P ronunciar el hombre de Michel Brown es hacer referencia a uno de esos actores que son considerados como sinónimos de galanes de la televisión. Esa “etiqueta” que ha tenido que llevar a cuesta en sus 21 años de carrera, se ha convertido en el principal motor de búsqueda de papeles que le permitan demostrar su versatilidad en la actuación.
Lograrlo no ha sido fácil. Desprenderse de la imagen del entrañable Franco, de Pasión de gavilanes ; del futbolista Diego, de Amores de mercado , y de Miguel del Toro, en El fantasma del Gran Hotel , ha exigido mucho de él. Librarse de estos álter ego, contrario a lo que se podría pensar, representaron una entretenida batalla en la que la única opción era sobrevivir.
¿Su estrategia? Reinventarse. Para Brown lo importante era demostrar que estaba para mucho más. Aún y cuando estos papeles le enseñaron mucho, sentía esa necesidad de arriesgarse continuamente en roles, en los que su público no pensaría verlo jamás. Allí estaba el real sueño a cumplir.
Hoy, esto es toda una realidad. A sus 38 años, el argentino protagoniza la serie La mariposa , junto a María Adelaida Puerta, en donde interpreta a Manuel Martínez, un agente de la D4, uno de los principales entes del Gobierno de EE. UU., y que lucha contra el crimen del narcotráfico y del lavado de dinero.
Sobre esta interpretación, y los nuevos retos a los cuales se enfrenta conversó el actor con Viva .
¿Cómo fue el proceso de construir a Manuel Martínez?
Fue un personaje completamente diferente a lo que venía haciendo. Era un oficial de la Policía que perdió a su mujer en un asesinato, por lo que tenía un rencor muy profundo. Tuve que recibir entrenamiento con la Policía de Colombia para aprender a utilizar armas largas y cortas, lo que fue un sueño cuando era niño (ríe). Tuve hasta la oportunidad de conocer a un infiltrado de la DEA que vive en Colombia, y que me contó todo lo que hay detrás de este mundo.
¿Qué resultó ser lo más sorpresivo de trabajar con este infiltrado?
Fui a un almuerzo con esta persona para conocerla un poco más. Lo que más me sorprendió es que estábamos en un asado, y en un momento pasó un helicóptero por el lugar y el tipo comenzó a analizar todo a su alrededor como si estuviera trabajando. Ese tipo de personas vive en una constante zozobra, pues su familia podría estar en peligro, además de que no puedes compartir con tus seres queridos tu experiencia en el trabajo.
Partiendo del hecho de construir de cero este personaje, ¿qué descubrió de usted?
Es algo completamente diferente a lo que venía haciendo, y ahí está la magia. Descubrí que sigo llevando conmigo a un niño, porque tomé la decisión de no tener dobles en las escenas de acción, porque era mi posibilidad de divertirme. Teníamos un gran elenco y hay un feedback con grandes actores, lo que te da la oportunidad de crecer.
¿Cuál fue el beneficio de pasar de las telenovelas a las series?
Lo dijiste perfecto hace un momento: ‘explorar más en otros proyectos’. Lo importante es saber casarse con estos dos géneros, pues son muy diferentes. El tono en el que uno hace una serie es completamente distinto, pues apuesta más a la realidad, mientras que la telenovela apuesta más a lo idílico, al amor, al ser capaz de hacer hasta el ridículo por lo que realmente se quiere. Yo me gozo mucho las dos, porque la televisión me permite hacer lo que me gusta. Por ejemplo, espero que pronto puedan ver en Costa Rica la serie Mentiras perfectas , que es un remake de Nip/Tuck .
¿Qué nos puede adelantar de ese proyecto?
Ha sido maravilloso, porque tuve que aumentar ocho kilos y hasta usar una barba larga, además de que es un tipo oscuro. Solo eso te puedo adelantar (ríe). Creo que lo fascinante de las series es su lenguaje contemporáneo.
En un momento dijo que se había aburrido de ser el típico galán. ¿Es esto lo que lo hizo aceptar un proyecto como Mentiras perfectas?
Tienes toda la razón, eso es lo que siento. Creo que trabajos como este me permiten mostrar facetas que las personas desconocen de mí. Además, tengo la gran ventaja de que vuelvo a ser yo, en cuanto a la parte física, en muy poco tiempo (bromea). Me parece que de eso se trata este trabajo, de dejar de ser uno y comenzar a ser otro, por momentos. Lleva un gran esfuerzo, pero creo que eso es lo maravilloso de este trabajo, que le permite al público verte en distintas formas.
¿La etiqueta de galán le llegó a pesar en algún momento?
No fue que me pesó, sino que me llegó a aburrir en algún momento. Creo que cuando eso sucede, el trabajo de cambiar la situación es de uno, de hacer un trabajo completamente diferente al que se está acostumbrado. Eso me hizo dar el salto a las series de televisión y al cine, para ganar credibilidad en ello. No me pesó, solo que llegó el momento de crecer y querer un poco más. Me parece que si no quiero que me llamen para hacer solo de galán, el esfuerzo debe ser mío, de buscar otras alternativas para que no sea así.
Interpretar papeles como el de La mariposa y Mentiras perfectas , ¿es el resultado de ello?
Sí, así lo siento. Más que tener paciencia, soy un tipo que no trato de planificar tanto mi vida, pues trato de casarme con las cosas que me llenan y que, de alguna forma, son gratificantes para mí. Siento que es así, que lo está destinado para entrar a mi vida siempre llega. No me desespero por lo que está por venir, porque llegan buenas cosas como resultado de lo que la gente ve de tu trabajo. Soy una persona que no entro en caos y la realidad es que trabajo para vivir y no vivo para trabajar. No entro mucho en crisis, por ahora (ríe).
El estar casado con la actriz Margarita Muñoz, ¿le permite ver la vida desde esta perspectiva?
Sí, claro. Soy un hombre que disfruto muchísimo el viajar por el mundo, conocer de otras culturas y vivir experiencias inolvidables. Ella ha sido mi cómplice en toda esta locura de vida.
Es un hombre que disfruta no planear sobre el futuro. Sin embargo, ¿qué es lo que espera de el?
Creo que, a nivel profesional, estaba deseando ser parte de una película que fuera realmente exitosa y lo logré con Cásese quien pueda , un proyecto de origen mexicano que se convirtió en la tercera película más vista en toda la historia en ese país. En la parte personal, me siento muy feliz, realizado y completo. Lo que espero es seguir teniendo esa capacidad de sorprenderme siempre.
Ha triunfado en países tan competitivos como México, Colombia, Argentina y Estados Unidos. ¿Cuál cree que ha sido la clave para ello?
La verdad. Hay momentos en los que uno está frente a la cámara y está haciendo un proyecto, por lo que el público conoce al personaje, pero del otro lado está quien realmente es uno. Eso te permite hacer del trabajo algo agradable, no tener un ego malsano. La clave del éxito, creo que no la tiene nadie. Cuando yo hice Pasión de gavilanes , hace 11 años, era la novela más absurda que podía existir.
¿Por qué lo dice?
Porque se trataba de un hermano cubano, uno venezolano y otro argentino, que terminaban bailando música tex-mex en Colombia (ríe). Sin embargo, nos encontramos con esta sorpresa, del éxito mundial de la telenovela. Esto es como una ruleta rusa.
¿Cómo manejar el ego después de algo así?
(Ríe) Trabajo en esto hace 21 años, así comencé desde que era muy chiquito. Soy hijo de un actor –Carlos Brown–, así que desde ese momento me puso los pies en la tierra con una frase que no olvido: ‘No te la creas, pues, simplemente, vives en una caja de sueños durante, aproximadamente, seis meses’. Y esa es la realidad de un actor.