Me levanté con ánimo de discutir, y aquí les va, ni modo. Hay un montón de gente diciendo que, vistas las elecciones municipales del domingo pasado, el bipartidismo del PLN y el PUSC resurgió, que estas agrupaciones fueron las grandes ganadoras y que, entonces, la política costarricense se enrumba a la normalidad histórica. Sí, como no. Ahora cuéntenme una película de vaqueros.
Dirán los lectores: “Varguitas, ¡qué necedad! ¿No ve que el PLN ganó 48 alcaldías, casi el 60%, y el PUSC ganó 4 nuevas y quedó de segundo?”. Me argumentarán: “Si usted suma los votos del PLN en todos los cantones, logró el 31% de los votos y el PUSC, el 17%; ¿no ve que la evidencia es incontrovertible? Deje de fregar”.
Digo, con ánimo contrario, que tal aritmética no da para concluir que el bipartidismo resurgió, ni que los partidos tradicionales están en buen pie. Esos números, tomados a valor facial, esconden más de lo que enseñan. Sí estaría de acuerdo en que al Movimiento Libertario y al Frente Amplio les fue bastante mal y que el PAC sigue amorfo, sin estructuras locales.
¿Por qué? Para entender esos números, hay que poner en el candelero al menos tres temas que no se están considerando: el tipo de votante que acude a las urnas, el tipo de elección y los resultados electorales que se obtuvieron en su conjunto.
Empiezo por el tipo de votante. El perfil de los electores que votan en las municipales es distinto al de las nacionales.
En las nacionales, la mayoría es gente más joven, sin partido y urbana, mientras que en las elecciones locales tienden a votar más los matriculados con partidos, personas rurales y de más edad. Las agrupaciones políticas con estructuras locales tienen, pues, una ventaja de partida. En resumen, en estas elecciones, las personas con simpatías partidarias están sobrerrepresentadas.
En segundo lugar, aquí no hubo una elección nacional, sino 81 carreras locales, con problemáticas muy específicas en cada caso y, frecuentemente, con candidatos cuyos vínculos con las dirigencias partidarias nacionales son muy débiles. Esos candidatos no necesariamente están en el buche de los partidos de cara al 2018: no es seguro que trabajarán con la misma intensidad y gratis.
Finalmente, no hay que ver solo en cuántas alcaldías salió victorioso un partido, sino cómo quedaron los concejos municipales y por cuánto ganaron los triunfadores. Desde este punto de vista, los gobiernos locales quedaron muy fragmentados, en pocos casos hubo mesa gallega y, cuando ganó, el PLN tendió a ello por menos margen. Así que, señoras y señores, menos aritmética fácil y más atención a la realidad.
Jorge Vargas Cullell es gestor de investigación y colabora como investigador en las áreas de democracia y sistemas políticos. Es Ph.D. en Ciencias Políticas y máster en Resolución alternativa de conflictos por la Universidad de Notre Dame (EE. UU.) y licenciado en Sociología por la Universidad de Costa Rica.