Opinión

Il capo

En la ilimitada ambición parece vislumbrarse venganza hacia el “maestro” y mentor

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Siempre se ha dicho que el discípulo termina por superar al maestro y, una vez más, el aserto resulta. Ahora vemos que el verdadero capo, el maestro verdadero, fue el discípulo: insuperable en el arte de la exacción, el fraude, el tráfico de influencias, el abuso, el latrocinio. Lo saludé una vez, cuando estaba en la cumbre de su poder. Se trataba de una fiesta privada, y, por lo tanto, no hubo que cantar el Himno Nacional cuando él hizo su aparición. Pero la fiesta se paralizó y todos los rostros se voltearon para verlo irrumpir ostentando su corbata de diario. Todos, incluyendo a sus entonces amigos, reconocían que no es un tipo simpático, pero lo acogió una lluvia de sonrisas y muecas complacientes (incluyendo, acaso, la mía: nunca se sabe, y, entonces, por cierto, ni siquiera sospechábamos...).








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