El Hospital Nacional de Niños (HNN) se ha caracterizado por un proceso organizativo único, que en, el caso de los trasplantes, se ha aplicado a la niñez en apego a los principios de la seguridad social. Lecciones del entorno y del propio hospital con los programas de riñón, médula ósea y órganos torácicos han permitido que, en los últimos años, el Programa de Trasplante de Hígado, junto con los aportes de profesores invitados de la Universidad de Kioto (Japón) y de la Universidad de la Florida en Gainsville, así como al liderazgo académico de la doctora María Amalia Matamoros, han llevado la práctica clínica de los trasplantes de hígado en este centro a los resultados tan satisfactorios logrados.
Estando insertos dentro del régimen de la seguridad social y al no ser satisfactorios los resultados iniciales de trasplante de hígado en adultos en otro centro, lo mismo que la dificultad organizativa encontrada, fue natural que la población adulta y las propias autoridades superiores de la Caja Costarricense de Seguro Social vieran al HNN como la solución inmediata, de menor costo y programáticamente más adecuada, a requerimiento incluso judicial, para realizar trasplantes en adultos con enfermedades terminales del hígado.
Pionero. Desde septiembre del 2003, con personal en su mayoría del HNN y en muchos casos en forma exclusiva por ese personal, se hacen los trasplantes de hígado de adultos y niños en el país. Incluso con presencia, o sin ella, de valiosos personeros del Centro de Trasplante de Hígado –que la institución creó–, muchos de los trasplantes se han ejecutado. Por tanto, es inexacto decir que en el HNN no se ha colaborado con dicho programa, pese que este centro pionero no cuenta con los recursos financieros y humanos específicos para trasplantes, a diferencia del programa de adultos en hígado.
La noticia de La Nación del 15 de setiembre expresa la necesidad de que, como país, avancemos a contar con una política sanitaria al respecto, que sea integral para todos los tipos de trasplantes; con una adecuada organización de las donaciones de órganos y su distribución; con criterios éticos del manejo del potencial donante.
Sin embargo, la noticia es incompleta e induce al error pues se podría interpretar que representa solo más trabajo la carencia de directrices asistenciales desde el más alto rango institucional para el manejo del muerto encefálico (que amerita un manejo muy especializado y costoso).
Este compite con el paciente (también muy grave y con posibilidad de sobrevivir) por la cama, por el recurso profesional de enfermería y médico en las unidades de Cuidados Intensivos y Observación de Emergencias de nuestros hospitales, incluido el centro pediátrico.