Un duro policía forjado en las calles de Chicago, curtido cazador de ladrones y temido por los maleantes de callejón. Así fue como Dennis Farina se dio a conocer, no ante las cámaras, sino en la vida real.
Mucho antes de que Tom Selleck pusiera de moda el bigote entre los defensores de la justicia, ya Farina era un bigotudo temido en el bajo mundo. Y es que este veterano actor –fallecido el pasado 22 de julio, a las 63 años– forjó su personalidad de rudo a la brava, primero en el ejército y luego en el departamento de policía de la Ciudad de los vientos.
Que este detective, con 10 años de experiencia en el escuadrón de robos, llegara a convertirse en un intérprete respetado en el cine y la televisión estadounidense se dio por una mezcla de coincidencias, buena suerte y un innegable talento.
Sin embargo, el mismo Dennis dudaba de cambiar de carrera a sus 35 años, al punto de que cuando –a mediados de los 80– consiguió su primera trabajo estable como actor tomó, como precaución, un permiso de un año de sus labores policiales. Lejos estaba de saber que nunca más volvería a colgarse la placa... al menos en la vida real.
El detective Farina. Descendiente de inmigrantes sicilianos, Farina nació en Chicago, ciudad que lo moldeó y que marcaría una gran influencia en su posterior carrera artística. De joven se enroló en el ejército y a su regreso ingresó a la policía. Su trabajo de “azul” empezó en 1967 y concluyó en 1985, justo cuando la actuación lo llamaba a gritos.
Fue precisamente su experiencia policial la que lo acercó al arte, luego de que un amigo en común lo pusiera en contacto con quien sería uno de sus mentores: el cineasta Michael Mann.
El aclamado director necesitaba a un policía como consultor para su película Thief y Farina no vio mal ganarse un dinero por fuera. La química entre ambos fue inmediata y el detective terminó interpretando un pequeño papel en la cinta, estrenada en 1981.
Aquel acercamiento con la actuación cautivó al policía y poco a poco se vinculó con la escena teatral de Chicago, aunque sin desprenderse de su placa y revólver. No fue sino hasta que Mann lo llamó para ofrecerle un trabajo permanente que Farina se arriesgó y tomó la licencia sin goce de salario de la que nunca volvió.
La relación entre Dennis Farina y Michael Mann fue larga y exitosa, con el director tomándolo en cuenta en sus tres series televisivas más sonadas: Miami Vice , Crime Story y la recién cancelada Luck . También trabajaron juntos en Manhunter (1986), la primera adaptación para el cine de una novela acerca del famoso psicópata Hannibal Lecter.
Chicago 1963. Crime Story –en nuestro país se transmitió como Historia del crimen – fue el punto alto en la carrera histriónica de Farina. Ahí encarnó al teniente Mike Torello, un tipo de pocas pulgas obsesionado con frenar la carrera criminal del joven mafioso Ray Luca (Anthony Denison). Ambos personajes se enfrentan hasta la muerte, con el avión en el que viajaban estrellándose en el mar y dejando al público con el clavo del desenlace.
Aquel abrupto final no era lo que Mann quería pero se dio luego de que NBC cancelara la serie tras solo dos temporadas, producto de la baja sintonía. Vale aclarar, eso sí, que la caída fue culpa de la propia cadena, que tras un primer año muy exitoso decidió cambiar Historia del crimen de los viernes a los martes, para enfrentarla con Luz de luna , lo cual a la postre resultó ser una mala jugada.
Pese a su corta vida (se emitieron 44 episodios, de setiembre de 1986 a mayo de 1988), la teleserie hizo estrella a Farina. Así, el policía de Chicago que interpretaba a un policía de Chicago se terminó de consolidar, mientras el programa servía de vehículo para jóvenes talentos que apenas hacían sus primeras armas en televisión, como Julia Roberts, Kevin Spacey, Gary Sinise, Christian Slater y David Caruso.
Historia del crimen también terminó de redondear la imagen que Farina exhibiría a lo largo de su carrera de tres décadas ante las cámaras: elegante, siempre arreglado, con un aire clásico y a la vez bribón. “Se ubicó en un cierto nicho cultural que incluía las uñas cuidadas, el pañuelo en la bolsa, Sinatra, Tony Bennett, My Way . Amaba todo eso”, aseguró Michael Mann al diario inglés The Guardian tras enterarse de la muerte de su eterno colaborador.
Siempre ocupado. Farina se acostumbró a ser un buen actor de reparto, alguien cuyo talento era lograr que otros se lucieran, aunque sin renunciar por eso a uno que otro estelar. En cine, además de su trabajo con Mann, también estuvo al mando de Steven Spielberg ( Salvando al soldado Ryan ); Guy Ritchie ( Snatch ); Barry Sonnenfeld ( Get Shorty ), y Steven Soderbergh ( Out of Sight ), entre muchos otros.
Sin embargo, su gran amor fue la televisión y a ella regresó con fuerza a mediados de la década pasada, tras ser contratado para unirse el equipo de detectives de la longeva serie La ley y el orden . En dicho drama, Farina dio vida a Joe Fontana, un policía llegado a Nueva York cuyo origen era muy similar al de su intérprete, pues ambos eran oriundos de Chicago, incluso del mismo barrio, y habían asistido a las mismas casas de estudio en esa ciudad.
El paso por la franquicia le duró dos años y de ahí saltó a ser el anfitrión de Misterios sin resolver , el ya clásico programa que rastreba a criminales prófugos. En él, Farina se mantuvo hasta el 2010.
En tiempos más recientes el veterano actor volvió a juntarse con Mann para ser parte de Luck , el drama de HBO sobre las apuestas detrás de las carreras de caballos. Para su mala fortuna, la serie –estelarizada por Dustin Hoffman– fue cancelada en su primer año al aire tras revelarse que varios equinos murieron durante las grabaciones.
Lo último que se vio de Dennis Farina en televisión fue su paso, como invitado, en la popular comedia de Fox New Girl , al lado de Zooey Deschanel. Curiosamente, su personaje murió en la trama hace un par de meses.
Otrora un hombre muy ocupado, Farina bajó su perfil tras el único escándalo que se le recuerde, cuando en el 2008 fue detenido en el aeropuerto de Los Ángeles, al descubrirse que portaba una pistola cargada y sin registro. El hombre que el público se acostumbró a siempre ver con un revólver a mano se declaró culpable de andar armado y fue condenado a dos años de libertad condicional.
Al final, Farina vivió sus últimos días tranquilo, no en su amada Chicago, sino en el calor de Arizona, donde un fallo pulmonar se lo llevó sin que el mundo lo esperara. Aquel fue el adiós de un buen policía y un mejor actor.