En días pasados, Telenoticias informó que Elena Jensen Villalobos, hija de Henning Jensen, rector de la Universidad de Costa Rica (UCR), fue nombrada en el Centro Infantil Laboratorio (CIL) en una plaza supuestamente financiada con fondos de servicios especiales de la rectoría.
También informó que el ascenso de Elena Jensen parecía haber ocurrido demasiado rápido y que a Rocío Barquero, directora del CIL, quien al parecer no respaldaba ese ascenso, no se le renovó su nombramiento.
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De esta forma, el reportaje de Telenoticias sugeriría que la hija del rector pudo tener un supuesto trato preferencial y que, por oponerse a ello, Barquero no continuó en el puesto que ocupaba.
A lo anterior, el rector Jensen respondió con una descalificación del trabajo de Telenoticias, cuyos reportajes consideró “descontextualizados y cargados de maliciosas insinuaciones” y agregó que esas informaciones estaban “interesadas en destruir la buena imagen” de la UCR y “en degradar sus contribuciones sustanciales a la sociedad costarricense”.
Sindeu. Con estas declaraciones, el rector Jensen intentó que la información difundida por Telenoticias fuera interpretada como parte de una campaña contra la UCR, sin considerar siquiera la posible participación del Sindicato de Empleados (Sindeu) de la UCR en dichos reportajes.
Considerar la posibilidad de esa participación es relevante, pues las relaciones entre el Sindeu y la Rectoría se deterioraron significativamente el año pasado, luego de que Jensen se pronunció a favor de reducir las anualidades (un 5,5% del salario base).
¿Por qué, entonces, Jensen concentró todo su esfuerzo en desacreditar a Telenoticias en vez de sugerir, por lo menos, la posible participación del Sindeu?
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Dado el tipo de cultura institucional que predomina en la UCR, es más fácil tratar de conseguir la simpatía y el apoyo de la comunidad universitaria para enfrentar a un supuesto enemigo externo ( Telenoticias ) que para impugnar a un poderoso e influyente adversario interno, en este caso el sindicato.
Además, en el contexto de la actual negociación del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), conviene no atacar al Sindeu, cuyo respaldo siempre es fundamental para movilizar a la comunidad universitaria en toda marcha por más presupuesto.
Resultados. De acuerdo con un reportaje del Semanario Universidad, el escándalo Jensen ya se extendió al exvicerrector de Acción Social, Roberto Salom.
Según declaró Barquero a dicho semanario, Salom, mediante “una persona intermediaria” le mandó a decir “que no era su decisión” no haber renovado su nombramiento como directora del CIL “y que lo lamentaba mucho”.
También el escándalo ya generó que la nueva vicerrectora de Acción Social, Marjorie Jiménez, se inaugurara en el puesto con unas declaraciones publicadas en el Semanario Universidad, en las que defendió decididamente la controvertida decisión de la rectoría de no renovar el nombramiento de Barquero.
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Jensen ya solicitó que todo el asunto sea investigado por la Contraloría Universitaria y el Sindeu presentó una denuncia contra Jensen ante el Consejo Universitario y ante la Contraloría General de la República, y solicitó que el rector sea separado temporalmente de su cargo.
Independientemente de lo que la Contraloría Universitaria y el Consejo Universitario concluyan (seguramente concluirán que no hubo ninguna irregularidad), está claro que la segunda administración de Jensen, apenas en su inicio, ya fue herida de muerte, con un daño irreparable para la imagen institucional de la UCR: probablemente, el paso de Jensen por la Rectoría será recordado por su hija.
El autor es historiador.