¿Cómo recuerda quien olvida? ¿Persigue el detalle o lo arrastran los sentimientos? ¿Una memoria llega a la mente con placidez o con violencia?
En el montaje del Teatro Universitario La memoria fría , cuatro amigos –interpretados por Madelaine Garita, Pablo González Laura Cordero y Estefan Esquivel– reconstruyen un recuerdo compartido: un viaje que cada cual vive a su manera y, tiempo después, así mismo lo olvidan.
“Lo que importa es que la historia no se llega a completar”, asegura el director del montaje, el costarricense Gustavo Monge. “ Lo fundamental es que cuatro personas se reúnen a organizar la memoria. Es una metáfora política de cómo funciona la memoria”.
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El texto de La memoria fría surgió de una residencia creativa en Buenos Aires, a finales del 2016. Los diálogos funcionan como sutiles alegorías a la memoria histórica de la dictatura argentina.
El dramaturgo Martín de Goycoechea comenzó a escribir el texto escénico y, entre sesiones, recibió la retroalimentación de Monge y del productor Rafael Ávalos.
La memoria fría ofrece funciones de jueves a domingo hasta el 21 de mayo. Las presentaciones de jueves a sábado son a las 8 p. m. y los domingos a las 6 p. m. Las entradas cuestan ¢5.000.
Reconstrucciones. La memoria fría es un montaje en el que la escenografía es construida y destruida al ritmo de lo que recuerda cada personaje.
“La idea es trabajar cómo funciona la memoria en la realidad: fragmentos de cosas que recordamos desde lugares particulares. Cuando recordamos estamos construyendo una perspectiva más que una verdad”, explica Monge.
El grupo de amigos lo conforman mujer empeñada en conseguir una secuencia coherente de la historia; una mujer violentamente resentida con los recuerdos; un hombre agobiado por sentimientos de traición y uno suficientemente despreocupado como para empañar su propia versión del asunto.
Cada uno transita entre la emoción auténtica y la caricatura de su historia. Según explicó Monge, cada personaje representa un rol diferente frente a la tarea de reorganizar un recuerdo común.
“La imagen es tan idiota que esa es la gracia”, comenta de Goycoechea sobre el desenlace profético de la obra: el rompecabezas de la memoria pierde, en un instante, todas las piezas que lo conforman.
La memoria fría tendrá funciones en el Teatro Universitario, en San Pedro de Montes de Oca, hasta el 21 de mayo. Las presentaciones tienen horarios de jueves a sábado a las 8 p. m. y domingos a las 6 p. m. Las entradas tienen un costo de ¢5.000 general y ¢4.000 estudiantes.