Lamento tener que recurrir a ese subtítulo para atraer su atención, pero a fin de cuentas un equipo de centroamericanos y ecuatorianos acaba de alcanzar, por cuarta vez consecutiva, la clasificación como la mejor escuela de negocios de América Latina.
En esta clasificación han participado los mejores equipos de México (Tecnológico de Monterrey, ITAM e Ipade); los mejores de Brasil (Fundación Getulio Vargas, Coppead y otros); los mejores de Chile (Univesidad Católica, Adolfo Ibáñez y Universidad de Chile), así como los mejores de Argentina, Colombia, Venezuela y Perú, para mencionar solo a los principales competidores.
Cuarenta competidores. Se clasificaron este año 40 escuelas de negocios con base en criterios objetivos: a) calidad del cuerpo docente, medida por la cantidad, proporción y calidad de profesores con grados doctorales de universidades de prestigio; b) creación de conocimientos, tanto teóricos, medido por la cantidad de publicaciones en revistas académicas internacionales reconocidas, como aplicados, medido a través de las publicaciones formales por editores independientes de materiales aplicables a la región latinoamericana; c) calidad de alianzas internacionales y acreditaciones, según se cuente con ellas y puedan ser verificadas por terceros; y d) valor de marca y poder de convocatoria, medida por medio de encuestas a gerentes y tomadores de decisiones en los países de la región. Entre los 40 clasificados solo hay una institución centroamericana: la que ocupa este año el primer lugar, la que nunca ha bajado de los tres primeros lugares de dicha clasificación y que ha clasificado primera en las últimas cuatro ediciones: Incae.
Escribo esto por varias razones. En primer lugar, como reconocimiento a los empresarios y funcionarios de Gobierno, visionarios de toda la región que guían y apoyan al Incae a través de siete Comités Nacionales, o como donantes y clientes de la institución en las naciones centroamericanas y cada vez más de toda América Latina, Estados Unidos, Europa y, recientemente, Asia. También como tributo a profesores, investigadores y personal administrativo de Incae, muchos de ellos provenientes de otras naciones del mundo y que, en consistencia con los valores centrales de la institución, se brindan de corazón para alcanzar niveles de excelencia académica, relevancia y calidad de servicio hoy sin paralelo en América Latina.
Décima en el mundo. En segundo lugar, para mostrar que desde esta pequeña y relativamente pobre región del mundo se pueden alcanzar grandes metas, se puede competir con verdaderos gigantes y superarlos en su desempeño, cuando se trabaja con creatividad, innovación constante, un enfoque de alta productividad y un compromiso a fondo con la excelencia y la calidad. En tercer lugar, y con cierta pena por ser yo funcionario de la institución, para dar a conocer de manera más amplia este fantástico logro, ya en su décima versión y que, por cierto, viene a reafirmar la clasificación otorgada por otra prestigiosa publicación, el Wall Street Journal, en la que Incae fue clasificada como la décima escuela internacional de negocios del mundo en el 2005.
También lo escribo para hacer notar un punto en cuanto a nuestras prioridades como sociedad. El subtítulo de la nota es engañoso solo en parte. Efectivamente, Incae ha “ganado” la versión de las escuelas de negocios de la Copa América y lo ha hecho frente a un formidable grupo de competidores, muchos de ellos excelentes por derecho propio. Recurrí a él porque he visto que, cuando nos involucramos en cualquier actividad relacionada con la industria del futbol, se nos entrevista, se nos da espacio en prensa, nos vemos más interesantes para los medios locales y regionales.
Razón de subdesarrollo. Hay excepciones claras en algunos medios y periodistas que reconozco y agradezco, pero no puedo dejar de pensar que parte del subdesarrollo de la región es que nos concentramos tanto en las cosas que alcanzan nuestras emociones que dejamos de lado muchas cosas importantes que, posiblemente son menos entrete- nidas y espectaculares como noticia, pero en el fondo son mucho más trascendentales para definir el futuro de la región y sus naciones.
El rector de ITAM, institución que alcanzó el segundo lugar en la clasificación, puede estar tranquilo. No pienso meterle un cabezazo para llamar, aún más, la atención de los lectores o de los medios. Hasta aquí llega mi mal uso de esta treta futbolística. Pero sí me gustaría pensar que los grandes logros de tantas instituciones y empresas excepcionales de la región serán tan celebrados por nuestros medios y ciudadanos como lo son, sin falla y merecidamente, las hazañas deportivas de nuestros atletas.