El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no avalaría el contenido de la carta enviada al Banco Central por Pablo H. Abarca, presidente de Canatur, y Laura Bonilla, de Cadexo, donde solicitan revisar la política cambiaria. Sus planteamientos difieren. Si las cámaras no pasan el test técnico del BID, probablemente también reprobarán el del Banco Central.
Dice la misiva: “La política cambiaria ha estado supeditada al logro exclusivo de metas de inflación, dejando totalmente en el olvido la competitividad del sector productivo nacional para promover la producción y el empleo”. ¿Qué opinaría el BID sobre devaluar para mejorar la competitividad y los factores que inciden en ella? Si le consultaran, no les daría buenas noticias. Su más reciente informe: Evitando la tormenta: opciones de política para Centroamérica en un entorno incierto, descarta cualquier pretensión de devaluar para mejorar la competitividad.
Para las cámaras, la competitividad depende del tipo de cambio; para el BID, de otras variables muy distintas (pilares) señaladas en la telaraña de productividad del Foro Económico Mundial. En C.R., como en la región, se relegó el desarrollo de la competitividad –dice– pues prácticamente se estancó en todos los pilares, retrocedió en eficiencia del mercado laboral y sigue abajo del promedio mundial. Expone propuestas para mejorarla sin mencionar, para nada, devaluar; más bien, sugiere otras reformas estructurales para optimar el actuar de los mercados (laboral) e incentivar la producción fuera de zonas francas para profundizar la inserción externa. Ahí es donde deben los empresarios afinar la puntería.
El BID explora diversas metodologías para valorar el tipo de cambio real, desde el enfoque BEER (usado por el BCCR para fundar su política cambiaria) hasta los tres criterios del FMI para concluir que el tipo de cambio es de equilibrio, y el suyo propio. En Costa Rica –dice– “el tipo de cambio está alineado con los fundamentos a corto y mediano plazo”. ¿Qué significa en cristiano? Que el tipo de cambio está en equilibrio, se corresponde bien con las expectativas de balanza de pagos a corto y mediano plazo (no habrá sorpresas ni la supuesta crisis externa vaticinada por agoreros) y que en esa compleja materia hay total coincidencia entre lo que piensan el BID, el FMI y el BCCR. Yo he defendido la misma tesis y no puedo ocultar mi satisfacción.
La moraleja es que las cámaras, en vez de disparar al blanco equivocado, deben apuntar a los retos pendientes para mejorar su propia productividad y competitividad (y asesorarse mejor).