Alemania es el país de las universidades. Para visitarlas se necesita viajar muchos kilómetros, para hacer una escala en las más importantes, y especialmente en las que tienen interés para Costa Rica. Osnabruck, Múnich, Gotinga, Giesen, Tubinga, Dresde, Universidad de Humboldt en Berlín y la Técnica de Hamburgo son algunas de ellas, entre muchas otras.
No todas son estatales, hay privadas de prestigio también y muchos institutos de investigación. Algunos profesionales de nuestro país se han graduado allí. Desde la estación del tren en Osnabruck a la universidad no hay mucha distancia. Muchos van en bicicleta y centenares están a la salida de la estación. Es la ciudad de la Paz de Wesfalia, de la conclusión de la guerra de los 30 años.
Gracias a un grupo de académicos, amigos de nuestro país, se logró establecer un Centro Costa Rica en la universidad. Esto ha permitido multiplicar los contactos con universidades de nuestro país. No se trata de un programa de becas, sino de intercambio científico.
En la segunda reunión para iniciar las actividades del Centro, había 17 profesores integrando el grupo de trabajo. Provenían de las diferentes especialidades, entre otras, de educación, microbiología, geografía, psicología, teología, pedagogía, administración de empresas y lenguas. Todos con el objetivo de iniciar el programa de trabajo con nuestro país, que ya es una realidad y que se multiplica.
Desde la Embajada de Costa Rica apoyamos durante varios años esta posibilidad, que al final se concretó con el agradecimiento a todos los profesores que han mostrado interés y participación.
La primera actividad fue la visita de los decanos de Educación de nuestro país, provenientes de varias universidades. Luego vino la del rector de la Universidad de Costa Rica, Henning Jennsen, quien inauguró el Centro, en una actividad especial, celebrada en el auditorio del Parque Botánico Tropical de la Universidad de Osnabruck .
Así dio inició un giro muy interesante para el apoyo de proyectos académicos en nuestro país. Profesores de Costa Rica viajaron a Alemania, estudiantes alemanes e investigadores vinieron a San José. Dos seminarios de verano han tenido lugar, uno en cada país. La atención que muchos científicos de allí dieron a la investigación en temas de biodiversidad fue valiosa. La visita de los rectores de cuatro universidades públicas fue un paso importante, en noviembre pasado. Todos pasos pequeños para el intercambio científico.
Cooperación. La diplomacia científica es un esfuerzo dinámico y multiplicador para una nación pequeña. Los años de cooperación, iniciados por medio del ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Hans Dietrich Genscher, recientemente fallecido, ciudadano de honor de nuestro país por decreto legislativo, permitieron con el DAAD –programa de intercambio académico con Alemania– multiplicar el crecimiento científico de Costa Rica, formando nuevos profesionales en universidades germanas.
Hay muchísimos proyectos personales y acuerdos entre instituciones, que permiten abrir nuevos espacios de colaboración científica. Lo importante es que exista un trabajo ordenado de iniciativas, a fin de que nuestro país pueda crecer por medio de sus universidades en proyectos de investigación. La constancia y el dominio del idioma alemán son claves en este proceso. Así lo entienden los académicos alemanes, que también hacen esfuerzos por dominar el español. Son procesos que requieren tiempo.
Ciencia e investigación. Hasta la fecha, más de 2.400 centroamericanos se beneficiaron con una beca del DAAD para sus estudios de posgrado y estadías de investigación. Muchos de ellos desempeñan un rol de liderazgo en sus universidades y países; varios son acreedores de premios y reconocimientos por sus aportes a la ciencia, concretados en numerosas publicaciones científicas.
El 25% de los que han obtenido doctorados de Costa Rica, han realizado sus estudios en Alemania. Hay también más de 17 acuerdos entre universidades de ambos países, que han dado paso a iniciativas en el campo científico.
Esto permitió abrir espacios, posibilitar acuerdos y tender puentes. Para que este contacto se dé y se multiplique, hay que hacer periódicamente visitas a los centros de universitarios de manera constante.
Para hacer ciencia, hay que viajar, participar en congresos y tocar muchas puertas y multiplicar publicaciones académicas. Unas oportunidades se abren; sin embargo, otras requieren mucha paciencia para permitir el acceso a nuestros proyectos. Como nación pequeña, hemos de trabajar e insistir más.
Los diplomáticos tenemos que estar atentos y presentes cuando aparecen oportunidades para nuestros científicos, a fin de alertarlos de esos puntos de investigación.
Amigos científicos. La reciente permanencia del vicepresidente de la Fundación Max Planck, Bill Hanson, sueco de nacionalidad, especialista en biodiversidad, quien vino por primera vez con su equipo a Costa Rica, permitió dar paso hacia un acuerdo entre tres universidades de nuestro país y esta prestigiosa sociedad, que se concretará pronto.
“Me admira la limpieza de los laboratorios costarricenses”, dijo uno de los científicos del Max Planck, recientemente. En el campo de la investigación, es una buena observación.
La visita en abril de la ministra de Educación de Alemania, Johanna Wanka, ha sido un momento estelar en estas relaciones científicas, pues ha permitido dar a conocer nuestro sistema universitario y, además, intercambiar conocimientos en el campo de la educación dual y en nuevos contactos científicos.
Además de maestrías y doctorados, el sistema alemán permite abrir espacios a Costa Rica en proyectos de los grandes institutos de investigación, como lo son el Max Planck, el Fraunhofer Institute y la Sociedad Alemana de Investigaciones Científicas.
Costa Rica debe ampliar estos contactos, pues estos institutos, que con mucha frecuencia se asientan en Chile, Brasil y Argentina, facilitan el trabajo de nuestras universidades, ya que Centroamérica queda fuera de esta red científica.
En la diplomacia educativa, las universidades públicas son fundamentales, así como toda iniciativa científica que pueda ser valor para nuestro país. Aquí incluyo, además, las universidades privadas, que van ocupando espacios en la investigación.
Un ejemplo muy positivo fue un barco del Centro de Investigación Marina de Kiel, el cual realizó investigaciones en el mar Pacífico hace varios años, que permitió a científicos de nuestro país continuar investigaciones y proyectos en Alemania. Dos académicas costarricenses trabajan en ese centro científico.
El prestigioso investigador costarricense Javier Pizarro, quien labora en el Instituto Pasteur, en Francia, lo señala muy bien. Según su criterio, “la cooperación científica entre países desarrollados y no desarrollados es de suma importancia, pues los primeros cuentan con tecnología avanzada, mientras que los segundos, en muchos casos, poseen la materia prima de la investigación”.
Varios institutos alemanes trabajan muy cerca de la industria. La relación entre esta y la universidad es fundamental para el éxito de muchos proyectos, en Alemania al igual que en Costa Rica.
La empresa privada alemana sabe que debe trabajar en la investigación de nuevos productos, en conjunto con los grandes investigadores, que están en las universidades y en los institutos superiores de investigación.
La Universidad de Osnabruck se ha convertido en un punto de encuentro entre investigadores y jóvenes universitarios que han visto en Costa Rica un punto de intercambio y atracción para estudios, inicialmente en educación y microbiología, y que se ha expandido a otras ciencias.
El autor es diplomático.