Se dejó seducir por el Twitter , pero Roberto Gómez Bolaños, alias Chespirito , mira desde su barril cómo la actualidad se pierde en el horizonte. El eterno chavito tiene su excusa: “El mundo va a una velocidad terrible y no lo alcanzo”.
Esta y otras confesiones fueron parte de una conversación que el comediante mexicano tuvo ayer, desde su casa en México, con miles de personas por medio de un videochat, en el sitio web de Televisa.
Sentado en una sala elegante, rodeado de relojes cucú, cámaras y periodistas, Chespirito se mostró emocionado por el encuentro tecnológico que reunió a sus seguidores alrededor del mundo. Incluso, lloró por un saludo desde la India; era como si no lo pudiera creer...
“¿En quién se inspiró para crear al Chapulín Colorado?”, le preguntaron. “No me inspiré en nadie. Lo diseñé y lo ofrecí a un buen número de comediantes; a ninguno le interesó, nadie lo quiso aprovechar. Cuando entré a la televisión, yo sí lo aproveché”, respondió con mucho orgullo.
Gómez no dudó en agregarle méritos a su paladín de antenitas de vinil, al que, a diferencia de los “pseudohéroes gringos, como el Capitán América”, describe como alguien que supera los problemas pese a sus grandes defectos, como la torpeza y el miedo.
“¿Dónde vivía el Chavo del 8?”, insistieron varios. “En el 8”, dijo Chespirito . Poco después, acompañado de su esposa, Florinda Meza, interpretó una canción que lo explica mejor: “Todo el mundo quisiera tener un lugarcito especial, donde poder esconderse y soñar”.
Recordar. Poco a poco, el videochat se llenó de recuerdos sobre las grabaciones de sus programas de televisión. “¿Cómo evitaban reírse?”, consultó alguien. “Con mucho esfuerzo”, irrumpe doña Florinda. Luego, Gómez aseguró que no podían evitarlo, pero nunca permitió que las risas quedaran en el material final.
Por ejemplo, recordó con cariño al ya fallecido Ramón Valdés (don Ramón), con quien explotaba de la risa hasta ganarse las llamadas de atención del equipo técnico.
¿Improvisaban? “No”, contesta firme el comediante, y le agrega un pero: “Solo (un cambio) se incorporaba si era bueno y si se apegaba a la trama y al personaje. Todo estaba fríamente calculado”.
Hubo poco espacio para las preguntas personales. “Cuál ha sido su mayor logro”, a lo que Chespirito contestó sin titubeos: “Dejar de fumar”. Contó que los cigarrillos lo acompañaron durante 40 años, pero desde hace 17 los olvidó. “Ya no se me antoja”, aseguró.
Sin que se le cuestionara, Gómez habló del teatro y de las presentaciones que hasta hace pocos años dio por todo América, incluyendo a Costa Rica . Desde fuera de cámaras, su esposa le decía: “Cuéntales que le hacíamos agujeritos en la escenografía para ver al público”.
“Es una delicia el público”, agrega el también dramaturgo, a la recomendación de su pareja, y pronto reveló una más de sus consignas: si no hay público, no es teatro.
Minutos después de que el coro de relojes cucús marcara las 11 a. m., Chespirito agradeció “la multitud de favores, favores que no tienen medida”. Saludó también a quienes los siguen en Twitter, una red social en la que abrió una cuenta hace tres meses y la considera “algo muy importante”.
Poco antes de finalizar, el periodista de Televisa le preguntó a Gómez si eso de que el mundo vaya tan rápido es bueno o malo.
De manera paternal, respondió: “Cuando vas intacto es malo, cuando vas con tacto e inteligencia, es bueno”.