El Fondo Monetario Internacional (FMI) no avalaría el contenido de la columna de Jorge Guardia publicada el pasado 24 de mayo sobre la carta que la Cámara de Exportadores y la Cámara Nacional de Turismo le enviaron al presidente del Banco Central. Sus planteamientos difieren, si el Sr. Guardia no pasa el test técnico del FMI probablemente también reprobaría el de cualquier Banco Central del mundo competitivo de hoy.
Dice la misiva: “La política cambiaria ha estado supeditada al logro exclusivo de metas de inflación, dejando totalmente en el olvido la competitividad del sector productivo nacional para promover la producción y el empleo”.
Lo que el Sr. Guardia no dice, habiendo sido presidente del Banco Central, es que la ley establece como objetivo subsidiario de esta entidad promover el ordenado desarrollo de la economía costarricense, a fin de lograr ocupación plena de los recursos productivos.
Tan olvidadizo ha sido nuestro Banco Central de este objetivo que, a pesar de tener inflación negativa, en el Programa Macroeconómico 2016-2017 así como en el de Proyecciones Macroeconómicas 2016-2017, ni siquiera se menciona la búsqueda del pleno empleo de los recursos.
Lo anterior pese a que, según la Encuesta Nacional de Hogares, en el quintil de ingresos más bajos de nuestra población la tasa de desempleo es del 26% y ahí, Sr. Guardia, viven más de un millón de costarricenses.
¿Qué opinaría el FMI sobre devaluar para mejorar la competitividad y los factores que inciden en ella? Si el Sr. Guardia, que es asiduo fanático del Fondo le consultara, le darían buenas noticias. Su más reciente informe Perspectivas económicas para la economía mundial, publicado en octubre del 2015, literalmente dice: “Los movimientos más recientes de los tipos de cambio han sido especialmente fuertes, lo cual ha dado pie a un debate en torno a sus posibles efectos sobre el comercio. La experiencia histórica (estudio de más de 30 años) de las economías avanzadas y de mercados emergentes y en desarrollo indica que las variaciones del tipo de cambio suelen tener repercusiones sustanciales sobre los volúmenes de exportación e importación. Una depreciación efectiva real del 10% de la moneda de una economía se asocia a un incremento de las exportaciones reales netas del 1,5% del PIB en promedio (…). La mayoría de los ajustes se producen durante el primer año¨.
Para el FMI y las Cámaras, a corto plazo y en mercados distorsionados por exceso de gasto público financiado con deuda externa, teniendo un diferencial de tasas de interés que favorece la conversión de dólares a colones y otros ingresos de capital no identificados, la competitividad se afecta con la guerra de divisas y el tipo de cambio.
Claro está que para las Cámaras y el FMI, a mediano y largo plazo, la competitividad depende de otras variables estructurales señaladas en la telaraña de productividad del Foro Económico Mundial como infraestructura, educación, tramitomanía, etc., todos elementos que es lógico que se modifiquen en períodos largos de tiempo.
Mientras tanto, lo que el Sr. Guardia no dice es qué hacemos si la agricultura e industria de exportación y el turismo, debido a las devaluaciones significativas, no importa la razón por la que se dieron en Brasil, México, Perú, Colombia, entre otros, reducen operaciones o se mueven a esos países. ¿En dónde se van a meter los más de 600.000 empleos que se originan en esos sectores?
¿Por qué el Sr. Guardia no hace ninguna mención a la eficacia del Banco Central de Estados Unidos (Fed) que tiene –contrario al nuestro– al mismo nivel de importancia los objetivos de control de inflación y pleno empleo de los recursos con políticas monetarias no convencionales, que llevaron al extremo de comprarles activos tóxicos a los bancos comerciales para inyectarle trillones de dólares a la economía?
Lo anterior, según las tesis del Sr. Guardia, hubiese ocasionado una hiperinflación, pero, por el contrario, bajaron la inflación del 5% a menos del 1% y, lo que es más importante, bajaron el desempleo del 10% al 5%.
¿Por qué el Sr. Guardia sigue insistiendo en que el tipo de cambio real actual es de equilibrio cuando el mismo Banco Central en su documento Reflexiones del tipo de cambio real reconoce que hay una pérdida de competitividad del país por tipo de cambio del orden de 30 puntos porcentuales? Esto sin que los sectores productivos hayan sido responsables de la situación, ocasionada por un mercado no perfecto, distorsionado que no obedece a movimientos fundamentales de bienes y servicios, sino a movimientos financieros o de gasto público.
Laura Bonilla
Presidenta de Cadexco
Pablo Heriberto Abarca
Presidente de Canatur