El solidarismo ha hecho una contribución significativa a la dinamización de amplios sectores de nuestra economía, a la equidad, a la solidaridad, a la democracia económica y a la reducción de la pobreza a lo largo de sus 68 años de existencia. Excepto por mezquindad, mala fe o desconocimiento, nadie debería discutir que buena parte de la paz social del país descansa en su positivo actuar.
Como la organización social-laboral más importante del país, debemos seguir avanzando a pasos firmes para constituirnos en un referente nacional en la construcción de una Costa Rica más próspera, justa y con participación creciente de los trabajadores en la orientación del desarrollo al que aspiramos como sector. En este camino, el solidarismo tiene varios retos estratégicos:
Integración. Se requiere un esfuerzo gradual y firme para integrar al sector, basados en un marco de compromisos éticos y estratégicos de interés compartido. Una golondrina no hace verano. Una sola organización, por grande que sea, nunca tendrá la fortaleza de iniciativas conjuntas y concertadas, especialmente cuando se trata de promover o defender al solidarismo de intentos constantes por borrarlo del escenario social y político nacional. Es necesario avanzar hacia una agenda interna de colaboración y cooperación mutua entre organizaciones del sector, y buscar las coincidencias en vez de las diferencias.
Visión estratégica e incidencia. Es fundamental promover una visión del país y un norte común como sector, para participar más activamente y de forma protagónica en la discusión sobre el modelo de desarrollo, los temas de la agenda nacional de desarrollo y su incidencia en políticas públicas con principios y valores solidaristas.
Acuerdos nacionales. La gobernabilidad del país está severamente dañada. Por su naturaleza social, el solidarismo está llamado a contribuir proactivamente, juntos con organizaciones empresariales, públicas, sindicales, cooperativas, académicas y de otras instancias de la sociedad civil organizada, a la urgente tarea de renovar nuestro contrato social.
Ello con el propósito de que como nación volvamos a dialogar y a ponernos de acuerdo sobre los objetivos de desarrollo de interés superior, por encima de intereses gremiales, sectoriales o individuales. Es urgente tender puentes, pues lo que está en la balanza es echar marcha atrás en los logros que como sociedad democrática hemos impulsado a lo largo de nuestra historia.
Pensar en grande. Una tarea estratégica consiste en pasar de ser un conjunto de acciones individuales ciertamente exitosas, al desarrollo de iniciativas conjuntas que aprovechen la visión social y el peso financiero de las asociaciones solidaristas para participar en proyectos de encadenamiento y colaboración de mayor envergadura, incluido crear o participar en fondos de inversiones institucionalizados público-privados o en fideicomisos públicos que financien proyectos de transformación nacional o sectorial.
Prioridad de lo social con enfoque financiero. El fondo de capitalización laboral que da sustento al solidarismo es un instrumento de transformación social y económica, no un fin en sí mismo. El posicionamiento del solidarismo como movimiento social-laboral no está en la generación de excedentes per se, sino en su contribución a la lucha contra la pobreza, la generación de empleo digno y con ello a la reducción de la concentración de la riqueza cada vez más creciente.
Es fundamental fortalecer áreas clave de brechas del progreso social con las carteras de inversión y préstamo de las asociaciones solidaristas, y mejorar la nutrición, la seguridad, la vivienda, la educación y el acceso a los derechos, es decir, menos financiamiento al consumo y más inversión en desarrollo nacional y sectorial.
Cultura y gestión organizacional. Es necesario avanzar hacia el fortalecimiento y modernización de la cultura y la gestión organizacional de las instituciones del sector, especialmente de las federaciones y asociaciones solidaristas, y dotarlas de herramientas de gestión, de emprendedurismo e innovación para asegurar su continuidad y sostenibilidad social y financiera como organizaciones social-laborales.
Más allá de los nublados del día, reconocemos que Costa Rica tiene aún grandes condiciones para avanzar hacia mayores niveles de equidad, participación democrática e inclusión social para la mayoría de sus ciudadanos.
El Movimiento hace un llamado a los diferentes actores del desarrollo para contribuir brazo a brazo, y sin distingos de consideración política o de otra naturaleza, en la búsqueda de soluciones y alternativas de interés nacional compartido. Para mañana es tarde.
El autor es vicepresidente del Movimiento Solidarista.