La decisión de suspender el curso lectivo aduciendo una pausa para disminuir los contagios debe analizarse con mucho detenimiento. Pareciera que el argumento médico la avala, aunque también es notoria mucha lentitud e inconsistencias en la vacunación, aunado al cansancio y poca consciencia de gran parte de la población.
En segundo lugar, el reconocimiento de la ministra de Educación acerca de las limitaciones tecnológicas de 400.000 estudiantes, que imposibilita la virtualidad, encierra en el fondo el fracaso en la gestión de la materia educativa. Con pandemia o sin ella, la equiparación tecnológica de las escuelas y colegios públicos con las instituciones educativas privadas era una necesidad y prioridad de las últimas administraciones, y no se hizo.
La pandemia ha descubierto la inoperancia de los políticos de turno. Suspender el curso lectivo implica el quiebre del proceso de enseñanza y aprendizaje. Los resultados académicos serán muy graves, y no hablemos del ensanchamiento de la brecha entre la educación pública y la privada.
Álvaro Ávila Cubillo, San José
También puede enviar sus cartas por WhatsApp, al 61350204. Recuerde adjuntar copia de su cédula.
Tardanza en clínica
La clínica de Tibás, administrada por Coopesain, debe ser intervenida de inmediato por la Caja Costarricense de Seguro Social. En tiempos de pandemia, no puede ser posible que duren tres días para hacer entrega de los medicamentos y se tarde dos horas o más en la fila de ciudadanos de oro para recoger las medicinas. Basta con una inspección a cualquier hora para constatar lo afirmado.
José Miguel Quirós Cartín, Tibás
Giro sin entregar
El martes hice un giro al exterior en la sucursal de Desamparados de Teledolar. Tras recibir una pésima atención, colocaron mal el nombre del beneficiario y este no ha recibido el dinero.
Raúl Eduardo Matos Elles, Desamparados
Ebáis vacío
Consulté en el Ebáis del sector oeste de Alajuela si había espacio para que se me administrara la primera dosis de la vacuna contra la covid-19. La respuesta fue que estaban vacunando a mayores de 58 años. En el lugar, sin embargo, no había fila y quien vacunaba estaba esperando que llegara alguien. ¿Por qué no aplican otro criterio y empiezan a vacunarnos a las personas que sí estamos interesadas pese a tener menos edad de la señalada?
Nelson Sibaja Mora, Alajuela
Lento proceso
Tengo un casillero con la empresa Jetbox. Opté por la modalidad de servicio expedito para la entrega de paquetes. El cobro lo hacen inmediatamente, pero que lo enviado llegue al destinatario es un proceso bastante lento. Exijo solucionarme el inconveniente.
Francella Sandoval Porras, Moravia
Inexactitudes
En la carta publicada el 15 de mayo, Hugo Mora Poltronieri afirma que desde el siglo VI los palestinos son los habitantes autóctonos del Estado israelí. En primer lugar, ese supuesto derecho de los palestinos sería a partir del siglo VII, pues la conquista musulmana se dio en el año 638 d. C. y su permanencia en Palestina abarcó dos períodos, el último hasta el año 1300, cuando los egipcios tomaron el control de Jerusalén.
En segundo lugar, y lo que omite Mora, es que durante el reinado del rey David los israelitas conquistaron Jerusalén entre los años 1010 y 970 a. C., y también su permanencia abarcó dos períodos; el último hasta el año 73 d. C. cuando los romanos expulsaron a los judíos de su tierra. Ahora sí, ¿quiénes son los habitantes autóctonos de Israel?
Guillermo Solera Salas, Escazú
Vecinos constructores
Desde hace dos meses, al lado de nuestra casa, ubicada en San Pedro, una brigada de siete trabajadores construye una nueva vivienda. Desde el primer día, hemos debido convivir con ruidos propios del proyecto. Poco a poco nos hemos ido acomodando al paisaje sonoro. Al comienzo apenas los oíamos y ahora los vemos en la segunda planta y disfrutamos del avance del proyecto.
Mientras trabajan se acompañan de una radio y sus voces se unen a la de los cantantes, pero con su particular afinación y volumen. Todos los días, a las 7 a. m. se unen al canto del himno nacional, que oyen desde la escuela vecina. En estos días alguien cantó a todo galillo y, cuando terminó el himno, gritó: ¡Gracias, Señor, por dejarme vivir en este lindo país! Sentí mis ojos húmedos. Dentro de seis meses extrañaremos a nuestros sonoros vecinos.
Isidro Pardo Solórzano, barrio Roosevelt