Quiero agradecer a los ciudadanos que otorgan al Partido Liberación Nacional la fracción parlamentaria mayor en la nueva Asamblea Legislativa. Igualmente, agradezco a los compatriotas que, con su voto, honraron a nuestra papeleta presidencial. El trabajo de decenas de miles de colaboradores hizo posible los resultados del 2 de febrero. La gratitud de nuestro partido, de los diputados electos y la mía personal es grande con todos.
He vuelto a recorrer los caminos de la patria. He percibido el sentimiento de los costarricenses, he oído sus razones, he prestado atención a sus juicios. He consultado sondeos que miden las corrientes profundas de la opinión pública. Y he comprobado la existencia de una voluntad inclinada, más y más, hacia el relevo del partido en la gestión del Gobierno. La campaña hacia la segunda ronda de votación se presenta muy difícil y llena de obstáculos. Los recursos y el tiempo son tan limitados como inmensa es la tarea de revertir la tendencia contraria. Por razones éticas, es inaceptable el recurso a tácticas innobles en el afán de variar las percepciones políticas.
La política, que es ciencia de realidades, tiene su propia lógica. La sensatez indica que ahora, más que nunca, hay que sopesar los elementos de la realidad y actuar en consecuencia. Por ello, con firmeza de ánimo, hago saber mi decisión de concluir hoy esta campaña por la presidencia de la República. Más allá de mi aspiración está Costa Rica. La prudencia aconseja no gastar millones de colones en propaganda, reuniones y movilizaciones. Acatamos las normas constitucionales aplicables, pero me abstendré de cualquier actividad electoral.
Nuestro partido, los diputados electos y este servidor comunicamos la disposición a participar institucionalmente en la construcción de un acuerdo nacional por la producción, la equidad y la gobernabilidad. Sin más consideración que el bien superior de Costa Rica, estamos decididos a apoyar proyectos de ley incluidos en un acuerdo nacional. Es necesario enderezar, pero no reemplazar, el camino costarricense hacia el desarrollo. El acuerdo nacional tiene que ser transparente, de cara a la ciudadanía y bajo su estricta vigilancia. Fuera de los temas del acuerdo nacional, nos aprestamos a ejercer de nuevo la oposición responsable. La misión histórica del Partido Liberación Nacional sobrepasa una contienda por la presidencia de la República.
Desde la infancia y la juventud me incliné por el servicio público, inspirado en el ejemplo de mis mayores. Con ese espíritu de patriotismo, acepté el desafío de empuñar el estandarte verde, blanco y verde.
Reafirmo mi vocación de servicio público y mi propósito de continuar con la acción política. La satisfacción del deber cumplido recompensa mi gestión pública de dos décadas que marcan huella. Dedicaré mi mejor esfuerzo al fortalecimiento del Partido Liberación Nacional, renovando su esencia socialdemócrata. Las condiciones adversas nos llevan a reposicionarnos en preparación de nuevas batallas por Costa Rica.
Próximamente recorreré el país para abrazar a nuestros dirigentes, a quienes no debo exponer en un proceso desgarrador que podría afectar el alma nacional. Les confieso que no hallo las palabras adecuadas con que expresar mi más honda gratitud hacia todos quieres me abrieron su corazón, compartieron su inteligencia o su músculo y me tendieron su mano. Que Dios les pague tanta generosidad.
Al concluir este proceso, comparto con los compatriotas mi fe inquebrantable en el porvenir de Costa Rica. Sin amargura ni frustración, mi corazón queda limpio y sereno al servicio de la patria. Que la Providencia ilumine a los nuevos gobernantes, nos guíe en la oposición y bendiga siempre a Costa Rica.
Agradezco a los amigos periodistas su comprensión en este trance tan difícil que me obliga a posponer la atención a sus preguntas.
Nos les digo adiós, sino hasta luego…