El desarrollo de los pueblos puede verse atropellado por la negligencia y el “tagarotismo” sindical en busca de fama.
Esa es la única explicación que encuentro al analizar dos hechos de esta semana que ponen los pelos de punta, ameritan una acción decidida del Gobierno y, de parte de los ciudadanos, una actitud vigilante y firme.
El primer caso se refiere a que ahora ¡oh sorpresa!, habrá que gastar $30 millones más para rectificar el trazado de la vía a San Carlos, cuya construcción comenzó en octubre del 2005.
La carretera –largamente esperada por 40 años– fue visualizada con curvas tan peligrosas que obligarían a los choferes a transitar a velocidades inferiores a los 80 km por hora.
Los planos no contemplaron pasos a desnivel para dar acceso a seis poblados, conexiones con carreras secundarias, bahías para buses, puentes peatonales y ni un carril de ascenso para tramos de mucha neblina.
Como si fuera poco, algún experto con tendencias turísticas ideó parte del trazado por seis humedales, lo que, a todas luces, roza con los sanos criterios de protección ambiental.
Aquí hay mucha tela que cortar, más allá de la intención del MOPT de exigir que se enmienden tales entuertos viales.
Urge dilucidar: ¿quién o quiénes autorizaron y supervisaron los avances del trazado?, ¿qué tipo de estudios técnicos se hicieron para ejecutar el proyecto? y –¿por qué no?– ¿qué acciones judiciales pueden entablarse contra los responsables?
El segundo hecho se refiere a la irracional posición del sindicato de Japdeva de exigir un compromiso firmado por el Gobierno de que no se privatizarán ni concesionarán los muelles caribeños.
El Gobierno, que se lerdeó en tomar el control de los muelles, ya había satisfecho la exigencia original de los sindicalistas: el pago de ¢470 millones en beneficios laborales.
¿Qué buscarán estas personas si ya fue acogida su petición inicial? ¿Serán acaso la punta de lanza de un movimiento mayor que desde ahora afina sus armas para futuras confrontaciones?
Algo oscuro deben tramar porque es irracional oponerse al desarrollo y a la generación de más empleo, tan necesario hoy en día en la esa provincia.
La vía a San Carlos y la actitud gremial mencionada retratan una atrofia mental que, en ese y otros campos de la vida nacional, podrían llevarnos a un estrado de grave postración.