Con la música adecuada, un luminoso salón de ensayos se convierte en un sórdido teatro de vodevil –un tipo de teatro de variedades que operó exitosamente hasta la Gran Depresión estadounidense –.
En tacones y mallas negras, Silvia Baltodano e Isabel Guzmán pavonean abanicos y pistolas imaginarias entre el vaivén del resto del equipo de Luciérnaga Producciones. Los chistes picantes los intercalan con movimientos excesivos de baile.
Mes y medio antes de su estreno, Chicago canta y baila en su salón de ensayos. La primera función será el 12 de mayo en el Teatro Popular Melico Salazar.
“ Chicago era la opción correcta porque es uno de los musicales más conocidos”, asegura Baltodano, quien encarna uno de los papeles protagónicos y, además, es una de los tres productores ejecutivos del espectáculo. “La gente esperaba ver algo más parecido a la película –ganadora del Óscar a la mejor película en el 2002– que lo que ocurre en Broadway. A nivel de producción es un mega reto porque el que una producción teatral se compare a una película es súper difícil”, medita.
Luciérnaga Producciones camina, a paso acróbata, por su segundo gran musical. Dos años lo separan de West Side Story , un drama ubicado a finales de años 50, en el que dos adolescentes caían presas de un amor al trágico estilo de Romeo y Julieta.
El nuevo reto es menos romántico y más cínico.
En Chicago los héroes son los ruines: las presuntas asesinas Roxie Hart (Baltodano) y Velma Kelly (Guzmán) y sus cómplices, Billy Flynn, un abogado encantador (interpretado por el cantante de Plancha Live , Adrián Céspedes) y Mama Morton una carcelaria oportunista (la cantante Charlene Stewart).
“ West Side Story y Chicago son dos obras completamente diferentes”, describe Guzmán. “En West Side Story se estaba probando algo nuevísimo para todos. En este elenco hay gente con mucha experiencia, actuando, cantando y bailando. Se nota la madurez” .
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Se lo buscaron. Conocidas por sus papeles en West Side Story , Baltodano y Guzmán son las únicas caras familiares del elenco de Chicago .
El resto son artistas que participaron de las audiciones y que, apasionados por el teatro musical, se ganaron, con cuerpo y alma, su espacio en el show.
“Soy completamente fanático de los musicales desde que tengo uso de razón”, confiesa Céspedes. El fanatismo es tal que el artista tiene tatuado en el cuello All that jazz ( Todo ese jazz ), en referencia al primer número musical deChicago . “Es una obra que he visto dos veces, una en Nueva York y otra en Londres. (Billy Flynn) era un personaje que conocía bien y la música la conocía de cabo a rabo. Había trabajo adelantado”, admite Céspedes.
“Me dio susto, te soy honesta. Fui a audicionar hasta el último día”, recuerda Stewart.
Conocida por su aparición en Dancing with the Stars durante el 2015, la artista dudaba de sus dotes de actuación hasta que su actuación le consiguió el rol.
“Para mí fue complicado al principio pensar en una mujer carcelera”, explica Stewart sobre reimaginar a Mama Morton como una mujer caribeña y pícara. “Básicamente pienso en mi tía Hermelinda”, revela.
“¿Quién más que una mamá negra? Una mamá negra es la combinación de todo: en dos segundos te aman y, si hiciste algo malo, en dos segundos te regañan todo. Mi tía es súper extrovertida. Tiene un timbre de voz grave, habla fuerte, se ríe fuerte (...) Manda al carajo a quien sea, así es ella”, dice Stewart sobre su musa.
Ese trabajo original es el nuevo reto de Chicago . El contrato de la adaptación los obliga a crear sus propias coreografías –a cargo de María Amalia Pendones–, inspiradas en el estilo de Bob Fosse –coreógrafo original del musical de Broadway–.
“El giro que le hemos dado es el de una Velma Kelly más popular”, explica Guzmán sobre su papel. “Es una personalidad más extrovertida, más excéntrica: empezó con muy poco y, finalmente, es una nueva rica. Eso la hace un poquito de calle y permite darle un poco de humor”, asegura con picardía.
Con menos actores en escena, Chicago le saca el jugo a un elenco más “compacto”, como lo describe su director Adrián Castro. La puesta, detalla, es más sencilla que la de West Side Story y, por lo tanto, el presupuesto de alrededor $150.000 es más modesto (un 30% de lo que costó su primer musical).
“Estoy sorprendido de las personas que tenemos. Vamos para la mitad del proceso y desde ya, para mí, tiene mejor nivel que West Side Story” , asegura Castro, mientras Chicago avanza, bailando con brío, hacia la recta final de su montaje.
En mayo, Chicago tendrá 10 funciones en el Teatro Popular Melico Salazar. La función función de estreno será el viernes 12 de mayo y la última presentación será el 21 de mayo. Todavía no se han anunciado los precios las entradas.