Hay personas que nacieron para dejar una marca, pero las consecuencias y tono que tengan estos legados, solo los determinará el tiempo. Donald Trump, por ejemplo, erigió su camino hasta la Casa Blanca en medio de escándalos, comentarios completamente machistas y, claro, una imagen de magnate e hijo de Nueva York.
Trump, como muchos otras figuras públicas ha seguido a cabalidad la regla número uno de Roger Stone: “Es mejor ser infame que nunca haber sido famoso”; solo que en su caso, el resultado no fue aparecer en la portada de unos tabloides, sino que amaneció un día en la Casa Blanca, como uno de los líderes más influyentes del mundo.
Netflix estrena el documental Get Me Roger Stone ( Llama a Roger Stone ), que cuenta el ascenso de Donald Trump, como figura política de la mano de Roger Stone. Desde los años 80, él vio el potencial del empresario como figura y, recientemente, trabajó como ingeniero del fenómeno Trump.
El documental tiene un viaje inmersivo en la campaña del candidato republicano y su eventual victoria en las elecciones de Estados Unidos. Al mismo tiempo, retrata a Roger Stone, un desconocido para quienes vivimos de este lado de la frontera, pero una figura sin paragón en Washington.
Por años se ha hecho un nombre siendo un comunicador disruptivo, un hombre sin escrúpulos para llevar una historia a los medios, con sus reglas y bajo su tono.
“Los que dicen que no tengo principios y no tengo alma son unos grandes perdedores, perdedores amargados”, dice en el tráiler el mismo Stone.
Como cuenta el documental, este hombre usa cualquier táctica y nunca le ha importado ensuciar su nombre; todo lo contrario, se ha hecho un nombre ensuciándose más que nadie; él es el fin y los medios.
Véalo. Viernes 19 de mayo. Netflix