Con su apellido tan complicado, el señor Przedborski (Cherboski, en tico) pareciera haber logrado enredar la lengua de más de uno en este país. Por eso, para evitar más enredos, lo mejor es llamarlo de una vez por todas el embajador atómico.
Por lo que dice la prensa, el distinguido personaje es como un potente reactor al que, a pesar de su bien logrado blindaje diplomático, últimamente se le han detectado fugas que tienen a más de un político nuestro en estado de radiactividad total.
Y si ya de por sí nuestros políticos son tan inflamables, es de suponer que su fusión con Su Excelencia Atómica pueda generar la más devastadora reacción en cadena que alguien pueda imaginar.
De ahí que lo más aconsejable es que el propio canciller Naranjo, quien hace poco destituyó a toda la segundilla del servicio exterior pero dejó sin desenchufar al principal detonante, ande con pies de plomo para que no le explote la bomba en las manos.
Es decir que para que nadie se queme ni salga chamuscado, lo mejor es que Naranjo saque todo a flote antes de que esto explote (así, en verso.)
Porque si una vez la Unión Soviética tuvo su Chernobyl, no quisiéramos de ninguna manera que Costa Rica tuviera su Cherboskyl.
De lo contrario, vamos a tener que pasar por la pena de carbonear a Castrito desde este espacio para que de inmediato sitie la Casa Amarilla con toda su infantería hípica y alborote de nuevo el cotarro público que, por su frecuencia y espectacularidad, ha hecho de este gobierno el más divertido del siglo XX. (Honor a quien honor merece.)
Por eso, si yo fuera miembro del comité de alto nivel que trabaja en la reencarnación de nuestro servicio exterior, cambiaría el teléfono celular por un contador geiger para prevenir tanta radiactividad alrededor.
Porque a uno le entra a veces la duda de a quién ponerle más cuidado: si a la trayectoria del megatónico diplomático, cuya riqueza, influencias y contactos mundiales ha venido revelando la prensa internacional, o a la de nuestros gatos caseros.
¡Golosillos los muchachones!
¿Logrará el Canciller desactivar esa ojiva nuclear con carga de TNT apuntando a más de un objetivo político? (Favor no confundir TNT con ATD, que es otro tipo de carga.)
Porque con todo lo que hemos visto en el servicio exterior, sería horrible que algún día recibamos la noticia de que a un criado de nuestro megatónico personaje lo vieron entrando en el Lido de París con contraseña tica, o que un mayordomo suyo sedujo a la Chichulina en un bar romano con pasaporte nuestro.
Ahora que se ha publicado lo que Su Excelencia Atómica pidió y obtuvo de nuestros políticos radiactivos, hay que publicar de inmediato lo que, a cambio, pudieron haber obtenido estos de Su Excelencia Atómica. ¿Ayuda para la campaña electoral? ¿Hospedaje en alguna de sus mansiones? ¿Cenas en castillos feudales?
De ahí que hasta la pregunta sea necia: ¿dará alguna vez fruto el naranjo?