Parece una trivialidad, y sin embargo para algunas personas no lo es. La famosa telenovela Yo soy Betty, la fea no estará disponible en la bandeja de Netflix.
A pesar de que se estrenó en 1999, y muchos son los cambios sociales, políticos y culturales que han ocurrido durante el siglo XXI, vale la pena preguntarse por qué este culebrón, realizado como un producto para las masas, es parte de nuestra memoria y atrae a un público que no había nacido cuando aparecía, por primera vez, en la pantalla.
Valga decir que es antiguo el mito del amor entre un personaje que representa la belleza y otro, la fealdad; asimismo la transformación —o acaso la transmutación— del ser horrible en hermoso ha acompañado a la humanidad durante siglos.
En la India se reconoce el mito del mortal Pururavas y la ninfa Urvasi, ambos enamorados, y al mismo tiempo marcados por la imposibilidad de consumar su pasión, pues se trataba de un hombre común y un ser celestial.
Acordaron encontrarse en secreto en un palacio bajo la promesa de mantenerse en la oscuridad e impedir que la ninfa observara la desnudez de su compañero, considerado un monstruo.
Los gandharvas, o divinidades menores que rigen los caballos del sol, robaron una oveja y dos corderitos que estaban atados bajo la cama de los amantes.
El mortal, al percatarse del hurto, se levantó despojado de toda ropa y fue iluminado por el sol. Urvasi lo miró y se vio obligada a abandonarlo. A hurtadillas lograron reencontrarse y creyeron que era necesario que les naciera un hijo, y que cuando los gandharvas volvieron a aparecerse, Pururavas les pidiera ser transformado en un ser del cielo. Su deseo se cumplió y recibió el fuego sagrado como recompensa por su sacrificio.
Mitología griega
El mito griego de Eros y Psique presenta ese encuentro entre un ser ominoso y otro, representante de la beldad. Era Psique una mortal hermosa e inteligente, su nombre significa alma y da origen a palabras como psicología, psiquiatría o psicoanálisis.
El dios Eros se enamoró profundamente de ella, sin embargo, su madre, la diosa Venus, envidió la belleza de Psique. El dios, de cuyo nombre se deriva la voz erotismo, por medio de argucias, logró convivir con ella en un palacio y se valió de la artimaña de hacerle creer que era un monstruo y que solo se presentaría por la noche, sin que nunca pudiera ser visto por ella.
Pasado un tiempo, y ganada la confianza, la joven solicitó ver a su padre y hermanas. El dios, conmovido, la complació y el progenitor se alegró, pues creía muerta a su hija; en cambio, las hermanas le hicieron ver a Psique el peligro de convivir con ese ser, que nunca se dejaba mirar y la convencieron de matarlo mientras dormía.
Psique decidió cumplir esa pretensión e iluminó a su acompañante nocturno con una lámpara de aceite. Al constatar que era un dios, dejó caer unas gotas de óleo caliente sobre el pecho de su amado, quien despertó y se alejó volando, pues estaba convencido de que sería implacable la ira de su madre, Venus.
Gracias a su inteligencia, Psique cumplió tareas imposibles impuestas por la diosa Venus. Sin embargo, cayó desfallecida por un sueño eterno. Eros la besó y convirtió en una semidiosa. De su unión nació una hija llamada Dicha o Felicidad.
Mitos y leyendas
Existe también una leyenda del ciclo del rey Arturo. Se dice que sir Gawain, miembro de la mesa redonda, fue obligado a casarse con una abominable dama. Después de celebrar el matrimonio, ella se transformó en una mujer de singular preciosura.
Dio al marido la posibilidad de escoger entre ser una esposa bella de día y grotesca de noche, u ominosa durante el día y hermosa en la sombra. Él expresó que sería ella quien tomara la decisión y esas eran las palabras justas que debía pronunciar para romper el hechizo y hacer perdurar su belleza.
Como imaginarán, estos mitos también nos hacen evocar el conocido cuento de La Bella y la Bestia y debe decirse que, en nuestro país, la autora guanacasteca María Leal de Noguera incluyó una versión titulada “La mano peluda” en su libro Cuentos viejos.
Por esas razones, una telenovela como la de Betty no es tan solo un producto televisivo para las masas, pues representa el diálogo con mitos y cuentos muy antiguos, que nos permiten fantasear sobre el encaminamiento de nuestras vidas hacia lo humano, bello y noble. Es válido, y nada trivial, preguntarse: ¿Podemos vivir sin ella?
El autor es profesor de Literatura Infantil en la UCR.