoga porque mantiene mis músculos en forma. Definitivamente, el yoga me ha ayudado a aún poder bailar, a tener la energía, la flexibilidad y la fuerza requeridas".
¿Cuál será el énfasis del taller que va a impartir en Costa Rica?
Quiero compartir el conocimiento que adquirí al hacer Chicago, porque me siento muy emocionada de ver que aquí lo estén montando.
"Pero también quiero dar el punto de vista detrás de los pasos, porque el teatro musical es sobre contar historias. Tienes que bailar y cantar, pero en realidad la actuación es el centro de todo.
"Bailar no es solo seguir una coreografía; es actuar para llevar adelante una historia. Esa es la manera en que trabajaron grandes coreógrafos como Bob Fosse y Jerome Robbins. 'Cinco, seis, siete, ocho' en realidad no significa nada para nosotros".
"El taller es sobre la actuación. No es sobre cuán talentoso seas, sino sobre cómo sentir el movimiento. Ese es mi regalo: venir a liberar a la gente de sus miedos sobre no ser fuertes en la técnica.
"Es decirles: 'Olvídense de todo eso, tírenlo a través de la ventana y sientan el movimiento'.
"Eso era lo que Bob Fosse decía. Él no quería grandes bailarines; él quería actores brillantes sobre el escenario.
"Los mejores artistas de teatro musical son actores primero. Vean La La Land, ese es un gran ejemplo. No vemos ahí a los mejores cantantes o a los mejores bailarines, pero nos enganchamos por la manera en que se mueven a través de la historia".
¿Entonces lo más relevante es la calidad del movimiento o de la interpretación?
La calidad de lo que sientes por dentro. Es dejarte llevar por la coreografía. ¡Y qué liberador es!
"Yo les dije a las estrellas del show (el montaje de Chicago en Costa Rica): 'Hagan los pasos, pero báilenlos a su manera'. Y se sintieron completamente diferentes".
¿Cree que el teatro musical es una respuesta a lo que ocurre en el mundo real, en nuestro momento?
Absolutamente. En Chicago, una mujer joven es ahorcada porque no sabía hablar inglés, y está basado en una historia real.
"Lo cierto es que lo que está ocurriendo en el mundo es que no aceptamos a todos. Eso es lo que está pasando en Estados Unidos justo ahora. La gente tiene miedo y los sirios no son bienvenidos. Ese es un punto riesgoso.
"En la vida real, la mujer de Chicago era inocente, ella no mató a su esposo. Pero ese miedo a alguien diferente es un sentimiento peligroso.
"Lo otro interesante es que cuando Chicago se estrenó, en 1975, no fue un éxito.
"Creo que Bob Fosse era un adelantado a su época. Atravesábamos el escándalo de Watergate con Nixon y la gente no estaba preparada para creer que alguien mataría a una persona para ser famoso o que nuestro sistema judicial era corrupto.
"Lo llevamos a cartelera de nuevo en 1996, durante el juicio contra O. J. (Simpson). Para entonces, fuimos más aceptados, y Chicago aún sigue presentándose".