Vivimos horas de incertidumbre. Empresas y consumidores así lo reflejan en encuestas de confianza. El futuro aparece, día a día, con presagios adversos. No duelen tanto los sacrificios del presente; abruma, más bien, la perenne sensación de deterioro, sin derroteros ciertos. Necesitamos nortes y, sorprendentemente, en algunos campos los tenemos.
Ciertas iniciativas silenciosas nos asombran al mostrarnos luces de esperanza justo en el borde de los nubarrones. Por eso quisiera envainar hoy mi machete crítico porque necesitamos saber que no todo en el país es oscuro.
Existe una materia de la vida nacional en la que pareciera que el futuro no nos pasará de lejos. Me refiero a las grandes perspectivas que vienen de la mano del mundo digitalmente conectado.
Estos enfoques incluyen, pero no agotan, las tecnologías de la información y la comunicación y los objetos inteligentes e interactivos.
De sobra está decir que llegamos un poco tarde a esta cita con el destino, pero podríamos recuperar el terreno perdido si existiera voluntad política, alianzas estratégicas y una ruta clara.
Siento que estamos amarrando las tres condiciones para un despegue paradigmático. Que me acusen de optimista.
Costa Rica Digital. El pasado 27 de agosto el Consejo Presidencial de Innovación dio su respaldo a diez proyectos orgánicos que construyen un ecosistema digital con posibilidades de convertir a Costa Rica en pionera en América Latina.
No seremos mezquinos ni con nuestros sueños, ni con nuestros reconocimientos. Desde hace varios meses viene gestándose una silenciosa alianza estratégica entre el Comex, la academia y el sector privado, con el apoyo de Camtic, CPC y Caatec.
Recientemente, con el liderazgo de don Marcelo Jenkins, se sumó el Micitt. La multinacional Cisco, con sus enormes capacidades, ha asumido la dirección metodológica de este proceso, siguiendo una tradición de responsabilidad corporativa cuyos proyectos ya alcanzan notables éxitos en países emblemáticos como Israel, Francia y España.
Se pretende construir un enfoque sistémico que aborde y relacione lo social, lo productivo y lo institucional y se complemente con el diseño de una política sectorial de fortalecimiento del ecosistema de las pymes tecnológicas de TIC, propiciado por la generosa cooperación del Gobierno de Corea.
Se parte de valorar la potenciación de políticas públicas, la intervención académica y las iniciativas privadas por su impacto holístico en tres sistemas interconectados: progreso social, productividad empresarial y eficiencia del Estado.
Estos tres grandes pilares sintetizan el alfa y el omega de las aspiraciones nacionales. Son diez proyectos consensuados, algunos en marcha, con financiamiento definido; otros están en proceso de implementación y algunos en la fase de diseño.
Ellos construyen el concepto Costa Rica Digital, mediante el cual se abordan, ambiciosamente, los tres ejes desde una plataforma de tecnología de primer mundo y se promueve la creación masiva de habilidades blandas para una población digitalmente empoderada en comunidades en conexión.
Atención a las pymes. En la visión que enlaza Costa Rica Digital, el acceso a oportunidades para nuestra gente y el mejoramiento de su talento definen las condiciones básicas de la inclusión social, condición esencial de progreso humano.
El eje de productividad empresarial pasa por el necesario fortalecimiento del ecosistema digital de las pymes, para facilitar su capacidad de innovación y mejorar su encadenamiento con el parque empresarial, con mayor participación en el valor nacional agregado.
También aborda la gestión pública con capítulos que incluyen la administración de justicia, la digitalización de los servicios de salud, la universalización efectiva de la alfabetización digital en la educación pública y mayor transparencia sistémica en la prestación de servicios estatales.
De forma conexa y articulada, viene la inclusión de Internet de las cosas (IoT), bajo el liderazgo de la empresa PTC. Esta área tecnológica permea, en cada vez más países, el entorno social y productivo.
La industria, la manufactura y la agricultura están cada vez más fortalecidas por objetos inteligentemente conectados.
Costa Rica Digital define el desarrollo piloto de alguna ciudad inteligente en Costa Rica, que haga uso de todos los entornos de digitalización, así como la creación de clústeres regionales de innovación. Todo ello se vincula con el desarrollo de una red nacional de capacitación de técnicos y profesionales en todos los niveles y territorios para que el enriquecimiento del talento humano mejore las condiciones de empleabilidad nacional.
Voluntad política. Estos no son propósitos vagos sin contenido práctico. Es un plan ambicioso, pero factible, con iniciativas que hacen sus primeros pasos concretos.
El apoyo del Consejo Presidencial de Innovación ofrece el marco de respaldo gubernamental que asegura la articulación institucional de los ministerios concernidos con los actores protagónicos. Y lo mejor de todo: no necesita leyes, sino voluntad política.
No pasará años varado en la eterna antesala legislativa. No recarga el erario, pues cuenta con fondos de acceso discrecional institucional ya existentes, contribuciones privadas, de la cooperación internacional y de la academia.
Me rehúso a aceptar que iniciativas sistémicas tan factibles y de tanto potencial se queden en el papel. Pero debo conceder que todo es posible en el ambiente enrarecido de nuestras discordias burocráticas.
De hecho sabemos cómo se alarga sine díe el expediente digital de salud y nos consta que hasta lo más simple y menos controversial puede quedar aletargado. Es el caso dramático de las trabas que sufre la puesta en marcha de la red nacional de cuido.
Por eso debemos dar la mayor publicidad a iniciativas como estas, ya que su ejecución depende, en gran medida, del más amplio empoderamiento social que logren. Sembremos también esperanzas.
Velia Govaere es catedrática de la UNED.