En relación con lo publicado sobre auditorías de calidad, deseo comentar. La primera auditoría de calidad a las viviendas de interés social se efectuó en el segundo semestre del 2002, al inicio de la administración del doctor Abel Pacheco. Básicamente, uno de sus propósitos fue establecer un "proceso de medición de la actuación o desempeño del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda en lo que respecta a la asignación del Bono Familiar de Vivienda".
Así, la información recolectada en el campo y sus resultados tuvieron como fin generar recomendaciones que permitieran asegurar que los beneficiarios correspondieran a la población pobre y que las soluciones de vivienda cumplieran altos estándares de calidad; promover una cultura de rendición de cuentas y de transparencia en la gestión de recursos públicos; establecer las mejores prácticas para productos que genera el sistema en relación con el proceso del bono.
El desafío fue muy grande porque se trabajó con familias acostumbradas a no ser exigentes con lo que recibían, entidades autorizadas del Sistema Financiero, empresas constructoras y desarrolladoras y el Banhvi. Además, en ese momento no se percibía con claridad el interés de políticos en el tema de vivienda (pocos gracias a Dios), no tanto por su preocupación "por los más pobres", sino por los réditos políticos, entre otros.
Aspectos básicos. La auditoría se basó en cuatro aspectos: trámites para la asignación del bono; beneficiarios (contrastar información suministrada por la familia y la información que se encontró en la realidad); la construcción de la vivienda (valoración de la obra gris, instalaciones eléctricas y sanitarias, pisos, otros), y los recursos financieros de la construcción (comparar presupuestos de expedientes con la estimación realizada por un profesional).
Efectuada la primera Auditoría de Calidad y creada la línea 800-Vivienda, se nos prendió la alerta de las grandes deficiencias en el proceso de asignación de bonos y de construcción de viviendas. En primer lugar, no existían normas de calidad, se construía igual sin importar el lugar del país, ni modelos de construcción para las viviendas indígenas, no había procedimientos estándares para el trámite de bonos, las supervisiones de obras eran deficientes, etc.
El desafío encontrado hizo que se constituyera un equipo técnico para elaborar una directriz de calidad, con la participación de los involucrados, la que se publicó en setiembre del 2003. Ahí se establecen las normas de calidad y las tipologías de vivienda. A partir de esa fecha, todos los proyectos de vivienda que se aprobaron en el Banhvi se hicieron según la respectiva normativa. La tercera Auditoría de Calidad se hizo en 2004 y se suspendió la del 2005 porque una comisión de la Asamblea Legislativa eliminó la partida de consultorías. Auditores externos ejecutaron las Auditorías de Calidad, complemento esencial de la directriz.
Crítica infundada. La crítica ante la directriz no se hizo esperar: que el Ministro pretendía enredar aún más el proceso de aprobación de los proyectos de vivienda, que los fondos no se gastaban y eso era una "injusticia" contra los más pobres, etc.
Las auditorías se han ido perfeccionando en cuanto a medición, recolección y procesamiento de información, de manera que en solo cuatro a seis meses podría realizarse una auditoría, basada en muestras estadísticas.
Hacen muy bien las autoridades de Vivienda actuales y el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos en continuar estas auditorías, aunque existen dos retos más: establecer políticas de estado en calidad y supervisión del proceso de otorgamiento y construcción de viviendas, y generalizar esa experiencia a los demás servicios que se ofrecen a la población de menores recursos por medio de Fodesaf. ¿Que impide avanzar en este camino?