Teletica no tiene cómo controlar la percepción del público general acerca del concurso Dancing with the Stars, pero en el estudio Marco Picado –en La Sabana, desde donde se transmite el programa – su palabra es ley. La televisora gobierna a cada persona allí presente, con el objetivo de transmitir la experiencia más agradable al resto del país.
El estudio es pequeño y acogedor, tanto por el manto rojo que cubre las cuatro paredes que refugian al equipo, público y elenco, como por el calor humano de la llamada “familia Teletica”, dícese del personal de producción que no puede ser más hospitalario con la columna vertebral del show (el público).
La audiencia devuelve el favor con algarabía, y se toma la cita muy en serio: la mayoría de personas lo ven como una gala y arriban al recinto en traje entero o con elegantes vestidos, respetando la formalidad clásica de los bailes de salón.
“No queremos dar la impresión de que la están pasando mal porque la están pasando bien”, le dice Mario Cañas a una parte del público, 14 minutos antes de iniciarse el programa, instándolos a que sonrían en todo momento. Cañas es contratado por la producción para que sea animador de la audiencia durante los cortes comerciales.
Empero, durante la novena gala de Dancing with the Stars –celebrada el domingo 19 de octubre–, el animador casi nunca se vio obligado a recurrir al tono imperativo para sacar la mejor cara del público, pues el 90% de la audiencia allí presente –que en su mayoría se ganó el derecho a su espacio en el auditorio mediante concursos– respondía complacida para formar parte del show .
Esencia. En el momento en el que Dancing with the Stars está al aire, las tomas del público son las menos; los asistentes son sombras al fondo, pero sus aplausos son un efecto de sonido indispensable. De vez en cuando saldrá alguna toma del respetable que no superará los cinco segundos, y durante el resto de las dos horas su participación será más resonante que óptica.
“El público es muy importante porque envuelve el ambiente y motiva a los bailarines, pues se sienten más comprometidos a hacer bien el baile con ellos cerca”, comentó Esteban Flores, realizador del programa. “Es tan importante que hasta contratamos a un animador para ayudar a que eso se magnifique, para que los que ven por televisión escuchen un ambiente muy ameno”.
Aunado a eso, el aplauso del público también es fundamental para las transiciones entre los distintos segmentos del programa. Si el auditorio se mantuviera en silencio, la transmisión sería incómoda desde todos los frentes. “El animador viene a controlar, pero siempre tenemos un buen ambiente y el público siempre está dispuesto a aplaudir y apoyar”, manifestó Flores.
Orden. El público arriba al canal entre las 6 p. m. y las 7 p. m. (hora a la que comienza el programa). Antes de la emisión, se encontrarán con múltiples pruebas de sonido, cámaras y micrófonos, así como degustarán de una buena colección de chistes a cargo del actor César Meléndez, parte del jurado.
Para Meléndez, todo en la vida es un estímulo, desde echarle una mano a Cañas con la animación del público hasta tomarse fotos con quien se lo solicite, y quizá sus mejores salidas se dan fuera de cámaras.
Al igual que él, los concursantes Alex Campos, Maureen la Tía Salguero y Pedro Capmany son los que más departen con el público durante los cortes comerciales, el único lapso permitido para ir al baño.
Los presentadores –Shirley Álvarez y Randall Vargas– se mantienen en su pose de extrema seriedad, con poco contacto con la gente, concentrados en el guion y corriendo de un lado al otro del escenario.
Los camarógrafos son los artistas de la producción: bailan tanto como los participantes para lograr tomas excepcionales. Si se pone la debida atención, es fácil saber cuáles son sus parejas favoritas de la competencia, no por una diferencia de tomas, sino por sus caras.
En los cortes comerciales, dos personas limpian la pista de baile hasta que brille para la próxima toma en el escenario, mientras que el público encuentra todo lo que está a su alrededor atractivo y fascinante.
Finalizada la transmisión, llega la hora de los selfies con las parejas y el jurado, al mismo tiempo que la producción guarda toda la utilería hasta el próximo domingo.
Esto es lo puede administrar Teletica de cómo la gente percibe Dancing with the Stars, y vaya que lo hace brillantemente.