Con una semana de estar al aire es posible que hayamos visto todo el potencial que Guerreros tiene para mostrar: una involución a los últimos días de Combate. La promesa de pruebas de alto impacto y la ejecución no son suficientes para desligar lo nuevo de lo viejo.
Concepto. Estamos ante un difuso concepto que se muestra barullo: todo le sienta bien. Se mencionó por parte de la producción la referencia de American Ninja Warrior (NBC), pero desde la mascota disfrazada -sin relación estética- hasta el poco convencimiento con que se ejecutan las pruebas de alto impacto, el concepto no se presenta inspirador.
Si las pruebas son de alto impacto, en televisión deben representarse como pruebas supremas e inalcanzables, pero Guerreros no ofrece relevancia en sus eventos: ni altura, ni es masividad. Es solo un circuito pequeño de lo que pudo ser.
Poco a poco, Combate. Los presentadores vienen a hacer lo mismo que hicieron en Combate, nada puede cambiar ante la misma fórmula. ¿Cómo percibir algo distinto si se presenta igual? Sin formación de talento los presentadores se valen de su propia cognición al dirigir el espacio y el resultado es una guía sin guía.
Guerreros se compone de concursos escasamente planificados donde la física, los materiales y el diseño representan un duro reto para las pretensiones de la producción. Madera pintada de plateado, cuerdas tan largas que no permiten la física del péndulo y mecanismos con un pobre diseño funcional que entorpece la ejecución de los ejercicios son algunos ejemplos que reflejan la poca reflexión que existió detrás de la planificación. Por ende, se le pide al participante actividades improbables.
Un efecto que causa esta escasa planificación es la frustración de los participantes ante las pruebas. Ya el jueves estaban mencionando ellos mismos la ausencia de instrucciones precisas de la producción.
Seguridad y narrativa. Algunos juegos son inseguros, con tubos de metal peligrosos ante un golpe, como en el canopy que no cuenta con ninguna amortiguación ni en la base o en la pared. Podemos sumar los cables sueltos de las cámaras en trayectos donde se supone los participantes deben correr. No existe una distribución de planta adecuada que minimice el peligro de la actividad.
Esta ausencia de una distribución de la planta se traduce también en la ausencia de un plano de piso, y constantemente se mira a camarógrafos revueltos con participantes en un espacio desordenado que impide tomar con interés la narrativa. Todo esto, viene heredado de la realización de Combate, pero se magnifica ante la promesa de estar presenciando algo “distinto”.
Luego del pomposo y confuso arranque que impidió el primer día ver el formato real, y la larga cadena de programas similares, la ausencia de estructura en los programas propios de Repretel es evidente.
La vida del producto comercial contempla la modificación y actualización para extender la vigencia en el mercado y el interés de los consumidores; sin embargo, Guerreros parece el piloto o el test de lo que el programa buscaba ser. Contrapuesto con American Ninja Warrior o el mismo Beast Master (Netflix), esta propuesta parece más cercana a Calle 7 (TVN), pero claramente carece de planificación. Si usted llegó a observar Combate, el ejercicio de observar Guerreros puede resultar comparativamente interesante, el resultado de ese ejercicio dependerá de sus preferencias.