El país da un paso adelante en materia de aeropuertos y el Gobierno de la República se anota un éxito. El 16 de mayo del 2016 será un día histórico, pues se firmó el contrato para el estudio técnico del emplazamiento y plan maestro de lo que será el Aeropuerto Metropolitano de Orotina, con la prestigiosa empresa británica Mott MacDonald, que deberá concluirlo y entregarlo en menos de un año.
Este estudio será el segundo porque hubo un primer trabajo de la empresa española Ineco, la cual, luego de buscar posibles lugares para la construcción, recomendó Orotina como el punto que reúne las mejores condiciones.
El trabajo contratado a Mott MacDonald consiste en definir las expropiaciones, el valor aproximado del futuro aeropuerto, las instalaciones y, por supuesto, el impacto ambiental. Lo subrayo porque, conociendo nuestro medio, no faltarán “expertos” que empiecen con la acostumbrada crítica a todo buen proyecto.
Si dos prestigiosas y conocedoras empresas coinciden en el lugar, no debemos, con poco o ningún conocimiento, entrar en cuestionamientos. Todo lo contrario, hay que presionar para que una vez concluida esta etapa, siga la expropiación de los terrenos y, por supuesto, de una vez por todas, la ampliación de la ruta 27.
La CCSS debe, desde ya, planificar un hospital moderno que cumpla con una población como la del Pacífico central, que desde hace años reclama el no contar con un centro de salud y tener que desplazarse al Valle Central, Puntarenas o al sur del país para recibir atención médica, que, además, será estrictamente necesario para operar un aeropuerto internacional de esta envergadura.
Medidas necesarias. A las Municipalidades de Orotina y San Mateo les corresponde, con la mayor de las urgencias, conseguir la aprobación de su plan regulador y de desarrollo urbano y empezar a controlar desde ya el crecimiento de sus cantones.
La Dirección General de Aviación Civil y el Cetac, en relación con los aeropuertos Juan Santamaría y Tobías Bolaños, deben trazar la hoja de ruta y planificar lo que será la futura operación del primero y el traslado y cierre del segundo.
El Juan Santamaría debe convertirse en el “aeropuerto doméstico”, con alguna operación chartera, de carga y para recibir las aeronaves que van a reparación en Coopesa. Para esto es urgente determinar cuál será la inversión necesaria que deba hacerse en el Santamaría en los próximos años, coordinando con Aeris, para no invertir más allá de lo estrictamente necesario.
Costa Rica, por su ubicación geográfica, es de por sí privilegiada para el tránsito aéreo internacional (pasajeros en tránsito y carga), pero las bellezas naturales, la biodiversidad, nuestras playas, volcanes, parques, la fama de ser un país en democracia, que abolió el ejercito hace más de sesenta años y , nuestra gente, hacen que el turismo del mundo entero quiera venir a visitarnos.
Necesitamos un aeropuerto moderno capaz de recibir quince millones de turistas al año y proyectarlo para mucho más que eso. Debemos pensar en grande.
Proyecto en grande. El Aeropuerto Metropolitano de Orotina debe ser diseñado como un centro de operaciones de aviones de cuerpo ancho, donde jamás nos provoque estrés, como hoy ocurre en el Santamaría, la operación simultánea y constante de aeronaves de esta envergadura.
He de reconocer que sentí mucho optimismo y emoción cuando el presidente de la República firmó el contrato en Orotina, pero debemos estar claros y advertidos de que si no avanzamos ya, en los aspectos que he mencionado, este proyecto será un sueño más, de esos que a los costarricenses se nos han venido haciendo costumbre y de los que nunca despertamos.
El Aeropuerto Internacional Metropolitano de Orotina tendrá un amplio espacio aéreo y terrestre, con condiciones óptimas para la aviación. La separación de las montañas y la ubicación prácticamente al nivel del mar lo hará eficiente, seguro y cómodo para las líneas aéreas, los pasajeros y la carga. Hasta hoy, vamos por buen camino.
El autor es piloto, exviceministro de Transporte Aéreo y Marítimo.