El ejemplo ya no solo de responsabilidad social, sino también de sensibilidad social que viene dando Taco Bell Costa Rica tuvo un nuevo episodio, reseñado y viralizado en redes sociales, cuando la compañía abrió un punto de venta en la antigua Soda Palace, en plena Avenida Segunda, el cual es atendido exclusivamente por personas con discapacidad.
La empresa se valió de las nuevas tecnologías que imperan en el mundo de la comunicación para contar, por medio de sus redes sociales, varias de las historias de los colaboradores con capacidades diferentes que hoy conforman ese pequeño gran ejército de valientes, que la luchan a diario y conforman parte de la fuerza laboral del país, como debe ser.
Las cifras hablan: cuando Taco Bell tomó esta iniciativa, empezó con cuatro personas con discapacidad. Actualmente, tienen en su nómina 36 discapacitados cognitivos leves; 29 sordos y dos con limitaciones físicas.
La meta de la empresa para fin de año es tener un total de 100 colaboradores que convivan con algún tipo de discapacidad. ¿Cómo comenzó todo? Un reportaje de la Revista Dominical (octubre, 2016), contó que la iniciativa nació hace casi diez años, gracias a un hombre: Mauricio Rodríguez, gerente de operaciones de Taco Bell Costa Rica.
Su hijo, Esteban, tiene un padecimiento cognitivo. Tras graduarse de primaria en el Centro Nacional de Educación Especial Fernando Centeno Güell, Mauricio y Esteban se dirigieron al Colegio Técnico Profesional de Calle Blancos. Allí conocieron a Ileana Chacón Mora, coordinadora del departamento de Educación Especial de ese centro educativo, quien le explicó que el colegio insiste en enseñar un oficio a sus estudiantes para prepararlos y que sean útiles en su vida adulta, más allá de sus discapacidades.
“La coordinadora se enteró de que yo trabajo en Taco Bell”, recuerda don Mauricio, “y me preguntó: ‘¿por qué en Taco Bell no hay muchachos especiales?’”. Mauricio se quedó en blanco y espetó la respuesta más honesta posible: porque nunca les habían preguntado.
“¿Les gustaría?”, preguntó Chacón.
“¡Claro!”, respondió don Mauricio.
El resto, es historia. Pero una historia que se está tejiendo y que ojalá pronto tenga resonancia en todo tipo de empresas. Ya ven, las redes sociales dan para mucho, pero no todo es malo. En este caso, al menos nosotros pretendemos comenzar el domingo con el pie derecho. Vean el video adjunto en nacion.com. Es para llorar de la contentera.
El reconocido excombatiente Carlos Coto Hernández sigue cosechando éxitos en el extranjero, siendo uno de los ticos con más seguidores en redes sociales. Resulta que Coto fue seleccionado para uno de los programas de televisión más famosos en Perú llamado el Gran show , quien celebra su décima edición con participantes internacionales. Felicidades y éxitos para este carismático y humilde muchacho.
El nuevo programa Guerreros de Repretel está dando mucho de qué hablar por el alto nivel deportivo de sus competidores, pero sin duda alguna sobresale el campeón de Fitness William Mora, por su gran carisma, buena dicción y manejo de las cámaras. Bien podríamos estar frente a un prometedor animador para la televisora.
Entre el serrucho y el socollón: con motivo del cuarto aniversario de QTeja 90.7 FM, la emisora sacó una canción que la familia debe aprender y bailar con el fin de optar por diversos premios (la información está en el sitio de Facebook de la emisora). La cosa es que al animador de canal 7 Víctor Carvajal, se le metió entre ceja y ceja (mejor dicho, entre cejota y cejota) qué él tenía que ganar y en un divertido reto, él se aprendió Socollón , de QTeja, y el Padre Mix, el famosísimo Serrucho de Carvajal. Sin embargo, esto no dio ni para el empate: Carvajal es como de hule y dejó perdiditico al fortachón Padre Mix. La gran ganadora fue la audiencia porque aquello fue un vacilón sin parangón.
“Qué majadería con Keylor”. Un vehemente texto escrito por el periodista de espectáculos Rogelio Benavides, Tía Zelmira, fue un éxito de lectura, decenas de veces compartido y comentado por reconocidas figuras del país, por el lío que armaron algunos medios y cientos de costarricenses “resentidos” porque la seguridad impidió que Navas tuviera contacto con la población al momento de arribar al país, con miras a los partidos de la Tricolor.
No podemos estar más de acuerdo con Benavides, sobre todo cuando se usó la figura de un niño de cuatro años, Abdiel, para ponerle rostro al “plantonazo” de Keylor hacia la afición.
Por supuesto, no existió tal cosa. Lo que pasa es que la gente parece no entender que ni la seguridad de Navas ni la de ningún jugador pueden arriesgarse ni un ápice. No tiene sentido, no solo la de él, sino la que se puede generar en caso de un molote de esos bravos, más habiendo niños de por medio.
“Vamos por partes:
Sí, lo de Keylor es una locura y cuando hay ausencia de cordura, puede pasar cualquier cosa. ¿Se vieron las autoridades obligadas a extremar medidas de seguridad? Claro que sí, eso es lo que toca y corresponde. ¿Y si le pasa algo a Keylor? ¿Quién sería el responsable?”, se pregunta Benavides, con gran tino. Y continúa:
“Los ticos seguimos siendo unos confianzudos y unos igualados (...), y la vida y los tiempos que corren no son así. El mundo ha cambiado mucho y Costa Rica también. El país está plagado de sicarios y gente que quiere hacer daño o desviar la atención. La vez pasada devolvimos a Keylor con el Talón de Aquiles lesionado y eso le costó sudor y lágrimas y atentó contra su carrera deportiva.
“Y si ayer lo hubieran dejado salir a la libre y se arma un tumulto por saludar o tomarse un selfie con Keylor y hubieran muerto varias personas incluso niños indefensos…? ¿Qué estaríamos diciendo y comentando hoy? ¿A quién estaríamos reclamando tal irresponsabilidad? ¿Y si ayer hubieran lesionado a Keylor y dejarlo sin jugar este jueves?
Vivimos en Costa Rica en un país muy pequeño. Pensemos en los niños que habitan en países más grandes, donde hay muchos ídolos que rara vez se dejan ver y tocar. ¿Acaso esos niños crecen frustrados o se pasan en un puro llanto porque sus padres les vendieron un sueño imposible?”.
Mejor dicho, imposible. Incluso el cierre es inmejorable. Efectivamente, hay mucho loco que anda suelto. Y es mejor no tentar al Pisuicas. Ubiquémonos de una vez por todas, no vaya a ser que Keylor y el resto de legionarios tenga que pasar por este periplo de “pobreciticos”; una cosa es el apoyo lógico y el cariño de la gente, y otra es hacer feo y pretender que él y los demás depongan su seguridad por quedarle bien a medio mundo, igual, nunca lo van a lograr. Menos con algunos mozotes que se esmeran, un día sí y otro también, en hacer caos y líos y quejarse hasta de lo que está más claro que el agua. Juepucha colerón.