El ritmo en esteroides con el que la trama de Game of Thrones ha corrido en la presente temporada inevitablemente encontraría un freno aparatoso. Y ese freno se dio en Beyond the Wall, el peor episodio que le hemos visto este año y que bien puede concursar como el capítulo más flojo de toda la historia de la serie.
En adelante se abordará en detalle la trama de Beyond the Wall, sexto y penúltimo capítulo de la serie de HBO, transmitida a todo el mundo el 20 de agosto. Si aún no lo ha visto (lo cual sería raro, pues incluso circuló piraterado desde días antes), entonces prepárese para los spoilers en la vía.
¿Cómo un capítulo que incluyó un oso polar zombi, un dragón zombi y un ejército zombi es el peor del año? Pues justamente el ímpetu de buscar impresionar a la audiencia con estos golpes de efecto hicieron que los guionistas se olvidaran de los personajes, de desarrollar sus conflictos, de darles un poco de espacio para respirar.
Ya en episodios anteriores pudimos apreciar que los creadores de la serie estaban acelerando las acciones, brincándose explicaciones y haciéndose los locos con la lógica del tiempo. Para su beneficio, los cinco primeros programas de la temporada estuvieron bastante bien y compensaron cualquier falencia. Eso o nosotros, maravillados por los dragones, nos hicimos de la vista gorda.
Sin embargo, con Beyond the Wall fue imposible disculpar tanta carrera. El ánimo de proveer al Rey de la Noche de un dragón impulsó un argumento atolondrado, en el que los personajes incurrieron en errores idiotas ajenos a su personalidad (el Hound tirando piedras, por ejemplo), y en el que se acumularon tantas acciones carentes de lógica que se hacía imposible meterse en la historia con tantas preguntas que quedaron colgando en el aire.
Antes de enumerar algunas de las incosistencias que se hicieron evidentes en el capítulo, repasemos lo básico: la misión suicida de Jon Snow y su equipo para capturar con "vida" a uno de los zombis fue casi un éxito, si tomamos en cuenta que se logró el objetivo y el disfuncional grupo expedicionario solo perdió a Thoros de Myr. El escuadrón logró emboscar a una "patrulla" de muertos andantes, capturar a uno de ellos y atrincherarse en una isla en medio de un lago helado, donde finalmente Dany y sus dragones rescataron a todos del ejército de zombis que se les vino encima. Hasta ahí, digamos que todo bien.
El asunto es que todo el viaje más allá del Muro careció de orden. Las ocurrencias se apilaron más altas que un gigante zombi (desaparecidos, por cierto) y apuesto que no fui el único en salirse del sano ejercicio de entretenimiento para enfrancarse con dudas que no deberían estar ahí. Game of Thrones siempre ha sido una serie inteligente, de diálogos valiosos, que se tomaba su tiempo para construir la relación entre los personajes, y por eso fue una pena que apenas nos dieran una probadita en los primeros minutos de lo que pudo haber sido y no fue: Tormund y Sandor conversaron por primera vez en la serie y su intercambio fue una delicia efímera, cuando bien se pudo haber construido más sobre ellos. Y lo mismo con el diálogo entre Jon y Jorah, o la recriminación de Gendry a Thoros y Beric por haberlo vendido temporadas atrás. Fue material bueno, del que apenas nos dieron una cucharadita cuando bien pudo haber sido un galón.
Dany perdió un dragón, y eso tiene lógica pues el enfrentamiento que se viene para la octava temporada necesitaba balance. Y sí, genial que vayamos a ver un dragón zombi, pero el cómo llegamos a él fue forzado: la reina Targaryen se lanzó al Norte sin meditarlo, impulsada por el miedo de perder a Jorah (ja, sobre todo). No, su miedo es perder a Jon, y por eso termina exponiendo sus tres bestias al Rey de la Noche, quien se trajo abajo a Viserion y lo tornó en uno de los suyos.
Aparte de la pelea en el hielo (no califica de batalla), el episodio tuvo un par de escenas en Dragonstone, donde Tyrion de la nada le planteó a Dany la necesidad de pensar en quién continuará su reinado cuando ella muera. El otro punto de la historia es Winterfell, donde Arya y Sansa están irreconocibles, enfrascadas en un pleito tonto de hermanas y sin darse la oportunidad de entender que ya no son las mismas chiquillas de antes.
Lo de Arya ha sido decepcionante, pues su personaje se siente en franco retroceso, perdiendo la madurez que le vimos al final de su pasantía en Braavos. Aún así, nos queda la confianza de que el cierre de temporada dejará mejor resuelta la relación entre las hermanas Stark.
Preguntas sin respuesta:
¿Por qué Dany, que tuvo la prudencia de llevar solo un dragón a su pelea con los Lannister, decide súbitamente exponer a los tres en el Norte?
¿Por qué darle énfasis dos capítulos atrás al martillo de Gendry para luego pedirle que lo abandone en medio de la nada?
¿Cómo Gendry, un sureño que nunca había visto la nieve, encontró su camino de vuelta en medio de aquel paisaje blanco no solo hasta el Muro, sino a la mismísima puerta de Eastwatch?
¿Cómo Gendry llega a salvo a Eastwatch a pesar de ir desarmado, si ya vimos que por esas planicies hay osos reanimados y patrullas de zombis?
¿A qué velocidad vuelan los benditos cuervos mensajeros? Jon y su grupo aguanta en la isla en medio del lago helado si acaso 24 horas, período que incluye la maratón de Gendry, el viaje del cuervo de Eastwatch a Dragonstone y el vuelo de Dany y sus dragones desde Dragonstone a más allá del Muro.
¿De cuándo acá Dany tiene trajes para la nieve? Muy lindo el atuendo, pero el verla en modo "Islandia" no tiene lógica, pues ir al Norte no estaba en sus planes.
¿Cuántas veces más tenemos que ver a Jon Snow salvarse en el último segundo de una muerte que parece segura? Ya está claro que Jon es el legítimo Highlander inmortal, así que ya cansa el que lo pasen exponiendo injustificadamente al peligro (quedarse sin necesidad de último peleando contra los zombis en vez de subirse al dragón; lanzarlo a un lago helado; plantarlo solo y con hipotermia frente a los zombis). Denle un poco de paz a este hombre.
Desde que empezaron a marchar hacia el Muro, a los White Walkers los hemos visto como una sola masa de miles de cadáveres. Fue muy conveniente para nuestros héroes el encontrarse con un grupo pequeño, fácil de dominar, y aún más que incluyese a un zombi "prestado", el único que no cayó cuando Jon eleminó al caminante que los lideraba.
¿El Rey de la Noche no tenía su lanza de hielo para cuando Jon les enfrentó en Hardhome y logró salvarse en un bote? ¿Y por qué arriesgarse a probar puntería con un dragón en vuelo cuando tenía en frente a uno en tierra?
¿Qué diantres fue lo que hicieron con Benjen Stark? Su regreso la temporada pasada para salvar a Bran, después de tantos años desaparecido, fue un acierto y todos lo aplaudimos. Sin embargo, esta nueva aparición para salvar a Jon no tiene pies ni cabeza: ¿estuvo todo el rato viendo a la distancia?, ¿por qué esperó para manifestársele a Jon justo cuando no podía responder sus preguntas?
¿Jon se olvidó de Winterfell? El Rey en el Norte anda de cacería y jugando al enamorado sin reparar en sus hermanos y su pueblo (bien dice Sansa que tiene semanas sin saber de él). A estas alturas, en Winterfell creen que Jon sigue de minero en Dragonstone, y él nunca hizo por dónde averiguar más del regreso de Arya y de Bran. ¿El que Bran tenga visiones donde ve a los zombis no le generó ni un gramo de curiosidad? ¿Tanto costaba mandar un cuervo de vuelta pidiendo más detalles? Esta incomunicación no se entiende (y menos en tiempos de cuervos que vuelan a velocidad de banda ancha).
Y bueno, ni entremos a hablar de las dichosas cadenas. ¿Es que acaso hay sucursales de EPA más allá del Muro?
Algunos apuntes al margen: El capítulo tuvo varios momentos "uy, no, no lo maten" bien logrados, como cuando Tormund estuvo a punto de ser arrastrado al agua, o cuando Jorah casi se cae de Drogon. Si todos estos personajes que parecían secundarios han sobrevivido tanto, pues es casi seguro que los veremos pasar con vida a la siguiente temporada.
Tormund y Brienne se merecen al menos un encuentro más. El amor del salvaje hacia la guerrera es legítimo (muy a su manera) y todos deseamos tenga la oportunidad de decírselo... para luego verla a ella partirle la cara.
Beric Dondarrion es un valor agregado tremendo para este cierre de temporada. Su filosofía, su empuje, su clase, y esa espectacular espada en llamas es de lo mejor que vimos en este episodio.
El romance entre Dany y Jon, que estaba presuestado, se está tornando absurdamente meloso. Él llamándole "Dany" de la nada; ella llorándolo más a él que a su hijo Viserion, las manos sudadas. Sabíamos que esto iba a pasar pero no que iba a resultar tan aburrido.
Muerte de la semana: Pobre Thoros de Myr, que en cualquier otra semana hubiese sido un muertazo, pero está difícil que pueda competir contra Viserion. La muerte del dragón nos dolió a todos tanto como a Dany. Aún así, consideremos que la muerte de Thoros no es un detalle menor, pues él era el único en Westeros que dominaba a voluntad el arte de resucir a los muertos (cierto, Melisandre lo logró con Jon, pero ni supo cómo lo logró). Ahora sí que Beric está viviendo la última de sus vidas.
Lo que viene: Un final de temporada que juntará, por primera vez, a buena parte del elenco principal de la serie en un mismo escenario. Ya vimos por los adelantos que en la reunión para pactar la tregua y unir fuerzas contra los muertos vivientes participarán Cersei, Jaime, Jon, Tyrion, Jorah, Theon, Davos y Brienne (Daenerys está notablemente ausente del video promocional). The Dragon and the Wolf será el episodio más largo de la historia de la serie (79 minutos) y lo último que veremos de Game of Thrones en por lo menos un año. Que les aproveche.