De acuerdo con estudios publicados por la Red Iberoamericana de Investigación sobre Cambio y Eficacia Escolar (Picaroni: 2003), las posturas conductistas, que habían tenido ciertamente influencia en el modelo educativo latinoamericano desde la década del año 1970, entraron en abierta contradicción con las propuestas constructivistas que, a partir de la última década del siglo XX, motivaron el abandono de la concepción pasiva del estudiante, para entenderlo como partícipe de su proceso de aprendizaje.
Sin embargo, este cambio conceptual se hizo de manera poco sistematizada y espontánea; por todo ello, no se dio en ningún momentouna transformación efectiva de las prácticas educativas en el aula, en los textos escolares de apoyo ni en los modelos curriculares planteados desde la administración estatal.
Sin orientación. En este sentido, se optó por prácticas extremas en las que se eliminaron las intervenciones del docente. Se entendió la enseñanza como la tarea de asignar trabajo al estudiante sin activar el conocimiento previo, sin hacer una lectura en grupo, sin definir los objetivos del proyecto, sin sistematizar los pasos que debe seguir o sin ofrecer herramientas para que el estudiante pudiera apropiarse del conocimiento, organizarlo y transmitirlo.
De esta manera precisamente, ha prevalecido la instrucción magistral, en detrimento de un aprendizaje guiado, cuyo requisito es una enseñanza modelada, mediante la cual el docente explicita los procesos que él mismo experimenta en la solución de problemas y la toma de decisiones con el propósito de lograr determinados objetivos. Con lo que se ha llamado “pensar en voz alta”, el docente expone sus propias estrategias para leer un texto, para resolver un problema matemático, para producir una obra pictórica o para realizar una investigación.
Comprensión de texto. Esta exposición explícita de los procesos que ocurren cuando realizamos la lectura de textos, del tipo que sean, es lo que ofrecerá a los estudiantes el control de sus procesos de aprendizaje y la posibilidad de constituirse en lectores competentes, pues están desarrollando estrategias de lectura que les permitirán construir significado; es decir, comprender textos. No hace falta que estos textos sean literarios pues las herramientas que adquieren les facilitarán la interpretación de documentos de disciplinas tan diversas como español, estudios sociales, química, física, matemáticas o arte.
Este es el momento para sistematizar las prácticas educativas al generar nuevos modelos de capacitación docente, que garanticen el éxito de postulados cuyo fin sea formar estudiantes competentes en todas las disciplinas.