¿Por qué algunos países logran niveles de prosperidad envidiables mientras otros parecen condenados al fracaso? Un estudio que se publica hoy confirma lo que la evidencia empírica ha apuntado por más de 250 años: la libertad económica es un factor clave para el progreso de las naciones.
Adam Smith en 1755 fue uno de los primeros en identificar la relación causal entre libertad económica y desarrollo, al señalar que “poco más es necesario para llevar a un Estado a su máximo nivel de opulencia, desde el más bajo barbarismo, salvo paz, bajos impuestos y una administración tolerable de justicia: el resto lo traerá el curso natural de las cosas”.
El poder del libre mercado en generar riqueza fue incluso reconocido por Karl Marx, cuando en 1848 admitió que “en sus escasos cien años de dominio, la burguesía ha creado fuerzas productivas más masivas y colosales que todas las anteriores generaciones juntas”.
Con el fin de documentar objetivamente esta relación entre libertad económica y desarrollo, un grupo de economistas, liderados por el premio Nobel Milton Friedman, elaboró el índice de Libertad Económica en el Mundo, cuya decimonovena edición es publicada hoy.
Este analiza qué tan libres son las economías de 157 países en cinco áreas de política pública: tamaño del Estado, sistema jurídico y protección de la propiedad privada, acceso a una moneda estable, libertad de comercio internacional y regulaciones. Nótese que la libertad económica no es un concepto simplista que pueda achacarse a una sola política: el hecho que un país firme muchos TLC no lo hace necesariamente una economía libre, por ejemplo. Para ello hay que analizar el conjunto de políticas públicas y ver qué tan complementarias son unas con otras.
El informe revela que en el período 1990-2013 las economías más libres crecieron en promedio más rápido (3,27% anual) que las menos libres (1,17%). Un mayor crecimiento sostenido en el tiempo explica por qué los países más libres tienen un PIB per cápita promedio 5,5 veces superior a las de sus pares con economías más intervenidas.
El análisis muestra, además, cómo mayores niveles de libertad se traducen en indicadores de desarrollo humano (expectativa de vida, mortalidad infantil, etc.) significativamente superiores.
Más de 250 años después de la observación inicial de Smith, entender la relación causal entre libertad económica y prosperidad continúa siendo el principal reto para derrotar el subdesarrollo.
(*) Juan Carlos Hidalgo es analista sobre América Latina en el Cato Institute con sede en Washington. Cuenta con un BA en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional y una maestría en Comercio y Política Pública Internacional del George Mason University.