Editorial

Victoria inobjetable

Interpretar los resultados electorales de ayer como carta blanca para una ejecutoria inconsulta y dogmática, podría ser un error irreparable

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El país puso fin a un proceso electoral atípico, sin precedentes salvo forzadas comparaciones con un par de acontecimientos políticos de la primera mitad del siglo pasado. No hubo atipicidad, sin embargo, en el comportamiento cívico de los costarricenses y en el apego a la legalidad electoral. Podemos enorgullecernos, una vez más, de haber celebrado elecciones limpias, de cuyo ejercicio surge un gobierno constitucional legitimado por la voluntad del pueblo y comprometido con las instituciones republicanas.








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