
No existen casualidades, solo destinos: la inconfundible manera de Ernesto Jerez de narrar un jonrón llegó sin pensarla ni buscarla; simplemente la encontró por “accidente”.
Fue un partido del que solo se grabó el video, no el audio: tuvo que volver a narrarlo junto a Luis Alfredo Álvarez.
Jerez se pasó diciendo ‘no, no, no’. Los dos estaban preocupados de que la gente se diera cuenta de que no era en vivo. Vino un cuadrangular y dijo ‘no, no, no’ y salió el ‘díganle que no a esa pelota. El “a lo profundo" fue para para dar tiempo a la jugada.
“Díganle que no a esa pelota” es su marca de fábrica (en inglés catchphrase ) que lo hace reconocible para cualquier fan beisbolero de América Latina.
Hoy, Ernesto Jerez (Santiago de los Caballeros, República Dominicana, 1967) es una de las voces más reconocidas del deporte; como en su momento lo fue Buck Canel, cuya sentencia “no se vayan que esto se pone bueno” todavía se repite cuando un juego sube los grados de la emoción.
Jerez, una persona afable tal cual se escucha y ve en la pantalla chica, no considera que esté cerca de aquella leyenda del micrófono, aunque se declara honrado de que alguien piense que puede llegar a esos niveles.
A los 47 años, con 20 de trabajar en la cadena ESPN, el jueves 29 de octubre, Ernesto Jerez conversó, por vía telefónica, por espacio de 25 minutos con La Nación , poco antes de viajar a Nueva York, donde narraría los juegos tres, cuatro y cinco de la Serie Mundial del 2015 (ganada por los Reales de Kansas City).
El siguiente es un extracto de la conversación.
¿Usted encuentra al béisbol o es el béisbol el que lo encuentra a usted?
Bueno, imagínate que yo soy dominicano y en República Dominicana hay tres deportes: béisbol, béisbol y béisbol. Todo dominicano que se diga dominicano sabe que el primer deporte que va a practicar, por el primero que va a ir al estadio es el béisbol. Diría que es algo mutuo.
¿Dónde cree que reside la magia de este deporte?
No hay un partido que se parezca a otro; de hecho, no hay una entrada que se parezca a otra, no tiene cronómetro, es el enfrentamiento entre un lanzador y un bateador...
¿Cómo se da el tránsito a la locución y cómo se conecta con su pasión beisbolera?
Yo lo que quería era ser productor de televisión, pero en 1995 se dio el proyecto de SportCenter Internacional para América Latina y, bueno, fui a hacer un casting y fui uno de los tres seleccionados. De ahí en adelante fuimos evolucionando: narramos baloncesto universitario, baloncesto de la NBA... Para 1997, Luis Alfredo Álvarez y yo pedimos una oportunidad para narrar béisbol de Grandes Ligas; se nos dio y la carrera de uno fue así despegando.
¿Recuerda el primer partido que narró?
(Se carcajea con ganas ) ¡Esa es es muy buena! La verdad es que no recuerdo, pero sí te puedo decir que han sido muchos, y algunos nos han marcado: el Juego de Estrellas de 1998, en Denver; nuestra primera Serie Mundial, en 1997, cuando los Marlins ganaron con el Niño (Edgar Rentería).
¿Qué le produce más satisfacción narrar: las Grandes Ligas o la Serie del Caribe?
(Vuelve a reír de forma franca ) Creo que son diferentes: la temporada de Grandes Ligas son 162 juegos. La Serie del Caribe se puede ver no solo entre equipos profesionales, sino entre países.
Como se dice acá, en Costa Rica, ¿todavía siente ‘nervios’ a la hora de transmitir?
Es una rutina nerviosa. Siempre se sienten esas cosquillas. Imagínate que en el 2013, para el Clásico Mundial, mi padre había fallecido en febrero y en marzo a mí me tocó narrar cómo República Dominicana se llevó, invicta, ese Clásico. Esos son los recuerdos que uno se lleva de esta carrera, que ya tiene 20 años.
Si le dijera que va en camino de estar a la par de grandes leyendas de la narración, cito a Buck Canel, ¿qué diría?
No, yo... Imagínate... Tú nunca te puedes imaginar ese tipo de cosas. Te llena de satisfacción, de orgullo, de alegría, pero creo que a mí me todavía me falta mucho por recorrer. Uno toma eso de manera muy humilde.
Hablemos de su sello personal, de su marca de fábrica...
Exacto. Es completamente reconocible. Hay gente que espera un jonrón para oír cómo lo canta.
Es un sello que nació de una historia jocosa. Yo no tenía ese sello para cantar el cuadrangular. Hay gente que te ve, tal vez no se acuerda de tu nombre y te dice: ‘Díganle que no a esa pelota’. Ojo, para que tú veas: a mí me gustan los partidos 1 a 0, a mí no me gustan los partidos que terminan 11 a 8; pero, como la vida da tantas vueltas, uno tiene que moldear su carrera, pues entonces que sea así.
¿Hasta cuándo tendremos a Ernesto Jerez en estas lides?
Hasta que Dios me permita seguir narrando. Quiero aprovechar el tiempo, ya veremos. A mí siempre me gusta dejar una página en blanco para ver lo que el destino tiene para mí.
Ernesto Jerez: "Díganle que no a esa pelota".