No es lo mismo verla venir que bailar con ella. Nunca mejor dicho este adagio, en este caso, aplicado a lo que ocurre durante una de las galas de Dancing with the Stars , de Teletica Formatos y que está ya en pleno furor en su tercera temporada.
Tenemos que destacar, ante todo, el calor humano que desprende todo el equipo de la producción, encabezado por Paula Picado, directora de Teletica Formatos, y secundado por ese soldado de mil batallas que se llama Mario Nájera, más todos los demás involucrados en esta faena.
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Somos un país pequeño y a menudo pedimos producciones del calibre de cadenas mundiales que nos llevan años luz y millones en población. A veces nos cuesta entenderlo y eso está bien: que seamos pequeños no implica que nos conformemos con menos.
Lo cierto es que, tras ver lo que ocurre frente y tras bastidores, en una producción como Dancing with the Stars , la sensación sombrilla que queda es que esto es ganar-ganar: gana el canal (la cantidad de anunciantes es asombrosa); gana el público que elija verlos (el rating habla); ganan las estrellas (como mínimo, pierden peso y ganan salud, a partir de ahí todo de es ganancia); ganan los coreógrafos, gana la producción como tal (en experiencia) y, en últimas, ganamos los asistentes al show en vivo: hay que estar ahí para entenderlo.
Vamos al destazadero de puntos: dado por sentado (esto es lo bueno) que el vestuario, el escenario, la preparación de los participantes, la maravillosa musicalización de la Tico Jazz Band (un acierto sin precedentes) y otros detalles técnicos están volando, en versión mejorada, nos referiremos al contenido.
Lo no tan bueno: irónicamente, acá no enfatizaremos en el desempeño de los bailarines (estrellas y coreógrafos), si no en la desconcertante desproporcionalidad de calificación del jurado. Por supuesto, estos Topos no somos expertos, pero aún así nos parece oportuno señalar lo que, apelando al sentido común, nos pareció un fallonazo.
Vamos a poner un único ejemplo, aunque hay más: Karina Ramos. Digamos... si Kari hubiera bailado con la tiesura de Alvarito Mesén (que aportó hidalguía, caballerosidad, hermosas historias familiares pero ritmo de ese de sangre pa’ bailar, de eso naditica, como habíamos augurado desde el arranque), decíamos que si Kari hubiera bailado con esa tiesura, los jurados le habrían repartido entre 2 y 4 puntos, a lo sumo.
En el baile de Karina Ramos (a nuestro juicio, uno de los mejores de la noche, en el top tres) hubo energía, dificultad, sincronía, alzadas riesgosas que salieron maravillosas... pero resulta que, a la hora de los paletazos, Karina quedó casi al nivel de los que (perdón por la analogía) desde el principio vienen en aula diferenciada.
Lo que se percibió esa noche fue que existe una paleta diferente: a los que son más duchos, los juzgan más fuertes; a los ralitos, se las aplican, literalmente, en aula diferenciada. Y eso no se vale. El ritmo para bailar es muy parecido a aquello de la buena pluma o el buen sexo: se tiene o no se tiene.
Con todo respeto, la maravillosa atleta que es Gaby Traña ha hecho lo mejor que le ha sido posible, pero evidentemente no basta. Daniel del Barco despliega un encanto y un señorío impresionantes, es quizá el más querido por el público (sobre todo, por el público de zonas rurales, si vieran las historias que nosotros sabemos).... Daniel es un ser humano de otra galaxia y no baila mal, pero a ver.... ¿cómo se homologa su destreza en la pista con un Bismarck Méndez –puro fuego y ardor, uuuuyyyyy, demasiado con Yesenia, pero esa es otra historia– y quedan a un tantito del puntaje uno del otro?
Al final nos quedó la sensación (una ocurrencia): que el jurado debería tener dos tipos de concursantes: los que bailan y los que “la pellejean”. Pero como eso no se puede hacer, entonces deberían repartir paletas de 1, 2 y 3 a quienes lo merezcan y tener una consistencia a la hora de ofrecer calificaciones de 5 o 6 para arriba.
Por lo pronto, como habíamos anticipado, se fue el que se tenía que ir: Álvaro Mesén. Profesional y gran persona, como lo es, el exarquero entendió muy bien desde el arranque que esto es un juego, que nada es de vida o muerte y más bien, hizo demasiado, al igual que su colega, Erick Lonis, años atrás en el fenecido Bailando por un sueño .
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Nosotros nos quedamos con que la mejor del domingo 9 de octubre fue Karina Ramos, por mucho, ¿Por qué no se vio reflejado este desempeño en las paletas de los jueces? Solo su peinador lo sabe. He dicho.
Lo feo: Ayyyyyy, nooooooo: las chiquitas de Álvaro Mesén llorando en brazos de su mamá, momentos después de la expulsión del guapísimo (una muy, diay , había que decirlo), exfutbolista nacional. Sin embargo, las mismas chiquitas nos dieron una lección de vida, como la que deberíamos aprender todos: el impacto les duró un ratito y ya luego andaban felices de la vida por el estudio Marco Picado. Volteretas de la vida: sufrieron su ratito pero, en su fuero interno, la inocencia de la niñez, sabían que aquello no fue más que un trance y que a la vuelta de media hora, todo el horizonte de nuevas aventuras estaba a su alcance, empezando por tener a su papá más tiempo en casa. El medio vaso lleno, que llaman.
Siempre con Dancing .... el domingo pasado en algunos momentos nos sentimos más bien como en Nace una estrella. Este muchacho, Eduardo Quirós, la voz en off de los programas de Teletica Formatos, lo tiene todo para meterse a animador en pantalla total: es entretenidísimo, tiene muy buen léxico, es oportuno, ni qué decir del vozarrón y tiene el tono justo para entretener sin empachar. Es uno de los grandes pluses de las producciones de Teletica Formatos pero creemos que, a estas alturas, sería un rostro, voz y mente remozada para tomar un papel preponderante en transmisiones en vivo, de porte completo (no solo la voz): Eduardo tiene lo suficiente para estar en primera fila, en cámaras y en audio. Ahí se las dejamos.
Lo que sí va a ser un hit de audiencia es la inminente participación de la socialité , Lynda Díaz, como invitada especial en este espacio. Lynda recibirá en su casa (reside en Miami Beach) a un equipo completo encabezado por su coreógrafo, quien afilará a la boricua durante más de una semana para tenerla a punto de caramelo el día de su participación como invitada (la fecha está por verse). Eso sí que va a ser un espectáculo, espérense y verán.
Este topo se enteró de que Alonso El Mariachi Solís tiene muy calientito el corazón, ya que desde el mes pasado hizo oficial su noviazgo con una curvilínea muchacha llamada Debb. La pareja está como en luna de miel, pasan compartiendo fotos juntos en sus respectivas redes sociales. Supimos que la muchacha es entrenadora física en un gimnasio, ¡con razón está tan guapa! Felicidades al Mariachi por darse esta oportunidad.
Enviamos un gran abrazo al presentador de Dancing with the Stars , Randall Vargas. El periodista se convirtió este martes en papá por segunda vez. Elías es el nombre del pequeño miembro de la familia. Felicitamos a Randall y a su esposa Angélica Rojas por tan grande dicha.
Pamela Méndez, la guapa expresentadora de la desaparecida revista Su Mañana , presumió en su Facebook su abdomen 22 días después de dar a luz a su princesa Sol, hija que tiene en común con el integrante del Show de la Media Docena , Daniel Moreno. Diay, sí, m’hija, fijo usted va a parecer la hermana mayor de Sol dentro de 10 o 15 años. Sus genes la delatan. ¡Enhorabuena!
Qué impresión tan fuerte se llevó este topillo el miércoles de esta semana, cuando vi en La Nación el traje de fantasía que Raquel Guevara, representante tica en el Miss Internacional 2016 se llevó para Tokio. Nos parece muy positivo que esta guapa reina de belleza haya querido representar la biodiversidad tica. No obstante, creemos que mejor se hubiera fijado en la gran diversidad de diseñadores costarricenses que la hubieran ayudado a volar con alas más finas, en lugar escoger ese traje que usaron los patinadores de la carroza de la Municipalidad de San José en el Festival de la Luz 2013. Un momento para olvidar, definitivamente.