J alé Berahimi llegó a Costa Rica en 1994 cuando tenía 10 años; para entonces no hablaba una jota de español porque provenía de Dubai con su padre Mahmood Berahimi, quien es de origen iraní.
Solo hablaba el farsí, aunque de no practicarlo lo olvidó por completo, tanto es así que ahora con su papá, solo se comunica en español.
“Es rarísimo, incluso cuando allá iba a la escuela vestía al estilo árabe, hasta tengo fotos de esa época, son recuerdos bonitos, pero no lo cambiaría por la vida aquí”, reflexiona esta morena de ébano, de ojos negros y cabello azabache.
Tiene sangre árabe y tica pese a que nació en España, en donde se conocieron sus progenitores.
“Era muy complicado en Dubai porque si no tenés el pasaporte árabe no podés estudiar, así que nos vinimos para Costa Rica porque mi mamá es de aquí”.
Esa exótica mezcla hace de Jalé Berahimi Sánchez una mujer indomable, rebelde como vela al viento, capaz de generar chimazón con solo verla por encimita, pero con el encanto de una sirena.
Asegura que hace mucho se “inyectó” la dosis adecuada de “resbaladina” para que las críticas que le hacen (ácidas en su gran mayoría), no le afecten.
Tiene el estereotipo de ser una niña de papi, lo que demuestra que las apariencias engañan, pues es graduada de centros educativos públicos (Escuela San Francisco y el Colegio Samuel Sáenz, ambos en Heredia) y no le apena reconocer que usa ropa americana usada.
El 16 de junio cumplió 28 años y, como suele hacerlo lo celebró por todo lo alto.
La presentadora, 1.73 metros, recuerda que la transición de niña a preadolescente fue difícil –casi traumática–, pues en Dubai fue a la escuela solo con mujeres y usaba el pelo largo porque su papá no la dejaba cortárselo.
Y, considerando que su padre es un musulmán estricto y radical, es de suponer que su paso a la adolescencia en un mundo occidental, representó un shock .
“Hasta ahora es que puedo decir que se relajó un poquito, yo sabía que a papi le molestaban los shorts o minifaldas, a veces tenía que salir vestida de una forma e irme a la casa de una amiga a cambiarme para que él no se diera cuenta, porque también él tenía miedo, no podemos tapar el sol con un dedo, el ambiente del modelaje se ha vuelto muy corrupto y hay muchas que no necesariamente se dedican al modelaje.
¿Entonces empezó siendo modelo?
No necesariamente, lo que pasa es que a veces trabajaba en lanzamientos de productos, nunca fui de modelar ropa interior, a mi papá le molestaba eso.
¿A qué edad tuvo el primer novio?
A los 17, recuerdo que papi se sentaba entre mi novio y yo, incluso así fue hasta como los 20 años. Él estaba acostumbrado a ver que sus hermanas primero se casaban y luego conocían a sus esposos y aquí es todo lo contrario.
Entiendo que su papá se dedica al comercio de ropa americana, ¿alguna vez ha usado prendas de las que él importa?
¡Sí claro!, la persona que diga que nunca ha usado un “american chuics” es un mentiroso, recuerdo que en el colegio –como siempre me ha gustado arreglar mi ropa–, le preguntaba a mi papá si tenía jeans chivas para adecuarlos a mi medida. Aunque sea para hacer disfraces, pero todo el mundo ha usado ropa americana alguna vez, ahora no uso porque hay una tienda que me patrocina.
Teniendo un papá tan estricto, ¿recuerda cuándo fue la última vez que la castigaron?
Mi último fajazo fue a los 19 años porque salí sin permiso y llegué súper tarde, me fui a modelar unas joyas y la foto salió en el periódico, cuando mi papá las vio se puso furioso.
¿Cómo hace para trabajar en televisión si a su papá le molesta el ambiente farandulero?
Fue una ventaja que entrara como estudiante de periodismo y no siendo modelo, para no cargar con el estigma.
Yo me imaginaba teniendo un programa al estilo Oprah Winfrey, o cubriendo deportes, mi mamá me decía que yo de niña quería ser cantante, modelo y actriz, pero eso lo dice cualquier chiquita, ella nunca imaginó verme en tele.
La cosa es que una tarde estaba con mi amiga Johana Ortíz tomando café en Heredia y la llamaron para un casting , ella me dijo que la acompañara y cuando llegamos ella me recomendó, el productor me entrevistó y desde ese momento sentí que el trabajo era para mí, luego vino la entrevista y todo bien.
¿Cuán independiente es?
Totalmente, lo único en que me ayuda mi papá es con el pago de la casa que comparto con mi hermano, pero por lo demás dependo de mi misma.
¿El paso de reportera a presentadora tuvo algo que ver con su físico?
No siento que sea por eso, porque ya hemos tenido mujeres bonitas en el set, siento que tiene que ver más con mi forma de ser, con la chispa. Voy a rajar; tengo una manera de ser que a la mitad del país le cae bien y a la mitad del país no.
Ya me dijo que está consciente de que por su forma de ser la gente la quiere o no, pero ¿dónde y cómo aprendió eso?
Lo viví en el colegio porque estaba en un grupo de amigas de las más populares y ahí me daba cuenta de que a alguna gente le caía bien y a otra no, pero no se compara en lo más mínimo cuando uno llega a estar en televisión nacional.
Hay gente que me apoya, que me para en la calle o me saluda y me dice que les encanta mi forma de ser, que siga adelante, igual pasa en Twitter. Yo sé que hay mucha gente que no le gusta mi manera de ser pero no es algo que me afecte, soy más fuerte de lo que la gente piensa, para estar en este medio tenés que ser fuerte y si no lo sos, mejor que ni estés porque no siempre se va a hablar bien de vos.
¿Qué precio pagó para tomar conciencia de eso?
No te voy a mentir que cuando voy al cine por ejemplo, hay gente que me hace mala cara, pero yo simplemente no le doy importancia a menos que se pasen de la raya.
¿Y le ha ocurrido?
Una vez en un supermercado. Estaba un muchacho con la novia, el chavalo me estaba viendo y la novia lo notó, entonces ella me dijo: ¡oh ridícula!, pero yo seguí en lo mío y me volvió a decir ridícula en voz más alta, hasta que lo hizo por tercera vez y ahí sí la increpé, le dije: ¡disculpe, la conozco!, me dijo, “no, pero para mí usted es una ridícula”, entonces le dije “que importante que sabés por lo menos quien soy, que Dios te bendiga” y me fui.
Así me ha pasado también en Palmares, pero tengo claro que si uno es una figura pública nunca puede perder la cordura.
Uno de los chascos suyos más sonados fue el de Jaír Cruz…
Sí, fue un momento incómodo, una entrevista de la que no me arrepiento e incluso hasta lo perdono.
¿Nunca ha hecho una autoevaluación para ver en qué se equivocó usted también, o si se le pudo haber ido la mano al insistirle en que le contestara si se había hecho la vasectomía?
Él tenía un programa en Los 40 Principales (104.3 FM), en el que siempre me insultaban, ahí me dí cuenta que soy fuerte. Todo empezó porque entrevisté a una expareja de Jaír que lo demandaba en los tribunales, yo solo hice mi trabajo, no hice una pregunta pasada de tono, sino sobre un tema del que había hablado una vez…
Pero si me dice que usted sabía que él en su programa la “basureaba”, ¿esa entrevista no fue una especie de revancha?
Simplemente hacía mi trabajo, no es un tema del que me gusta hablar, incluso a pesar de todas las cosas que él hizo no le tengo rencor, no es alguien que haya afectado mi vida.
¿De qué lo perdona?
De muchas cosas que hizo, muchos insultos, de querer dañar mi imagen, no fue una situación fácil. Por dicha soy una persona fuerte, porque ese momento no lo hubiera aguantado cualquiera.
¿Es cierto que ese pasaje le sacó muchas lágrimas?
¡Por supuesto! (su voz se entrecorta al recordar), el día que hablé con mi papá, lo que don Mahmood me dijo me sacó las lágrimas, un apoyo incondicional, palabras hermosas de un padre a una hija. Lo que pasa es que en ese caso me sentí muy protegida por el canal, por los amigos, mi familia e incluso hasta la misma gente que de cierta forma seguía a Jair.
Sus amigos la definen como leal, déme un ejemplo
Pregúntele a cualquier amiga o amigo del medio y verá, los amigos no son solo para la fiesta o lo bueno, sino para acompañar en las malas, me han llamado a las cinco de la mañana para decirme que se jalaron una torta y no tienen como irse para la casa y ahí he estado con ellos.
Por algo tengo años de amistad con Ana Lucía Vega, Carolina Zeledón, Johanna Ortiz y Éricka Morera.
¿Es cierto que es terriblemente impuntual?
¡Síiiiii!, pero hice la promesa de cambiar, me he llevado muchos sustos por esa pésima costumbre, se han enojado conmigo…
En La Teja le han pegado color porque en un par de ocasiones no la dejaron presentar por llegar tarde, ¿eso es cierto?
Sí es cierto y la última vez me llevé un sustote, porque uno hace el intento pero siempre pasa algo, una presa, un desperfecto y llego tarde…me preocupó porque los jefes pueden interpretar que uno no tiene interés por el trabajo cuando eso no es así. Con Johanna (Ortíz), he tenido encontronazos fuertes por ser impuntual y me ha tocado devolverme y pedirle disculpas.
¿Y cuánto es lo más que ha hecho esperar a alguien?
Dos horas, eso fue a mi novio...
El programa ha bajado mucho el tono polémico y confrontativo en comparación de cuando empezó, ¿qué ha influido para que eso pase?
Cuando un programa inicia es un proceso de cambio, hay personajes que no necesariamente son noticia por algún conflicto sino por algo positivo como un matrimonio, un embarazo, etc., nunca olvidaré cuando a Marisol Soto se le murió el perrito, a la gente le encantó la nota.
¿Entonces a su criterio, a la gente también le interesan las noticias “light”, pese a que a muchos les molesta?
La gente siempre te va a cuestionar, si te dedicás a hacer un programa de solo buenas noticias no funciona, al tico y a todo el mundo le encanta el chisme, a nosotros nos ven por Internet en Guatemala, Estados Unidos y en otros países, por eso hay que equilibrar las notas light con las de chismes y pleitos de modelos.
¿Para usted es más un asunto de entretenimiento que de telebasura?
Sí y no me molesta que digan eso del programa, la gente me dice: “yo ese programa no lo veo, pero me encantaron los zapatos que andabas el miércoles”, y yo simplemente me río, porque otra frase típica es: “estaba pasando canales y me lo encontré”… por eso no nos afecta lo que digan y cómo cataloguen al programa.
¿Qué se ha operado?
Solo el busto, no te voy a mentir que más adelante me haría algo más cuando tenga hijos y esté más mayor, lo que nunca me operaria es el trasero, me da pavor.
Mucha gente hace chota de mi nariz, pero eso no va a hacer que me la cambie y no es ni siquiera por no darles gusto, sino porque me siento 100% bien como soy, es herencia de mi padre.
Hábleme de su novio
Se llama Francisco Jiménez, se dedica a la lechería y el ganado, tenemos poco más de dos años, lo conocí por casualidad en un evento en Escazú.
¿Planes de boda?
Todavía no, pero tampoco soy de las que viviría en unión libre, mi fe católica no me lo permite, antes ejercía la religión musulmana pero como mi mamá María Julia Sánchez es tica, me convertí al catolicismo a los 17 años, soy de ir a misa.
Además de periodista también es empresaria, ¿herencia paterna sin duda?
Me encanta negociar, lo traigo en la sangre, a los 13 años le cobraba a una vecina ¢500 por cuidarle a los hijos, la persona que dice que no tiene plata es porque no quiere hacerlo.
Cuando quería comprarme un pantalón mi papá me llevaba a CENADA a hacer las compras, porque en ese entonces era socio de Aquil Alí en 2x1 Pizza y así me ganaba la plata. A otra vecina le cobraba ¢2 mil por ordenarle el clóset, así me las ingeniaba para conseguir plata y comprarme lo que me gustaba.
Ahora me dedico a fabricar vestidos de baño y ropa de playa, negocio en el que me va muy bien, mi talento es diseñar ropa, a mis prendas siempre les cambio algo para mejorarlas (...) del periodismo no voy a vivir toda la vida.
¿Es nomofóbica? (gente que no puede vivir sin teléfono)
Definitivamente…