Editorial

Patrullas varadas

La ley de tránsito es el mejor ejemplo de que la confianza depositada en la capacidad transformadora de la ley es excesiva

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Hace más de una década, la promesa de la ley de tránsito era limitar las tragedias cotidianas en las vías nacionales. Severas multas y otras sanciones obligarían a pensarlo dos veces antes de manejar intoxicado o a velocidades temerarias. Las carreras informales o piques terminarían con el arresto de los participantes. Nada de eso ocurrió.








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